Cara Desagradable

cara desagradable

Prácticamente salen a diario cifras que reafirman la buena salud de la economía alemana y más en concreto las envidiables cifras de empleo que por allí se alcanzan.

Alemania, es el país que más ha crecido de la UE . Desde que estalló la crisis económica en Europa, este ha logrado mezclar un desarrollo económico continuado y una creación de empleo sostenida con agencias de empleo que demandan personal al que se le paga menos de 60 céntimos la hora y siete millones de Minijobs . Sin embargo, no es oro todo lo que reluce; el crecimiento alemán se cimenta sobre una estructura en la que las diferencias salariales han ido creciendo de manera sistemática en los últimos años, y en la que se arroja a una parte de la población a condiciones de vida cuanto menos indignas, en el que se supone que es el país más próspero de Europa.

En el año 2003, Alemania se embarcó en una reforma laboral que ha cambiado el panorama social del país de manera radical en apenas una década.

Bajo el mandato del canciller Gerhard Schroeder, la economía germana vivía un momento de los que marcan generaciones; el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) desregulaba el mercado laboral y de este modo se disparaba la presión sobre los desempleados para que encontrasen empleo.

Desde el estallido de la crisis, los datos económicos alemanes no dejan de sorprender. La tasa de empleo ha disminuido de forma paulatina desde el año 2005 y ahora se sitúa tan sólo en el 6,7%, su nivel de exportaciones se ha multiplicado desde que estalló la crisis, su industria no para de crecer y se ha convertido en el principal receptor de “cerebros” de países con una situación mucho más inestable.

Sin embargo, también se ha multiplicado por tres el grupo de empleados con salarios más bajos.

Desde la reforma laboral impulsada en 2003, en Alemania desapareció el salario mínimo profesional y a lo largo del país han aparecido empresas que solicitan trabajadores a precios que solo se pueden calificar como insultantes.

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