Chile y sus inversiones

Chile, un país que sigue a Simón

Desde tiempos de la colonia, Chile ha dejado su suerte económicamente hablando a otros estados más poderosos, quienes han hecho lo que se les plazca en nuestro territorio geográfico, incluso tomando decisiones políticas del país. Nos centraremos especialmente en los años 1880 hasta 1932 aproximadamente, viendo los efectos de las inversiones extranjeras y su bajo beneficio para el país; quienes se llenaban las manos de dinero y a Chile le dejaba las migajas.

        Chile ha sido durante toda su historia republicana y colonial, un país que exporta materias primas para las naciones más grandes, por ejemplo durante la colonia se exportaba trigo, oro, esclavos, etc. Hacia el virreinato del Perú quien este lo reenviaba hacia España un  monopolio que chile no gozaba de beneficios.

        A finales de siglo XIX el pueblo chileno entro en guerra con el Perú por el territorio de Tarapacá que contenía grandes yacimientos de salitre, se gano la guerra pero no el salitre, siendo dueño de las salitreras los ingleses, específicamente Juan tomas North quien había adquirido certificados de salitreras y acciones del ferrocarril de Tarapacá, gracias a las utilidades que le brindo la concesión de proveer agua potable a Iquique en el año 1862. Después de terminada la guerra, North siguió teniendo control de la mayoría de las salitreras, formando sociedades salitreras para explotar sus yacimientos tarapaqueños.

        Los únicos beneficios que recibió el estado chileno fueron por los impuestos a la exportación del mineral.

        Unos de los presidentes de esos tiempos, don José Manuel Balmaceda, quien anhelaba la nacionalización del salitre como lo iría ha hacer el presidente Salvador Allende con el cobre. En marzo de 1890 pronuncio en Iquique un discurso al respecto de este tema: “El monopolio industrial del salitre no puede ser empresa del estado, cuya misión fundamental es sólo garantir la propiedad y la libertad. Tampoco debe ser obra de particulares, ya sean nacionales o extranjeros, porque no aceptaremos jamás la tiranía económica de  muchos ni de pocos. El estado habrá de conservar la propiedad salitrera suficiente para resguardar con su influencia, la producción y su venta y frustrar toda eventualidad la dictadura industrial en Tarapacá”. Y agrego: “Espero que en época próxima todos los ferrocarriles de Tarapacá serán propiedad nacional. Aspiro a que chile sea dueño de tos los ferrocarriles que crucen su territorio”.

        Este monopolio del salitre también tuvo consecuencias política, porque según el historiador Francisco Antonio Encina, señala: “Intendentes, Alcaldes y empleados públicos procuraban, en primer lugar, congratularse con Mr. Jhon Dawson (presidente del Banco de Tarapacá y Londres Ltda., propiedad de Mr. North) representante general de Mr. North en América, desde Mayo de 1892. Los candidatos a senadores y diputados empezaban por obtener discretamente el visto bueno del soberano ingles del salitre”.

        El estado chileno dejo que los inversionistas extranjeros siguieran explotando este recurso, ya que le proporciona al estado chileno 51,3% de las entradas fiscales hacia el año 1910. Después de un periodo de esplendor, empezó a haber un periodo de inestabilidad en el sector salitrero, con la invención del salitre sintético, la primera guerra mundial y al final la gran depresión de 1929, que condujo a Chile a una crisis nunca soñada. Debido a ser mono exportador, además la mayoría de su producto estrella  iba a un solo destino Estados Unidos.

        Estados unidos después de la guerra se fortaleció muchísimo siendo ya una potencia mundial, conllevo a cambios de papeles, ahora ya no era Inglaterra la que por así decirlo mandaba, sino que fue E.E.U.U  el país que comandaría los caminos de Chile en el futuro.

          Es así como las inversiones estadounidenses fueron creciendo durante los años, en especial las inversiones a la industria del cobre que se centraron en tres yacimientos: Potrerillos, Chuquicamata y El Teniente. Incorporando tecnología para un mejor producción de estos yacimientos de baja ley.

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