Declaración de Roma (1983)

Declaración de Roma (1983)

Dado:

• la inmensa variedad y la riqueza cualitativa y cuantitativa de los arqueológicos, arquitectónicos, históricos y artísticos, ambientales y naturales, patrimonio archivístico y bibliográfico existente en Italia.
• la falta de recursos económicos y financieros disponibles,
• el clima extremadamente tenso que es característico de la etapa actual de crecimiento y transformación de la sociedad italiana

Teniendo en cuenta los aportes culturales fundamentales que brinda continuamente

expertos italianos, no sólo al conocimiento de la historia del arte sino también a las teorías de conservación y a la práctica de la restauración,

Observando también, en comparación con otros países, la participación permanente de los

Parlamento, el Gobierno italiano y, sobre todo, de los servicios públicos interesados ​​en el

conservación del patrimonio cultural,

Por lo tanto, con el objetivo de hacer más incisivas y precisas las acciones para la conservación integral del patrimonio cultural nacional, el Comité Nacional Italiano, bajo el patrocinio del Ministerio de Bienes Culturales y Medio Ambiente, recordando el trabajo

realizado en los simposios nacionales de Sorrento (1979) y de Nápoles (1981), discutido

el siguiente tema en Roma (9-10 de junio de 1983) sobre la base de estudios anteriores: "Monumentos y sitios: acción de conservación en Italia hoy".

Tras escuchar y debatir los informes y comunicaciones, el simposio constató las graves deficiencias que existen hoy en Italia en el campo de la conservación y restauración del patrimonio cultural. Estas deficiencias se deben, por un lado, a la relación insuficientemente clara entre teoría y práctica y, por otro lado, a los peligros inherentes a la actual situación política y socioeconómica.

La Asamblea señaló específicamente:

1. Una coordinación rara, incluso inexistente, entre los diversos organismos implicados en la conservación a todos los niveles: local, regional, nacional e internacional.

Esta situación se ve agravada por otros factores, como la falta de una estructura orgánica.

en estas instituciones; la separación entre la universidad y el gobierno

servicios a cargo de bienes culturales; la ausencia de coordinación entre los Ministerios y, sobre todo, entre Asuntos Culturales y Obras Públicas, aunque esta última aporta una importante financiación al patrimonio arquitectónico.

2. Consecuencias graves debido al hecho de que las operaciones de restauración arquitectónica se adjudican con demasiada frecuencia a profesionales del sector público y privado insuficientemente cualificados. Esta situación demuestra la absoluta necesidad de emplear restauradores competentes, que hayan recibido formación a nivel universitario y formación especializada a nivel de postgrado.

3. Consecuencias ulteriores por el trabajo no supervisado de nuevos contratistas privados no calificados en monumentos, centros y sitios históricos. Este fenómeno se ha visto acentuado por la mala salud de la industria de la construcción que ha llevado a ciertos contratistas a realizar trabajos de restauración a pesar de su falta de formación, al amparo de la reciente y ambigua legislación sobre arquitectura y urbanismo. Esta legislación es

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