Distintas Maneras De Vivir

“Distintas maneras de vivir”

Algunos pueblos viven de una manera y otros pueblos, de otra. Algunos comen la comida cruda y otros cocida; algunos se sientan en el suelo y otros, en sillas; algunos construyen sus casas con ladrillos, otros, con maderas, otros, con ramas.

El modo que tiene un pueblo de construir su casa, el modo de cazar o de cultivar, el modo de comer o de bailar, o de organizar la familia, los modelos de herramientas, las vasijas, las ropas que usan, los cuentos que cuentan, las creencias que tienen, el lenguaje que usan..., todo eso es la cultura de un pueblo, su manera de vivir en el mundo.

Para “construirse” una cultura, los seres humanos tienen que par¬tir de lo que tienen, de lo que ya está dado por la Naturaleza: sus pro¬pias necesidades y las condiciones del lugar en el que viven. Sus pro¬pias necesidades los obligan a conseguir alimento para saciar el hambre, a protegerse del mucho frío o de mucho calor o de las llu¬vias o del viento o de los animales, y a unirse en pareja para tener hijos. Y la realidad que los rodea les impone cierto clima, cierto suelo, ciertos árboles y plantas, ciertos animales.

Cuando un grupo de seres humanos vive en sociedad, trata de ponerse de acuerdo para satisfacer las necesidades de todos y en¬frenta en forma solidaria los peligros.

Cada lugar del planeta significa, para cada sociedad que vivió en él, un desafío y cada sociedad respondió de manera diferente a ese desafío. Hubo pueblos nómades, que se mudaban de un lugar a otro en busca de alimento, y pueblos sedentarios, que concentra¬ron el alimento alrededor de sus casas. Hubo cazadores, recolectores, horticultores, pastores, agricultores.

La manera de vivir de un pueblo, la cultura, se transmite de pa¬dres a hijos.

Así como las sociedades cuentan su historia, del mismo modo transmiten su cultura: el padre enseña a cazar al hijo, la madre enseña a hilar a la hija, los artesanos enseñan el oficio a los apren¬dices. Se enseña a bailar, a adornarse, a preparar ciertas comidas, a respetar ciertas cosas, se enseña incluso a "pensar" de determinada manera.

Eso no quiere decir que las culturas no cambien. Las culturas también están dentro de la historia: cambian, se transforman, pero quedan muchas cosas, huellas profundas. La cultura de un pueblo lo ata a su historia.

Es importante entender que en el mundo hay muchos pueblos y muchas culturas; que, a lo largo de la historia, distintas socieda¬des elaboraron distintas maneras de vivir en el mundo. Si lo enten¬demos bien no vamos a cometer el error de creer que la única cultura que ''vale'' es la nuestra.

Extraído de “Así comenzó nuestra historia”. Romero, Luis Alberto – Montes, Graciela. Editorial Gramón Colihue, Buenos Aires, 1999.

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