La Violencia

a violencia es el tema central de la novela y vemos en ella una producción literaria realizada con estética. La obra encierra un testimonio de los hechos ocurridos en Tuluá y sus alrededores, en el valle del cauca.

Podemos decir además que la obra de Gustavo Álvarez Gardeazábal, “Cóndores no entierran todos los días” es un RECUENTO de un momento histórico y nos permite formar una visión de esa época cruel y sanguinaria que no nos toco conocer sino por referencias del autor del trabajo literario. Para ello toma como eje o personaje central a León María Lozano y lo ubica en un espacio: nuestro Valle del Cauca, personaje que lucho por la conservatizacion de dicha región, implantación del conservatismo.

La narración de la historia del líder que se encargaba de aniquilar a los liberales para conseguir el dominio de la clase conservadora, coincide con la historia de la región y el país. El momento cumbre de la vida de León María Lozano concuerda con el 9 de abril de 1948, fecha significativa para toda Colombia: el asesinato del caudillo LIBERAL, Jorge Eliécer Gaitán, candidato a la presidencia de la república; con su muerte derribaron al partido liberal para obtener el triunfo del conservador con Mariano Ospina Pérez.

Los liberales desesperados por la muerte del líder GAITÁN, empezaron a arrasar con el comercio en Tuluá y se lanzaron contra el colegio de los SALESIANOS (religiosos) pero León María Lozano junto con tres hombres y un taco de dinamita que lanzo a los liberales, evito la destrucción del plantel y protegió a los sacerdotes.

Así de un día para otro, el vendedor de quesos de la galería de Tuluá (León María Lozano) se convirtió en héroe debido a sus principios religiosos (católico). De esta forma descubrió que tenía actitudes de líder y las encamino a disminuir las mayorías liberales para evitar que ese partido tomara el poder del país y así los conservadores ganaran las elecciones presidenciales de 1949.

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