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LEYENDAS DE MEXICO


Enviado por   •  11 de Marzo de 2014  •  1.471 Palabras (6 Páginas)  •  395 Visitas

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Índice

Leyendas para niños pequeños

El árbol encantado………………………pag.8

El señor de los siete colores…………...pag.9

Nacimiento del sol y la luna…………...pag.10

Leyendas interesantes

El árbol del vampiro……………………pag.12

La mulata de Córdoba…………………pag.13

Leyendas de terror

El diablo en pañales…………………...pag.16

Calle del puente del clérigo…………...pag.17

Leyenda de la llorona………………….pag.18

Leyendas para niños pequeños

El árbol encantado

Hace mucho mucho tiempo, había un niño que paseaba por un prado en cuyo centro encontró un árbol con un cartel que decía:

“Soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás”.

El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas otras, ¡pero nada!

Rendido, se tiró suplicante, diciendo:

- “¡¡Por favor, arbolito!!”,

Y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía:

“Sigue haciendo magia”.

Entonces el niño dijo:

- “¡¡Gracias, arbolito!!”,

Y se encendió dentro del árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate. El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que “por favor” y “gracias”, son las palabras mágicas.

El señor de los siete colores.

(Leyenda mazateca, México)

Cuenta que hace mucho tiempo el arco iris era un señor muy pobre. Tan pobre que no tenía ropa que ponerse. Su desnudez le apenaba mucho y decidió un día buscar una solución, pero no se le ocurría nada:

-¿De dónde voy a sacar yo ropa?

Y se ponía aún más triste. Un día brillo en el cielo un gran relámpago, y decidió ir a visitarle.

-Tal vez él pueda ayudarme.

Así que se puso en camino y, después de varios días de viaje, llegó ante él. Mientras le contaba sus penas, el relámpago le miraba con tristeza y parecía estar pensativo. Hasta que habló:

-Grande es mi poder, pero no tanto como para darte ropa. Sin embargo tu historia me ha conmovido y por eso te voy a hacer un regalo. Te voy a dar siete colores. Con ellos podrás pintarte el cuerpo y vestirte para siempre. Además, aparecerás ante la gente después de las tempestades y anunciarás la llegada del sol. La gente te querrá y te mirará con asombro.

Y así fue como, a partir de ese momento, al arco iris se le llamó el Señor de los Siete Colores.

Nacimiento del Sol y la luna

Cuando la tierra estaba en la oscuridad; cuando era siempre de noche, los poderosos que vivían en el cielo se reunieron para crear el Sol y que hubiera luz en la Tierra. Ellos se reunieron en una ciudad llamada Teotihuacán que había en el cielo, y de la cual la ciudad de Teotihuacán que está en México era como una sombra o un reflejo. En esa ciudad celeste de Teotihuacán encendieron una enorme hoguera. Aquel poderoso que quisiera convertirse en el Sol, debía arrojarse en esa hoguera y quemarse en ella. De ella saldría convertido en el Sol.

Había dos que querían hacerlo. Uno era grande, fuerte, hermoso y rico. Estaba vestido con ropas de lujo y adornado con piedras preciosas. Les ofrecía a sus compañeros oro y joyas, muestras de su orgullo. El otro era pequeñito, débil, feo y pobre; su piel estaba cubierta de llagas. Estaba vestido con su ropa de trabajo. Como era pobre sólo podía ofrecer la sangre de su corazón, sus buenos y humildes sentimientos. Cuando llegó la hora de arrojarse a la enorme hoguera, el grande y rico no se atrevió, tuvo miedo y salió corriendo. Entonces el pequeñito, feo, que era muy valiente, se arrojó a la hoguera. En ella se quemó y salió de ella convertido en el Sol. Cuando el otro lo vio, sintió vergüenza y también se arrojó a la hoguera. En ella se quemó y en el cielo apareció otro Sol.

Los poderosos estuvieron de acuerdo en que no podían existir soles en el firmamento, así que decidieron apagar el segundo, el que había sido creado por el guerrero grande y fuerte. Tomaron un conejo por las patas y con mucha fuerza lo lanzaron contra el segundo Sol. Su brillo disminuyó de inmediato y quedó convertido en la Luna. Por eso hasta la fecha, en la Luna podemos ver a la figura del conejo que acabó con

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