ANTROPOLOGIA DEL MITE
Enviado por Laura Ayén • 23 de Mayo de 2017 • Apuntes • 4.847 Palabras (20 Páginas) • 362 Visitas
LAURA AYÉN VOUILLAMOZ
ANTROPOLOGIA DEL MITE
Jueves 11 de Mayo de 2017
Ninguna otra religión ha ensalzado tanto el martirio femenino. […]
Por eso la Iglesia no quiere correr riesgos. Aprecia a las mujeres
en la medida en que no son demasiado sensibles,
ni demasiado inteligentes, ni demasiado cultas,
ni demasiado elocuentes,
ni demasiado visibles
(Bechtel, 2001: 259).
Guía para la presentación oral del Mito: (15 min.)
Descripción del Mito. ¿Hay varias versiones?
Mi propuesta es realizar el trabajo llevando a cabo un análisis del mito Artúrico, pero basándome en la visión que se expone en la serie de novelas “Las nieblas de Avalon”. Una saga de novelas de fantasía histórica de la autora Marion Zimmer Brandley, publicada por primera vez en el año 1983 y que recrea el ciclo del rey Arturo, pero contada desde la perspectiva de los personajes femeninos, con Morgana como principal protagonista. Esta saga ofrece una interpretación feminista de varios arquetipos del género fantástico, ahondando en personajes que tradicionalmente habían sido relegados a un segundo plano en favor de las hazañas heróicas de Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda. Mi idea es centrarme sobre todo los tres primero libros, que explican desde el nacimiento de Morgana hasta el punto en el que Arturo, ya rey, comienza a olvidar a los dioses antiguos y a sustituirlos por el “nuevo cristianismo”, centrándome sobre todo en el segundo y el tercero. Me he centrado básicamente en estos volúmenes pues considero que son básicos para la exploración de los cambios culturales y políticos fruto del paso de una sociedad pagana, de corte matriarcal, a la cultura patriarcal propia del Cristianismo.
En lo que respecta a las versiones, considero que lo importante es hablar sobre la historia literaria de los personajes de Morgana, así como también de Ginebra, que serán las protagonistas de mi trabajo posterior pues considero que, aunque hay gran variedad de versiones del mito artúrico explicado desde la visión de Arturo exponerlas aquí sería caer en el mismo error que he querido señalar con el análisis de esta reelaboración. Por otro lado me parece interesante la evolución de los personajes femeninos del mito pues se observa, a través de la misma, la evolución del papel y la visión social de la mujer a lo largo de la historia.
En lo que a Morgana se refiere, su debut literario tiene lugar en la obra Vita Merlini, de Geoffrey de Monmouth, publicada alrededor del año 1151. Por aquel entonces, Morgana no tenía ninguna vinculación familiar con Arturo (Carver, 2006: 26); en vez de eso, se la presenta como una persona gentil, la mayor y la más bella de nueve hermanas que vivían en una isla mágica habitada por mujeres hermosas y compasivas, una isla mágica similar a la Isla Sagrada de Avalon (Carver, 2006: 28-29).
Un tiempo después, será el clérigo Robert de Boron, autor de algunas de las novelas artúricas más importantes de finales del siglo XII y principios del siglo XIII, como Merlin (1200), el primero en vincular la leyenda artúrica con el cristianismo (Amim, 2001: 67). Creo que este momento es especialmente importante para el desarrollo de mi trabajo, pues es el momento en que comienza el cambio, de una religión pagana a una religión cristiana y, por lo tanto, de una sociedad matriarcal a una sociedad patriarcal. Y, así mismo, es a partir de estas primeras versiones “crisitianizadas” es cuando comienza el cambio en la forma en que son vistos los personajes femeninos, y por lo tanto también a Morgana, que empieza a ser vista, cada vez más como una mujer malévola y lujuriosa (Fenster et al., 2000: 78). La influencia de la Iglesia, y su misoginia, está muy patente cuando se le atribuye a Morgana solamente un carácter pérfido, ya que la vincula con la perdición y la muerte (Carver, 2006: 37-40). En esta Morgana reconfigurada ya no quedaba nada de aquella hada bella y sabía. De esta forma, Morgana fue lentamente cambiando su papel en la leyenda del rey Arturo y sus Caballeros a medida que perdía gradualmente su dignidad (Fries, 1994: 4). Más tarde, a partir del siglo XIII, el personaje de Morgana pasa a ser irremediablemente satanizado y sufre un vertiginoso declive (Pinheiro, 2011: 112). En obras posteriores, especialmente Suite du Merlin (publicada entre 1225 y 1250), Prophecies of Merlin (del último tercio del siglo XIII), y Sir Gawain and the Green Knight (del siglo XIV), se encargarían de narrarla como un ser grotesco y enemiga declarada de su hermanastro, contraponiendo así el paganismo al cristianismo, el primero maléfico y el segundo benefactor. Posteriormente aparece en 1485, en Le Morte d’Arthur de Thomas Malory, aunque se la cita solamente quince veces a lo largo de esta vasta y emblemática obra (Reid, 2001: 52). Su figura se aleja definitivamente del aura benéfica que presentaba en Vita Merlini (1151) y de su papel ambiguo desempeñado en Sir Gawain and the Green Knight (siglo XIV) para transformarse resueltamente en la poderosa antagonista de la leyenda, que manipula la energía y lo sobrenatural; la envidiosa, cruel, codiciosa y diabólica hechicera que pasa a habitar el universo simbólico de las posteriores generaciones de escritores y lectores bajo esta configuración esencialmente negativa (Martins, 2009: 11, 16). Entre los siglos XV y XIX hay un intervalo de silencio en lo que se refiere a la leyenda artúrica debido al creciente interés por la cultura clásica y un cierto repudio de las lenguas “bárbaras” (vernáculas) (Martins, 2009: 12). Pero en el siglo XIX, con el Romanticismo, hay un cambio de rumbo, surgen las redefiniciones y las adaptaciones del personaje de Morgana, como el que encontramos en Las nieblas de Avalon, precursora en este tipo de reelaboraciones. En este momento la trayectoria de Morgana se trata con cuidado, se la humaniza hasta cierto punto y la empodera dentro de la atmósfera androcéntrica de la leyenda artúrica.
En relación al personaje de Ginebra debuta en los textos célticos en el poema épico Kulhawch and Olwen, de principios del siglo XII (Štefanidesová, 2007: 10). Sin embargo, tanto su primer rol importante en la leyenda artúrica como su árbol genealógico aparecen por primera vez tiempo después, en The History of the Kings of Britain (1136), de Geoffrey de Monmouth (Ingvarsdóttir, 2011: 6). Antes, a Ginebra se la describía solamente como la esposa adúltera de Arturo, a la que Mordred terminaría raptando (Ingvarsdóttir, 2011: 6). Como todas las mujeres para los autores medievales, Ginebra también contiene la semilla de la perfidia: está casada con un hombre valiente, poderoso, amado por su pueblo y admirado por los demás, pero prefiere arriesgarlo todo al mantener una relación adúltera con Mordred, el sobrino-hijo del Rey (pues Lancelot, en aquel momento de la leyenda artúrica, no existía como personaje) (Johnson, 2012: 36). Mas tarde, Chrétien en su obra, Lancelot ou le Chevalier de la charrette, concede a la mujer el derecho a tener su propia voz y a expresar su propia subjetividad (Gonçalves, 2012: 106). En sus romances, Chrétien le concede al personaje de Ginebra una gran dimensión: se describe a la Reina como una mujer activa y gentil, inteligente, comprensiva y maternal (Walters, 2002: 42). En su obra, por lo general, el amor cortés y la adoración de la mujer por parte del hombre son tan frecuentes como la atmosfera ligeramente erótica que los involucra. De hecho Chrétien fue el primer “autor artúrico” que menciona a Lancelot, personaje que surgió en su obra homónima, a partir de la necesidad de representar a un noble cortesano que adorara a su dama. Cambio la relación adúltera de la reina Ginebra de Mordred a Lancelot porque el primero tenía un carácter demasiado retorcido para representar correctamente, en aquel entonces, a los nobles ideales caballerescos; dibujo a Lancelot como un personaje impávido y apasionado: el modelo ideal de Caballero que aquel contexto exigía (Ingvarsdóttir, 2011: 11-14). Su relación con Lancelot sienta las bases en esta obra para que el amor entre ellos siga siendo desarrollado en las obras siguientes. Por desgracia, este amor entre la Reina y su héroe traerá como consecuencia la ruina de Arturo y la inevitable caída de Camelot. Casi tres siglos después, Malory concibe a Ginebra en su obra maestra, Le Morte d’Arthur (1485), como la piadosa y bella Reina que, pese a ser fervorosamente cristiana, es también la culpable de la destrucción de Camelot al buscar el amor fuera del matrimonio (Ingvarsdóttir, 2011: 18-20). Aun así, para los tres autores (Monmouth, Chrétien y Malory), Ginebra fue siempre un personaje secundario porque eso era lo que se esperaba de una mujer de su estatus en su época. En todas las obras artúricas Ginebra ha sido estereotipada como una mujer seductora y adúltera, una cristiana pecadora, pero poca o ninguna atención se le da a otros aspectos de su vida (Ingvarsdóttir, 2011: 8).
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