Crónica De La Violencia

Crónica de la violencia

“Trata de personas, la nueva esclavitud. Explotación sexual, trabajos o servicios. Forzados, servidumbre, extracción de órganos, prácticas esclavistas para servilismo, vientres prestados, algunas formas de esclavizar al ser humano”

A Paola y Laura las sedujo un mexicano. Oriundas de Cali la capital de la “salsa” en Colombia, escucharon con entusiasmo la propuesta de un habitante del Distrito Federal que les prometía trabajo, buen sueldo y arreglar su calidad migratoria con una visa de turismo a cambio de bailar en un club nocturno.

Las colombianas de 19 y 25 años de edad respectivamente, accedieron a la invitación después de hacer sumas y restas, concluir que por mover sus esbeltos torsos, tendrían el dinero suficiente para ayudar a sus familias y, con suerte, comprarían una buena casa en Cali en un promedio de cinco años.

Llegaron a México por Tapachula donde les prometieron entregarles sus respectivas visas de turismo. Nadie llegó por ellas. El sujeto mexicano que las sedujo desde Colombia no contestaba los teléfonos. Fueron detenidas por autoridades migratorias y permanecieron en una celda con otros migrantes de El Salvador y Guatemala.

Semanas después, alguien pagó una fuerte suma de dinero por ellas y lograron salir de cautiverio. Desde entonces todo se convirtió en la peor experiencia de sus vidas. Llegaron al Distrito Federal a un Table Dance de “mala muerte” en una zona céntrica de la ciudad. Bailaban hasta la madrugada y del dinero ganado diario, el

70 por ciento tenían que dárselo al dueño del lugar, era el pacto por permitirles dormir en un cuarto y darles de comer. Los bailes terminaban en ocasiones en salidas nocturnas como damas de compañía para caballeros de 45 y 50 años de edad.

Aun así, el trato era directamente con el dueño del negocio y tenían que regresar a casa con más de la mitad del sueldo para él. Los malos tratos eran constantes. Las llamaban prostitutas, les quitaban el dinero, las dejaban sin comer, las amenazaban con matar a sus familiares en Colombia y contarles lo que hacían en México para sobrevivir.

Un año después, cansadas del aislamiento y de servir a un desconocido, huyeron del Table Dance con ayuda de un cliente que les ofreció regresarlas a su país. Ahora Paola tiene 25 años y Laura 32. Paola regresó a Colombia a estudiar y a poner un negocio familiar. De Laura poco se supo, algunos dicen que continúa en México pero que ya no baila, que se retiró del negocio.

La historia de Paola y Laura son el ejemplo de un fenómeno que se ha venido incrementando con los años a nivel mundial. La nueva esclavitud del siglo XXI, la llamada trata de personas.

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