CASO DE LA HACIENDA CIELITO LINDO
Enviado por Gianpaolo • 20 de Noviembre de 2013 • 922 Palabras (4 Páginas) • 863 Visitas
CASO DE LA HACIENDA CIELITO LINDO
De: Eduardo Schmidt
La familia Hernández tuvo una pequeña hacienda, para manejarla el dueño aplicaba una política paternalista muy especial que le había dado bastante éxito durante muchos años. Había construido una comunidad cerrada en la que los campesinos de la hacienda pudieran atender todas sus necesidades, sin tener que ir al pueblo más cercano. Les pagaba en vales que solo ropa, alimentos, medicina, etc. En el Centro comercial de la hacienda. Dado que el valor nominal de estos vales era relativamente alto en comparación con lo que se pagaba en efectivo en las haciendas vecinas, por lo general los campesinos se sentían felices al darse cuenta que ganaban más que sus vecinos. Gracias en buena medida a este sistema de vales el propietario había logrado mantener los más bajos costos de mano de obra en toda la zona durante unos 20 años. Además, no había muchos cambios de personal, dado que los campesinos no manejaban dinero en efectivo.
Sin embargo, no faltaban problemas. En una ocasión hubo un pequeño alboroto entre los campesinos cuando el Comité de Vigilancia y Seguridad de la hacienda dio una paliza a un campesino acusado de robar medicina del Centro comercial. Después de la paliza, los vigilantes expulsaron de la hacienda al campesino junto con su familia. El campesino no negaba que había tomado la medicina, pero se defendía aduciendo que era cuestión de vida o muerte por su mamá. Además decía que el valor de lo que tomó no era mucho y que solo lo había hecho cuando el administrador le había negado un crédito adicional. Según el administrador, el campesino había recibido una entrega de dicha medicina a cuenta la semana pasada y la política de la hacienda era limitar el crédito a una suma razonable. Según las normas vigentes, no se podía conceder un crédito adicional, porque de lo contrario, otros campesinos se aprovecharían de este precedente para pedir cosas similares. De esta manera, la hacienda tendría que asumir el papel de beneficencia pública, o de lo contrario negar tales solicitudes, creando así un ambiente de descontento.
La reacción del dueño era defender a su administrador, le parecía importante mantener el principio de autoridad. Además el asunto era bastante claro: el campesino era ladrón y no se podía dejar pasar el asunto sin una sanción adecuada.
Frente a esta situación los trabajadores habían amenazado con llevar a cabo una huelga de brazos caídos hasta que se reincorpore al sancionado y su familia a la hacienda. Pero gracias a las intimidaciones hechas por el comité de vigilancia y seguridad ya una bonificación especial pagada en efectivo a los más inquietos, todo pasó sin mayor trascendencia.
Al llegar la reforma agraria el gobierno decidió expropiar la hacienda. El propietario estaba furioso, cuando el sacerdote de la zona se atrevió a opinar que a lo mejor el gobierno tenía
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