De Las Revueltas A Las Revoluciones. Tenenti
Enviado por totobennett • 18 de Febrero de 2013 • 1.889 Palabras (8 Páginas) • 1.741 Visitas
De las revueltas a las revoluciones
Alberto Tenenti
Introducción
En historia no está permitido que una noción sea válida para cualquier época o, más aun, muchas veces no es válida para distintos aspectos de una misma época.El vocabulario que se utiliza en historia es implícita o explícitamente eurocéntrico.
De las revueltas a las revoluciones indica un proceso, y no excluye que otros procesos más o menos comparables hayan podido desarrollarse antes o pueden producirse después. Hay que abordar la cuestión de reconocer si efectivamente entre los siglos XV y XVII se produjo un tránsito de las revueltas y las revoluciones, sabiendo que la edad moderna se caracterizó en gran medida por acoger grandes revoluciones (americana, industrial, francesa, rusa o china).
El objetivo de este estudio es determinar las vías por las cuales se pasó de procesos de revueltas mas o menos consistentes y que no sacudieron los cimientos del sistema dominante, a revoluciones duraderas y a movimientos que desembocaron en sistemas nuevos y duraderos, tanto estatales como institucionales. Estos cambios tuvieron también repercusiones en el plano económico y social además del ético- político y cultural.
No se debe determinar cual de estos aspectos es el mas influyente ya que adquieren importancia según el contexto y además se relacionan entre si.
Se puede entender por revolución una agitación colectiva que tiende y consigue un orden establecido de forma duradera, extensa y profunda. Una agitación, una revuelta, una guerra civil, por mas largas que fueran no logran resultados revolucionarios porque no mueven los cimientos del sistema.
La historia de este proceso es tan compleja que no puede encasillarse en cuadro o perspectivas lineales. Por ejemplo los cambios que se producen en lo político, luego en lo militar, social y económico, tienen su punto de partida en las reformas religiosas y se produjo en el siglo XVI un juego dialéctico entre revueltas y restablecimiento del orden, ya que se apoyó mucho más la represión armada que el sermón liberador de las reformas.
Las reformas tuvieron distintas repercusiones en las zonas de Europa, por ejemplo la confesión calvinista a pesar de actuar en Francia y los Países Bajos, no tuvo los mismos resultados, que hasta llegaron a oponerse. Estos procesos no estaban dispuestos de antemano, y no existían programas de cambio social e institucional que no fueran utópicos. Los objetivos de las diversas corrientes protestantes eran meramente religiosos y solo de forma secundaria e implícita demostraron ser políticos.
Todos los conceptos que aparecen en el siglo XVIII como libertad individual, la tolerancia religiosa o la representación política habían necesitado mas de dos siglos (XVI y XVII) para afirmarse, por lo que se prevé que se necesitará un período igual para que se extiendan a otros ámbitos, pero la revolución francesa se dio en pocos años y aceleró todo este largo proceso que se venía dando.
El nacimiento de las provincias unidas
Cuando el duque de Alba llegó a los Países Bajos, ni el ni sus adversarios podían evaluar la entidad real de las fuerzas continentales. Por mucho que se pueda evaluar la eficiencia calvinista, nadie a priori hubiera imaginado que dicha organización sería uno de los pilares de del único Estado realmente nuevo. En aquella región no solo entran en juego aspiraciones religiosas, sino también tradiciones civiles y costumbres jurídico-políticas, además de estructuras económicas y sociales muy consistentes.
Frente a otros países es difícil evaluar el grado de madurez de patriotismo en los Países Bajos, patriotismo por el cual lucharon para adquirir una fisonomía de nación.
Lo cierto es que el país en el siglo XVI quedó dividido en dos, y los factores culturales, religiosos y políticos actuaron de forma muy distinta. Se logra llegar antes al Estado que a la Nación.
Las autoridades madrileñas, a cargo de Felipe II (los Países Bajos estaban bajo su tutela) eligieron la vía de la represión antes que medios conciliadores para actuar en las provincias, ya que era habitual recurrir al ejército para sofocar las revueltas. Este recurso español de la fuerza contribuyó a abrir un foso que antes no existía en las provincias.
Las tropas del duque de Alba no trataron de manera ejemplar a los considerados herejes y encarcelaron y posteriormente decapitaron a los condes de Hegmont y Hornes. En seis meses fueron juzgadas 12.000 personas y condenadas a muerte 1.000, así creía el duque de Alba que aseguraba poder a Felipe II.
El duque, que disponía de un ejército profesional, no encontró adversarios debidamente preparados. Tuvo que pasar un año para que las primeras iniciativas antiespañolas tuvieran algún peso. Esas iniciativas fueron preparadas mientras que la gran campaña de la Liga Santa contra los turcos se llevaba gran parte de las fuerzas de Felipe II. Aprovechando la falta de guarnición en Abril de 1572 los Gueux desembarcaron al sur de Holanda. En Mayo 1572 se reveló Mons y el duque de Alba descuidó las provincias del norte para recuperarla, pero Guillermo de Orange no pudo sacar mucho provecho. El duque recupera Mons en Septiembre.
La contraofensiva se produce de forma imprevista. Los rebeldes conquistaron en el norte una sólida base territorial, y en Julio de 1572 Guillermo de Orenge obtuvo de los Estados de Holanda, Zelanda y Utrech el cargo de estatúder.
Las victorias de los revendes se multiplicaban y las autoridades españolas reemplazaron al duque de Alba por don Luis de Recuesens a quien no le fue bien ya que sus tropas se revelaron por falta de atraso en los sueldos y fue reemplazado por el hermano de Felipe II, Don Juan, quien hizo su entrada solemne en Bruselas el 1 de Mayo de 1577 para ser reconocido como su gobernador.
El príncipe español quiso en vano recuperar
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