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Civilisasiones Antiguas


Enviado por   •  1 de Marzo de 2013  •  4.103 Palabras (17 Páginas)  •  336 Visitas

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Para poder comprender la evolución de la alimentación en el Mundo Antiguo y ciertas normas que hoy las calificaríamos como conductas de higiene, debiéramos diferenciar, al igual que se hace para el estudio de la Edad Media, la Alta Antigüedad de la Baja Antigüedad.

La primera comienza con la aparición de la escritura, alrededor del año 3.300 a.C, es el caso de Egipto y algunos pueblos de la Mesopotamia, y llega hasta el siglo V a.C., y la Baja Antigüedad, desde esta fecha al siglo VIII de nuestra Era.

Del primer periodo y gran parte del segundo, no existe ningún documento específico en donde se hable de alimentación y mucho menos de higiene. Todo cuanto conocemos viene dado por la arqueología, bien sea por expresión gráfica, monumental o simplemente por los análisis de residuos en recipientes domésticos. Así todo, sabemos mucho más de lo que a simple vista se podríamos imaginar.

Del segundo periodo, el más cercano a nosotros, existe mucha documentación, y cuanto más próximo, mucha más; pero normalmente hay que extraerla de textos generalizados.

Los historiadores dividen las civilizaciones antiguas en dos categorías: las del gato principalmente agrícola (Egipto), y la ganadera o del perro (Asiria). Para los antropólogos, en cambio, estos dos animales representan las civilizaciones de los hidratos y de las proteínas.

Estas dos culturas evidencian, por los análisis de carbono en momias o simplemente huesos encontrados, una diferencia de estatura y longevidad a favor en los individuos ganaderos. Sabemos también que, mientras sí existen civilizaciones netamente agrícolas aún en la actualidad, las ganaderas son mixtas: donde crece el pienso para el ganado, crece el cereal. En la actualidad, queda una tribu en África, y no digo raza porque es una mezcla de etnias, los Batutsi netamente proteínica, se alimentan de sangre, médula y carne.

Cambios lentos

Dado que analizar en estas pocas páginas todo el abanico alimentario del Mundo Antiguo, además de pretencioso sería más que imposible, creo conveniente comenzar por Egipto contemplando un periodo intermedio en el tiempo: la dinastía XIX del Imperio Nuevo, o la de los Ramsés, alrededor del 1310 al 950 a.C. A modo de consolación por los siglos omitidos, nos basta saber que en Egipto, al contrario de otras civilizaciones antiguas, los aspectos sociales cambiaron muy lentamente.

El interés por la Dinastía XIX, además de corresponder a un periodo de gran esplendor en todos sus aspectos está, sobre todo, muy documentado. En el espacio artístico, en estos años se construyeron grandes templos, entre ellos dos muy importantes: Karnak y Abu Simbel.

También es coincidente con la vida Moisés. El Antiguo Testamento narra que Moisés, prohijado por la hermana del Faraón, se educa y vive en la corte hasta los cuarenta años. Por una serie de problemas se ve obligado a huir, y a los ochenta años es elegido por Yahveh para liberar al pueblo judío cautivo en Egipto.

Durante su peregrinar a través del desierto, Dios, además de entregarle el Decálogo, le dictó un conjunto de normas para la vida cotidiana, reglas que abarcan tanto los apartados legislativos, como la alimentación e higiene y que, en muchos casos, son idénticas o muy similares a las egipcias. Este conjunto de normas conocidas como Leyes Mosaicas se mantendrá, salvo modificaciones propias de sus ritos, en religiones tan importantes y cercanas a nosotros como el judaísmo, el cristianismo y el islamismo.

Durante las primeras dinastías faraónicas, observamos en diferentes papiros abundancia de productos agrícolas, algunas aves, pocos rumiantes, caza como signo de distinción y escaso pescado. Conforme se avanza en el tiempo, vemos que el arco alimentario aumenta considerablemente.

El pan, elemento básico

La base de la alimentación era el pan, pero existía una notable diferencia entre el elaborado con harina de trigo para la clase pudiente, y el amasado con harina de centeno para los menos favorecidos. Conocemos más de 16 clases de panes diferentes entre salados y dulces.

En la época que estamos contemplando el consumo de carne adquiere gran protagonismo. En los festines de los faraones se observa la constante presencia de una especie de buey africano, llamado iwa en los papiros, cebado al máximo y pronto para el banquete. También cordero y cabras y, procedente de la caza: gacelas y antílopes.

Por otra parte las vacas son de pequeño tamaño, flacas y se dedican a la agricultura. De lo que se deduce que su producción de leche, aunque sumamente apreciada, era escasa. Esta escasez se suplía con la proveniente de oveja y cabra, sobre todo para la elaboración de quesos y mantequillas.

Al contrario del resto de los pueblos de la cuenca mediterránea, el consumo de cerdo no era habitual. Con la llegada de la dinastía griega (s.IV a.C) lo encontraremos en la mesa de la población foránea. Esta falta de interés por la ingestión de carne porcina del pueblo egipcio, se convierte según la Ley Mosaica en prohibición total bajo pena de pecado grave y consecuentemente, aún en la actualidad, los practicantes de la religión judía y los fieles del islamismo no comen cerdo.

Creo que debemos detenernos un poco y explicar el proceso del sacrificio de las reses destinado al consuno de las gentes. Las reses se sacrificaban en los templos, bien por un sacerdote o por un matarife autorizado y nadie podía ingerir carne de otra procedencia. Las altas temperaturas locales, obligaban a consumir la totalidad del animal en un máximo de cuatro días. Para la matanza acudían todos los familiares para distribuirse la carne.

El sacerdote o el matarife practicaba un orificio preciso en la vena yugular del animal por donde se desangraba, se desinfectaba y se arrancaba la piel. Antes de abrirlo en canal se lavaba ligeramente todo el cuerpo con un paño de lino blanco sumergido previamente en una solución de agua con un poco de natrón (carbonato de sodio). Al igual que la sangre, las vísceras y la médula se desdeñaban para evitar posibles enfermedades, y la carne se ingería cocida o asada. Hoy también, los practicantes de la Ley Mosaica (judíos e islamitas), no comen carne de res si no ha sido sacrificada por persona autorizada y bajo determinadas normas, normas que guardan cierta similitud con el proceso anteriormente descrito.

Entre los vegetales gustaban de cebollas, pepinos, ajos, puerros, rábanos, zanahorias, nabos, espinacas y naturalmente no podían faltar las apreciadas lechugas, de las cuales se aseguraba que enamoraba al hombre y hacía fértil a la mujer. La mayoría de estas verduras las

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