La Civilización Inca

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La Civilización Inca

La Civilización Inca, Incaica o Quechua, fue una cultura precolombina suramericana que se ubicó en la región occidental del continente, a lo largo de la costa del pacífico y el altiplano andino. [pic 3]

Fue una de las últimas culturas originarias en conservar su independencia durante la Conquista de América. Se extendió entre los años 1438 y 1533.

Se trató de una civilización muy desarrollada en labores agrícolas, de ingeniería y de tejido. Su tradición cultural aún puede percibirse en los países de Ecuador, Perú y Bolivia.[pic 4]

Sin embargo, anteriores a ésta, existieron otras civilizaciones muy influyentes: Chavín de Huantar, Huarí y Tiahuanaco. [pic 5]

Dentro de éstas, la cultura Chavín fue una de las más destacadas y antiguas, pues se la conoce como la matriz de la civilización andina, y se extendió por el norte y centro del actual Perú, aproximadamente entre los años 1000 y 300 a.C.

De esta cultura aún quedan numerosas piezas de alfarería, metalurgia y trabajos en piedra. Sus obras se caracterizaban por representar plumas, serpientes, pues su religión se basaba en la creencia de seres sobrenaturales con rasgos felinos y de aves como el cóndor, el halcón o el águila.

La civilización era gobernada por los sacerdotes, quienes se llevaban todas las riquezas, al igual que la clase guerrera. En cambio, el resto del pueblo debía trabajar y producir cada vez más, mientras pagaban tributos a los sacerdotes, que “entregaban las ganancias a los dioses”.

La cultura Huari se asentó cerca de lo que hoy es Ayacucho, en las tierras del sur de Perú. Se caracterizaron por sus construcciones, tejidos y piezas de alfarería, decorados geométricamente con variados colores. [pic 6]

Entre las construcciones se pueden destacar sus recintos rectangulares, que estaban divididos en calles y separados por altos muros de piedra. Además, construyeron canales de riego para disponer de tierras fértiles y poder producir sus alimentos.

Los Huari se fueron expandiendo hasta tomar el centro de la región andina, incluyendo Cuzco; y políticamente, al igual que los Chavín, se dividían en sacerdotes, guerreros y por último el resto del pueblo.

La civilización de Tiahuanaco, se asentó en el sureste del lago Titicaca, en la actual Bolivia. Se caracterizaron por su arquitectura con decoraciones en relieve, con rasgos de felinos y serpientes, presentes, además, en todas sus demás obras, con variados colores.[pic 7]

Para obtener granos, construyeron terrazas muy altas.

La Llegada del Imperio Inca

Es difícil determinar con exactitud cuándo se originó ésta civilización, pero lo que sí es indudable es que, una vez asentados, comenzaron un gran proceso de expansión y conquista, arrasando con todos a su paso.[pic 8]

Se calcula que se instalaron en la región de Cuzco, alrededor del siglo XIII d.C. y a partir de allí, se expandieron a lo largo del océano Pacífico, ocupando parte de los territorios actuales de Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Ecuador y Colombia. Lograron convertirse en el Estado más importante y poderoso antes de la presencia de los españoles.

Cuenta la leyenda que existieron cuatro hermanos –los hermanos Ayar- y que uno de ellos –el Manco Capac- por ser el más poderoso y fuerte de los guerreros, fundó la ciudad de Cuzco, donde se originó la civilización.

Para conquistar nuevos territorios se basaban en combinar técnicas estratégicas y el enfrentamiento bélico.

Primeramente, conquistaron zonas cercanas a Cuzco. Lucharon contra pueblos como los Chancas, los Huancas, los Chinchas, entre otros.

Su objetivo no era destruir a los pueblos, sino incorporarlos a su cultura para crecer cada vez más. Lo que hacían era comenzar un diálogo con el representante de cada pueblo e intentar convencerlo para que acepte unirse a ellos y en caso de negación, utilizaban su ejército. Controlaban sus recursos y su población a través de centros administrativos y respetaban el idioma de los nuevos pueblos, su religión y hasta sus costumbres. [pic 9]

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