Análisis capítulo II "el espíritu del capitalismo"

Pontificia Universidad Javeriana

Historia de la publicidad

Daniela Hurtado Garcés

Capítulo II- El espíritu del capitalismo

Max Weber en el libro “la ética protestante y el espíritu del capitalismo”, específicamente en el capítulo II con ayuda de los argumentos de Benjamín Franklin, expone la idea de qué es el espíritu del capitalismo.

Para Franklin,  este espíritu se manifiesta en el hombre capitalista como una disposición psíquica que se expresa a través de su comportamiento, actitudes e interés, basándose en una mentalidad lucrativa a partir de ganar dinero como un fin en si mismo.  

Su origen se da por grupos humanos (no por comerciantes o fabricantes aislados) quienes en su interior surge una nueva ética con significación moral de entender por qué el hombre debe entregarse al trabajo por el trabajo mismo y no por beneficios individuales.

El hombre con espíritu capitalista, es aquel que es puntual, sensato, de carácter y que se esmera. Es un hombre precavido, pero audaz, mesurado y constante ya que cuenta con principios estrictamente burgueses.

Weber identifica este espíritu como un motor mental para el desarrollo de la empresa capitalista moderna, pues Franklin en  las “advertencias necesarias para los que quieren ser ricos” menciona las actitudes, comportamientos y consideraciones (de entender que el tiempo y el crédito son dinero, que debe ser un buen pagador, responsable para obtener una buena reputación y ser visionario frente al capital adquirido e invertido) que debe tener un hombre con espíritu capitalista.

Sin embargo, Weber explica que este espíritu, no trata de conseguir dinero por tener más, sino por crear un hábito, practicar una conducta para volverla un estilo de vida, una obligación moral, pues más allá de satisfacer una necesidad y tener una mentalidad utilitarista, busca que el individuo se habitúe a una rutina, a una “verdad absoluta” ya que este estilo se impone a la vida del hombre como un deber.

No obstante, para que el espíritu no hiciera parte solo de los burgueses y pudiera crear un capitalismo moderno, tuvo que irrumpir con el tradicionalismo y el hombre precapitalista de la edad media, pues para este hombre, el trabajo era un recurso que servía como medio para vivir y obtener lo necesario, preguntándose cuanto debía trabajar para ganar lo que ganaba y cubrir la necesidades tradicionales y no cuanto podía ganar haciendo el máximo de trabajo, quedándose en el mínimo de esfuerzo y viendo el trabajo como un recurso para vivir.

A pesar de que fue una difícil batalla, la educación religiosa a partir de la enseñanza de la economía permitió que la mujer también evolucionara su pensamiento tradicionalista.

En mi opinión, el dinero siempre ha existido, los recursos y formas de intercambio han acompañado al hombre durante toda su vida, pero lo que hace la diferencia de un hombre tradicional a un hombre moderno capitalista es el espíritu que lo acompaña. Un hombre moderno capitalista tiene un motor metal que se ve reflejada en su comportamiento, ideales, intereses y actitudes.  No es la acumulación de capital lo que mueve la expansión del capitalismo moderno, sino la nueva actitud del individuo frente a la economía.

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