ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

CARTA A GARCIA MORENO


Enviado por   •  17 de Octubre de 2013  •  1.582 Palabras (7 Páginas)  •  615 Visitas

Página 1 de 7

Carta a García

En todo el asunto cubano de la Guerra Hispanoamericana, un hombre aparece en el horizonte de mi memoria como Marte en su perihelio.

Cuando comenzó la guerra entre España y los Estados Unidos, era muy necesario el comunicarse rápidamente con el líder de los insurgentes. García estaba en algún sitio de las densas montañas cubanas – pero nadie sabía dónde. No se podía usar el correo o el telégrafo para llegar a él. El Presidente necesitaba su cooperación, con urgencia.

¿Qué se podía hacer?

Alguien le dijo al Presidente, “Hay un tal Rowan que puede encontrar a García, si es que alguien puede”.

A Rowan se le requirió fuera y se le dió una carta para que se la entregara a García. Como “el tal Rowan” tomó la carta, la selló en una cartuchera de cuero, se la amarró a su pecho sobre el corazón, en cuatro días desembarcó de noche en las costas de Cuba desde un pequeño bote, desapareció dentro de la jungla, y en tres semanas reapareció al otro lado de la Isla, habiendo atravesado un país hostil a pié y entregó la carta a García son cosas que no tengo especial interés describir sus detalles. El punto que deseo hacer es este: El Presidente Mackinley le entregó a Rowan una carta para que se la llevara a García; Rowan tomó la carta y no preguntó “¿Dónde está García?”.

¡Por todo lo Eterno! aquí está un hombre del cual se le debe erigir una estatua en bronce en cada universidad y escuela. No es conocer los libros lo que necesitan nuestros estudiantes, ni conocer de esto o aquello, pero endurecer su columna vertebral para que se pueda confiar en su lealtad de actuar prontamente, que puedan concentrar sus energías: para que puedan hacer una cosa: “Llevar un Mensaje A García”.

El General García está muerto, pero existen otros Garcías. No existe un hombre que no haya tenido que realizar una gestión donde se requiera de muchas otras personas, que no haya sido abrumado muchas veces por la imbecilidad del hombre común – la inhabilidad o desinterés de concentrase en una cosa y realizarla.

Requerir ayuda innecesaria, la desatención tonta, la indiferencia necia, y el trabajo a medias parece ser la norma; y ningún hombre puede realizar sus objetivos a menos que por la fuerza o engaño o amenazas obligue o soborne a otros para que le ayuden; o por extraño, Dios en su infinita bondad realice un milagro, y le envíe el Ángel de la Luz como su asistente.

Tú, lector, has el siguiente experimento: Estás sentado en tu escritorio como supervisor, con seis oficinistas subalternos a tu alrededor. Llama a uno de ellos y le requieres: “Por favor, ve a la enciclopedia y prepara un memorando sobre la vida de Corregio.”

El oficinista te responderá amablemente diciendo: “Sí señor,” y se irá a realizar la encomienda?

En toda tu vida eso no ocurrirá. El oficinista te mirará con ojos incrédulos, moviéndolos como un pez en pecera, y te hará una o varias de las siguientes preguntas:

¿Quién era él?

¿En cuál enciclopedia?

¿Fui empleado para hacer eso?

¿Quiso decir Bismarck?

¿Por qué Carlos no lo hace?

¿Está muerto?

¿Hay prisa en eso?

¿Le puedo buscar el libro para que usted lo busque?

¿Para qué usted desea esa información?

Apuesto diez a uno a que después de haber contestado todas sus preguntas, y explicado cómo y dónde encontrar la información, el por qué la necesitas, el oficinista irá a buscar a otro para que le ayude a tratar de buscar a García – y vendrá luego a decirte que esa persona no existe. Por supuesto puede que pierda mi apuesta, pero de acuerdo a la Ley de Probabilidades no perderé.

Pero si eres listo, no te romperás la cabeza explicándole a tu “asistente” que Correggio está en el índice bajo las Cs, no bajo las Ks, pero suavemente le dirás, ” No te preocupes,” e irás a hacerlo tú mismo. Es esa incapacidad para obrar independientemente, esa incapacidad moral estúpida, esa blandenguería de la voluntad y el carácter, ese desinterés y falta de disposición para hacer bien las cosas de buena gana, esas son las cosas que han pospuesto para lejos en el futuro la convivencia perfecta de los hombres.

Si el hombre no actúa por su propia iniciativa para sí mismo, ¿Qué hará cuando el producto de sus esfuerzos sea para todos? La fuerza bruta parece necesaria y el temor a ser “rebajado” el sábado a la hora del cobro, hace que muchos trabajadores o empleados conserven el trabajo o la colocación.

Anuncia buscando un taquígrafo y de diez solicitantes, nueve son individuos que no saben ortografía, y lo que es más, de individuos que no creen necesario conocerla.

¿Podrían esas personas escribir una carta a García?

“Mire usted”–me decía

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (9 Kb)
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com