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Amoríos Del Libertador


Enviado por   •  14 de Octubre de 2013  •  1.383 Palabras (6 Páginas)  •  286 Visitas

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Amores del Libertador

MARÍA IGNACIA RODRÍGUEZ DE VELASCO Y OSORIO: Simón Bolívar huérfano, llega a los 16 años arriba al puerto de Veracruz el 2 de febrero de 1799. Es en esta ciudad donde a fuerza de protocolo, con rapidez, por intermedio del soltero Oidor de la Real Audiencia, Don Guillermo de Aguirre y Viana, pariente del obispo de Caracas, entra en relación con doña María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio, a quien llamaban “la güera Rodríguez”, significando así el rubio color de la piel y el cabello de esta bella mujer.

Muy joven la “güera”, resplandeciente, de un armonioso cuerpo, de hoyuelos graciosos en las mejillas, cara un tanto redonda, atractivos pechos y caminar que “alzaba incitaciones”; ojos azules como el cielo, rasgados, cabellos largos y sedosos aunque algo rizados, boca pequeña, nariz perfilada y el talle elegante, con facilidad gracia y popularidad se movía a sus anchas en la sociedad mexicana de la época, por sus dotes personales que llegaban a compensarle los “pecadillos reiterados, y además por ser hija de Don Antonio Rodríguez de Velasco y Osorio y de Doña María Ignacia Osorio y Bello, gente de valimiento en aquella corte asentada sobre las aguas lustrales y el poder reprimido de Tenochtitlán. De tal importancia como para constituir el primer amor efímero del Libertador.

MARÍA TERESA DEL TORO Y ALAIZA: El salto grande y su mujer sin duda alguna ahora se llamaría María Teresa del Toro y Alaiza, emparentada por sangres muy cercanas a la burguesía provinciana criolla de Caracas y el centro del país, a través del Marqués del Toro y los Rodríguez del Toro.

María Teresa, joven aunque dos años mayor que Bolívar, ya que él tenía 17 años, y sin ser bella, la anhelada compañera del futuro Libertador le ataría por su carácter y educación. Mujer frágil, tímida, de ojos claros, profundos y tristes, pálida de tez, amable, inspiradora de honda ternura, casta, tejedora de sueños, avasallante y femenina. La visita luego Bolívar en el norteño puerto de Bilbao, tierra de ancestros, donde con su familia reside temporalmente en el otoño de 1801.

Luego de obtener el permiso o dispensa real que como militar le permita contraer nupcias, el miércoles 26 de mayo del año 1802, sin más espera se cansan en la parroquia de San Sebastián. Una vez realizado tan importante paso vital, cumpliendo vínculos hereditarios de inmediato la pareja prepara viaje rumbo al puerto americano de La Guaira, desembarcadero natural de Caracas. Poco duró el

idilio de los enamorados ya que la joven María Teresa fue presa de la fiebre amarilla, y luego de muchas dolencias, delirios y aferramientos, muere el sábado 22 de enero de 1803.

Tanto amó Simón Bolívar a esta mujer, que todavía escribe 25 años después: “Quise mucho a mi mujer y su muerte me hizo jurar no volver a casarme. He cumplido mi palabra”.

FANNY DU VILLARS: En el viaje hecho por Europa para olvidar el dolor de su pronta viudez, conoce a Fanny du Villars, pariente lejana suya por parte de los Aristiguieta, hermosa mujer de 25 años, casada sin amor con un hombre bastante mayor que ella, el Coronel Dervieu du Villars. Fanny hace que la vida del venezolano sea la más grata posible en París en el naciente Imperio Napoleónico. En la residencia de ella; del Boulevard Menilmontant; el caraqueño departe con la sociedad culta de la época.

TERESA LESNAIS: Conoció de verás e intimó en esa Lutecia Eternal, del rococó y Chautebriand, con su amiga Teresa Lesnais (Lesnays o Laisnay, para otros), dulce, bella, reservada y enigmática mujer, a quien llegó a amar sin alardes hasta allá, por los días imborrables de 1806. (De esta relación, supuestamente, le nació una hija).

ANA LENOIT: Hija de padres franceses que vivían ahí desde hace un tiempo. Ella tenía 17 años, era muy culta, con una cultura poco común en esa época. La relación fue breve, el siguió su marcha y ella lo sigue hasta Tenerife pero Bolívar la devuelve al hogar de sus padres, permaneciéndole fiel la mujer durante 18 años. Anita fue en su busca llegando el 18 de diciembre de 1830.

JULIA COBIER: La perla antillana de Bolívar fue Julia Cobier o Gober; criolla dominicana,

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