LAS CULTURAS MESOAMERICANAS Y SU RELACIÓN CON LA ANTROPOLOGÍA SOCIAL
Enviado por Marina Coyote • 24 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 1.726 Palabras (7 Páginas) • 431 Visitas
ENSAYO: LAS CULTURAS MESOAMERICANAS Y SU RELACIÓN CON LA ANTROPOLOGÍA SOCIAL
LAS CULTURAS MESOAMERICANAS Y SU RELACIÓN CON LA ANTROPOLOGÍA SOCIAL
En el presente ensayo se abordará la forma, o formas, en las que se relaciona la antropología social con las culturas mesoamericanas. Para ello es importante destacar la necesidad de, por así decirlo, establecer límites geográficos para analizar la cultura. De esta necesidad surge el concepto de área cultural, “que consiste en la delimitación del terreno concomitante a una cultura”. (Viqueira, 2001: 70)
Para estudiar el periodo precolombino, Paul Kirchhoff (1967) propone configurar un área cultural denominada Mesoamérica, ésta sólo pudo existir antes de la llegada de los españoles, pues se entiende que en ella habitaron pueblos con características más o menos homogéneas, que compartieron patrones culturales y también hubo en ellos ausencia de patrones o rasgos.
Ahora bien, ¿cómo influye Mesoamérica en la antropología social? Ya mencionaba antes que el concepto de área cultural surge a partir de los estudios de cultura y de encontrar una manera que facilite tal estudio. ¿Quiénes se dedican a este tipo de estudios? En gran medida han sido los antropólogos. El concepto se hizo a partir de la referencia a las culturas aborígenes de Norteamérica. No obstante, no hay que perder de vista que dentro del territorio lo más importante son las personas. Así, puede hablarse de culturas mesoamericanas, es decir, pueblos que habitaron Mesoamérica antes de la llegada de los españoles. Muchos de estos pueblos mezclaron sus costumbres con las hispanas, dando lugar a sincretismos, préstamos culturales y otros fenómenos. Si bien la antropología no estudia el pasado de las etnias, sí se vale del estudio de éstas en el tiempo para explicar problemáticas actuales.
Muchos problemas de investigación en el área antropológica pueden rastrearse hasta el periodo prehispánico, por ejemplo, los rituales para la petición de lluvias, la cura de enfermedades a la usanza tradicional, entre otros.
Puede decirse que los pueblos han buscado formas de adaptarse al medio —tanto geográfico como cultural— y de dar continuidad a su cultura. Si bien varias prácticas se han perdido en el camino o se han modificado, todo ello consiste en un mecanismo de supervivencia. ¿Qué es lo que queda de Mesoamérica en la actualidad? Más que territorio, nos centraríamos en los grupos étnicos; aunque, ciertamente, hayan modificado ciertos aspectos de su cultura tales como la indumentaria, la lengua, la actividad económica y otros elementos. Es en estos grupos donde pueden “leerse” las huellas de Mesoamérica.
Como individuos que constituyen grupos sociales, éstos se ven inmersos en los problemas que acontecen en la actualidad tales como la pobreza, la migración, la discriminación, o el narcotráfico. Muchos de estos individuos, para insertarse al mundo, han tenido que modificar sus prácticas culturales e, incluso, han cambiado su imagen externa. Por ejemplo, la tribu urbana denominada mazahuacholoskatopunks, nombrada así por el fotógrafo Federico Gama, de quienes dice que:
Son jóvenes indígenas y rurales —hombres y mujeres— que provienen de diferentes estados de la República Mexicana como Hidalgo, Veracruz, Oaxaca, Estado de México y Puebla, entre otros.
Pertenecen a diversas culturas pero se integran como un solo grupo en la Ciudad de México por que comparten algunas características: son inmigrantes que trabajan en empleos similares (la construcción, los hombres y las labores domésticas, las mujeres); se congregan en espacios determinados (la Alameda Central, la Feria de Tacubaya, los alrededores del mercado de San Ángel y los rumbos de las estaciones del metro Tacuba, Hidalgo, Pino Suárez y Observatorio); se buscan y se encuentran los domingos —su único día de descanso— para socializar, divertirse, platicar, bailar, comer, tomar cerveza y buscar pareja, y porque además han adoptado como propio el atuendo de cholos, skatos, punks, darks, emos o rockers o la mezcla de todo esto, logrando así crear su propia identidad urbana. (Gama, 2013)
Ciertamente el retrato que nos ofrece Federico Gama dista mucho del que obtendríamos de fuentes etnográficas de la Colonia. No obstante, son jóvenes indígenas —en su mayoría, mazahuas— que han tenido la necesidad de salir de su comunidad hacia la Ciudad de México para buscar un empleo. Para insertarse en el nuevo territorio es menester, quizá, abandonar la indumentaria tradicional para vestirse a la usanza de los urbanitas. Sin embargo, lo extraordinario de esta aculturación es que los individuos, más que negar su cultura, su “otredad”, aquello que los diferencia de los capitalinos, acentúan más los rasgos de su cultura transformándolos al adoptar otros rasgos provenientes de otras culturas. Todo ello desemboca en una imagen que exalta el barroquismo de las formas. ¿Qué tiene que ver Mesoamérica en todo esto? Me parece que la respuesta estriba en la configuración de la identidad, cuyo estudio sería tema de otro ensayo.
Tradición oral
Otro elemento medular en la cosmovisión de un pueblo es el de la tradición oral. Aquí, en este rubro, tienen cabida varios temas: educación, historia, astronomía, política, etcétera. Para los pueblos mesoamericanos era importante recordar los aspectos que configuraban su cultura. Algunos relatos nos han llegado por tradición oral y por documentación hecha a lo largo del tiempo. Como apunta Alfredo López Austin (1998: 14): “hoy existen creencias, mitos y ritos derivados de los antiguos, y no pueden pasar inadvertidos en el estudio del pensamiento mesoamericano.”
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