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Diseño e implementación de proyectos de desarrollo de autogestión comunitaria en Centroamérica


Enviado por   •  14 de Mayo de 2014  •  28.108 Palabras (113 Páginas)  •  263 Visitas

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Objetivo

El objetivo de este documento es identificar

las prácticas más adecuadas para el diseño e

implementación de proyectos de desarrollo de

autogestión comunitaria en Centroamérica,

con especial énfasis en el caso de Nicaragua.

El presente estudio se emprendió con el deseo

de mejorar las pautas de actuación y la eficacia

del Banco Interamericano de Desarrollo en

este tipo de intervenciones. Se decidió concentrar

el análisis en Centroamérica y, en particular,

Nicaragua, dado el alto porcentaje de población

de bajos recursos que habita en sus

zonas rurales y la existencia de un elevado

número de proyectos de este tipo.

Definición de desarrollo rural

de autogestión comunitaria

El Desarrollo Rural de Autogestión Comunitaria

(DRAC) implica la atribución de poder de

decisión a comunidades y residentes en el diseño

de iniciativas destinadas a mejorar los

niveles de vida, así como la asignación de recursos

para lograr los objetivos acordados.1

Normalmente, en la ejecución de los proyectos

las comunidades implicadas operan en colaboración

con organizaciones de apoyo y proveedores

de servicios sensibles a las demandas

existentes, entre los que se incluyen autoridades

locales, organizaciones no gubernamentales

(ONG), contratistas del sector privado y

1 En el presente estudio, el término “comunidad”

hace referencia a un grupo de personas como objetivo

de un proyecto determinado. Dado que los miembros

de una comunidad están involucrados en las mismas

o similares actividades, su grado de interés por el

proyecto en cuestión puede diferir y es muy probable

que se origine un sentimiento de competitividad entre

los integrantes de dicha comunidad. No se debe confundir

“comunidad” con “municipalidad”. Este último

término se aplica a una unidad geográfica desde

una perspectiva política.

organismos regionales y estatales. El DRAC

permite ofrecer servicios de infraestructura a

pequeña escala, una organización financiera

más eficaz e iniciativas de administración de

los recursos naturales, potenciando la situación

de los grupos de población más desfavorecidos,

incrementando los niveles de democracia

y responsabilidad en la gestión social e

impulsando la cobertura y garantías sociales

de los elementos más deprimidos de la comunidad

rural.

Los proyectos de desarrollo rural de autogestión

comunitaria son una herramienta para aliviar

la pobreza de las zonas rurales. Durante

cuatro décadas, las agencias donantes y las

autoridades nacionales y locales han sido las

encargadas de planificar, promover y ejecutar

este tipo de iniciativas. El ámbito de actuación

y alcance de los proyectos de desarrollo de

autogestión comunitaria pueden variar considerablemente.

Mientras que unos se concentran

en la construcción de infraestructuras sociales,

tales como escuelas, clínicas, centros

comunitarios, instalaciones de agua potable y

alcantarillado, carreteras, puentes y muelles,

otros destinan sus esfuerzos a impulsar iniciativas

para la generación de ingresos y el estímulo

a la producción, apoyando a agricultores

y pequeños empresarios en ámbitos tales como

extensión marketing o asesoramiento. Otros

proyectos, por ejemplo, tienen como fin asistir

a la comunidad y a las autoridades municipales

en la gestión de recursos naturales (recursos

hidrográficos, reservas biológicas, canalización

de aguas, tierras de pastoreo, piscifactorías

y bosques, etc.), o bien la capacitación

de las autoridades municipales para la planificación,

puesta en marcha y mantenimiento de

servicios públicos básicos. En algunos casos,

los proyectos combinan varios de estos enfoques,

en una modalidad de ejecución multisectorial

e integrada.

2

Relevancia de los proyectos de desarrollo

rural de autogestión comunitaria

La adopción de una perspectiva de participación

comunitaria en las iniciativas de desarrollo

local puede desempeñar un papel esencial

para los planificadores sociales, tanto en forma

teórica como en la práctica. En principio,

los proyectos en los que participa la comunidad

como elemento autogestionante tienen

más posibilidades de obtener una amplia adhesión

y una alta sostenibilidad a largo plazo

que las iniciativas propuestas e impuestas a la

comunidad por expertos “externos”. Por ejemplo,

es más probable que los miembros de una

comunidad se ofrezcan a participar de forma

voluntaria en la edificación de un centro escolar

“deseado” por ellos que en la construcción

de unas letrinas encargadas por un agente externo.

De la misma manera, es más probable

que los beneficiarios participen en mayor medida

en la supervisión de la administración de

unos recursos limitados y en la exigencia de

responsabilidades a los encargados de gestionar

los proyectos.

Un proceso de planificación y consulta abierto

permite una mayor transparencia y el reforzamiento

de los niveles de gestión democrática.

Las nociones tradicionales de contabilidad

cambiaron en la mayoría de los proyectos; el

gobierno central debía “responder” y “reportar”

al agente externo el uso de los recursos.

En los proyectos de DRAC la contabilidad es

descendente y horizontal. No sólo se le respondía

a los agentes externos sino también a la

comunidad.

En la práctica, la conversión de los “beneficiarios”

de objetos pasivos dentro de la planificación

del proyecto de desarrollo a participantes

activos garantiza la manifestación de las capacidades

latentes que hay dentro de la comunidad.

Al enseñar a las comunidades a negociar

de forma eficaz con instancias externas, tanto

privadas como públicas, y capacitándolas para

la elaboración de estudios de viabilidad y en la

búsqueda de soluciones financieras adecuadas,

se las habilitará para convertirse en agentes

autónomos de cambio.

Por otra parte, es necesario

...

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