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Los Periodos Formativos De Mesoamerica


Enviado por   •  17 de Abril de 2013  •  2.407 Palabras (10 Páginas)  •  652 Visitas

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Los periodos formativos de Mesoamérica

En los albores de la época formativa, 2000 AC, la evolución del teocintle al maíz se completó, marcando el comienzo de una nueva era de sedentarismo. Estas plantas, son el ancestro del maíz y producen frutos pequeños, comestibles. Durante miles de años, los primeros cazadores-recolectores de Mesoamérica sembraron selectivamente las plantas de teocinte más productivas hasta que fueron lo suficientemente grande y fructificara lo suficiente para mantener una población estable.

Ilustración 1. Foto 1. Inflorescencia masculina y femenina de teocintle (Zea mays subsp. mexicana raza Mesa Central). Foto 2. Fruto de teocintle (Zea mays subsp. mexicana raza Mesa Central). Foto 3 y 4. Frutos híbridos de maíz y teocintle (Zea mays subsp. mexicana raza Mesa Central).

Pequeñas aldeas agrícolas florecieron en Mesoamérica. Estableciéndose en valles y montañas, aunque carecían de estructuras sociales complejas ya se organizaban en líneas puramente igualitarias. Ya no fueron más nómadas tribales, estos pueblos primitivos estaban a merced de las fuerzas de la naturaleza. El éxito o fracaso de sus cosechas dependían enteramente de las condiciones ambientales y climáticas, es en este itinerario que el Chamanismo floreció.

El chamán antiguo era un intermediario entre los diferentes mundos. A la vez, curandero, consejero y adivino, el conocimiento del chamán incluía el uso de hierbas medicinales, cantos sagrados y ritos de curación, estaba familiarizado con el mundo espiritual, y refería las fuerzas naturales. Él interpretaba marcando un secreto sobre los lenguajes del viento, la lluvia y el sol, él sabía cómo pedirles favores. El chamanismo aún se sigue practicando en toda Mesoamérica. La planta de maíz es un símbolo corriente con el hombre, por lo que juega un papel central en la jerarquía cósmica.

La evolución del maíz fue acompañado por otro importante hito en la evolución de la civilización mesoamericana: el conocimiento de la cerámica cocida. La cerámica más antigua de fecha fiable de la región pertenece a una tradición llamada Ocós. La cerámica Ocós se originó en la costa del Pacífico de Chiapas y Guatemala, pero también se ha encontrado en todo el continente desde Veracruz hasta Honduras. Parece que el comercio y la comunicación entre los asentamientos ya se habían generalizado para este momento.

La arcilla fue utilizada en la producción de recipientes para el almacenamiento de alimentos, así como la producción de figurillas simbólicas. Las hordas de muñecas "bella dama" o más conocidas como pretty ladies desenterradas en Tlatilco, en la ciudad de México, indican una preocupación por la fertilidad, si la interpretación aceptada de los muslos de gran tamaño es el correcto. Algunas figuras tienen un aspecto lúdico y muestran la cotidianidad en su actitud, como los bebés en las mujeres que amamantan. Sin embargo, otros revelan una fascinación con la deformidad de las criaturas encontrando entre ellas, jorobados y enanos. Los recipientes de arcilla utilizados en los entierros humanos que se descubrieron en Tlatilco, indican que el aspecto ceremonial de la muerte ya se había desarrollado, probablemente.

Hacia el final de la época formativa, las jerarquías surgieron forjando estructuras sociales cada vez más complejas, incluyendo la especialización artesanal y la estratificación simple. Las investigaciones realizadas en Oaxaca y Guerrero han revelado grandes residencias y complejos urbanos que incluyen edificios públicos ceremoniales. Investigaciones similares en la costa de Chiapas - el corazón de la cultura Ocós - también revela el surgimiento de cacicazgos.

La Organera – Xochipala

Descripción:

Es representativa de la Cultura Mezcala. El área construida del sitio arquelógico durante su apogeo abarca 18,000 m2, y sus edificios corresponden a un estilo arquitectónico peculiar; algunos cuartos y basamentos están decorados con hileras de piezas circulares de piedras conocidas como clavos; otros con un tipo de tableros en escapulario y, unos más, techados con lajas saledizas, sistema conocido como bóveda falsa.

A escala local, La Organera-Xochipala formó parte de un sistema de asentamientos con arquitectura de mampostería, distribuidos sobre los filos montañosos que se desprenden de la meseta de Xochipala, los que en conjunto conforman una “ciudad discontinua” de aproximadamente 200 ha. Su disposición estratégica obedeció a la necesidad de vigilar y a la vez dejar libre la mayor extensión de tierras cultivables de la meseta, conocida como El Llano, pues seguramente constituyó, y aún ahora constituye, “el granero de la sierra”. A escala regional es una de las zonas más representativas y mejor investigadas de la cultura arqueológica Mezcala, cuyos vestigios se han localizado en un área de más de 22 000 kilometros cuadrados que incluye la Tierra Caliente, las regiones central y norte de Guerrero y los límites con Michoacán, estado de México, Morelos y posiblemente Puebla.

Esta zona arqueológica fue conocida y reportada a fines del siglo XIX por William Niven, un explorador de minas de origen escocés que recorrió gran parte del suelo guerrerense y llegó a interesase tanto en las “ruinas”, que realizó numerosas excavaciones y recobró varios cientos de objetos, entre ellos las pequeñas esculturas esquemáticas de piedra que varias décadas después se conocerían como de estilo Mezcala. Gracias a su amplitud de visión, su conocimiento de las rocas y minerales, sus notas, sus dibujos y fotografías, este singular personaje dejó el primer trabajo valioso para el conocimiento de la arqueología de Guerrero.

Esta cultura se reconoce por representar figuras utilitarias y de ceremonial con expresión natural, que le dan un aspecto tan realista que podríamos considerar que están casi vivas.

Hacia los treinta del siglo XX se desató una verdadera fiebre por coleccionar objetos arqueológicos. En Guerrero los más codiciados por sus cualidades estéticas fueron los de piedra con representaciones de templos y palacios, diversos animales y utensilios domésticos, pero sobre todo un grupo numeroso y heterogéneo en forma de cabezas, máscaras y personajes humanos de cuerpo entero. Miguel Covarrubias distinguió varios estilos entre las representaciones antropomorfas; a uno de ellos “de carácter puramente local e inequívoco” lo llamó de estilo Mezcala. El coleccionismo de estas piezas se incrementó en las décadas de 1960 y 1970, cuando en la localidad de Xochipala prácticamente todos los pobladores hicieron del saqueo una de sus actividades principales. Para obtenerlas se debieron destruir cientos de edificios, pues se calcula que hasta los años ochenta se sustrajeron más de veinte millares

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