Desarrollo de el CUENTO SOBRE EL PAICO

LA AMBICIÓN CON EL PAICO

Un joven muy guapo y apuesto vivía en un pueblo un poco lejano de la ciudad. Este joven tenía una chacra que era como patrimonio de la familia muy numerosa que tenía, él era hijo mayor de esa gran familia. El joven tenía un gusto especial por los paicos, pues le gustaba su aroma que era muy fuerte y particular, era una planta de multiusos, el joven obtuvo tres únicas semillas de la ciudad vecina y las plantó en la riberas del río que estaban cerca de su chacra. Después de unos cuantos meses, él joven tuvo la gran idea de ir a vender las cosechas de las tres semillas y comentar a la gente el valor muy importante que tenía esa planta, los beneficios que tiene y el gran uso que se puede obtener. Aquel joven un día muy soleado caminaba hacia el mercado de la ciudad vecina con una carretilla a su atrás, que contenía los frutos, las cosechas y es más, talo todos los paicos cultivados para vender a un muy buen precio.

Iba el apuesto joven vestido con su ropa de verano y unos preciosos zapatos negros en acharolados, llevando su carretilla con tal valiosos frutos. Iba pensando en la ganancia que obtendría cuando vendiera el paico, sus frutos y todo lo que contenía en aquella carretilla en el mercado de la ciudad. Siempre soñando con ser muy rico y salir de la pobreza que vivía con su familia, soñaba con poseer tres hectáreas llena de paicos, una empresa donde se produciría jabón y shampoo de paico, tiendas llenas de postres de paico, tortas, queques, hasta infusiones de sus hojas y no solo tendría todo esto en su ciudad si no, pondría millones de empresas y tiendas enormes en toda América y en todos los rincones del mundo pues ya se imaginaba el joven millonario y con autos del año, con apuestos trajes de gala de material muy fino y sedoso, con mansiones muy lujosas y cientos de sirvientes sirviéndoles en lo que él deseaba y hasta cobraría por ir a curar algunas enfermedades que sólo él sabía que con esta planta se podían curar. Iba diciendo por el camino -En el mercado ofreceré  los frutos más ricos que llevo en mi carretilla.

El ambicioso muchacho iba, así, dando rienda suelta a su imaginación. Ya se veía inmensamente rico cuando, en realidad sólo llevaba una humilde carretilla llena de paicos. Y ya llegando a la ciudad vecina pone una pequeña silla y una bandeja donde empieza a colocar y acomodar todo lo valioso que traía su carretilla. Apenas empezó a llamar a la gente para ofrecer sus productos, la gente se acercaba muy curiosa para informarse y comprar, pues prácticamente él se estaba llevando la clientela, pero lamentablemente los vendía muy caros y nadie del pueblo los quería ni podían comprar, pues apenas a las señoras les alcanzaban para la comida del día y él muy decepcionado y furioso empezó a obligar a la gente comprar. Cuando alrededor de una hora y media después de su llegada una gran corrida de toros justo pasaba por el lugar donde el apuesto muchacho estaba vendiendo sus productos. El muchacho quiso guardar todo con gran rapidez al igual que todos los vendedores de su alrededor pero lo único que logró fue desesperarse más y se le vino todo sus productos al piso y cuando por un "pelito" un vendedor lo empuja cayendo a si al otro lado del puesto y la gran corrida de toros azotó con todo a su paso y pisando así todo el producto del muchacho y las demás frutas, verduras y carnes que se encontraban a su alrededor, fueron pisoteadas y destruidas en menos de un minutos. Pobre muchacho todas sus ilusiones se habían desvanecido. La carretilla estaba rota y los frutos y todo los que se encontraba en la bandeja estaban llenos de barro en el piso. Adiós a tantos sueño ambiciosos y empresas que lo harían millonario. Adiós a los autos del año, a vestimentas de galas de material tan fino y sedoso y todos los postres tan deliciosos que cautivarían a millones de personas del mundo. No había acabado de levantar en su imaginación una enorme empresa, y este ya se encontraba derribado por los suelos.

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