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EL ABSOLUTISMO


Enviado por   •  21 de Abril de 2014  •  3.702 Palabras (15 Páginas)  •  288 Visitas

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EL ABSOLUTISMO

Es una forma de gobierno en la cual el poder del dirigente no está sujeto a ninguna limitación institucional que no sea la ley divina.1 Es un poder único desde el punto de vista formal, indivisible, inalienable, intranscriptible y libre. Los actos positivos del ejercicio del poder (legislación, administración y jurisdicción) se apoyaron en la última instancia de decisión: la suprema monarquía, emanando de ella, no estando por encima sino por debajo.

Abarcó los siglos XVI, XVII, XVIII y la primera mitad del XIX, cuando las revoluciones burguesas de 1820, 1830 y 1848 acabaron con la Restauración del Congreso de Viena. Como excepción a esta caducidad del absolutismo se debe citar al Imperio ruso, donde los zares mantuvieron su práctica hasta la Revolución Bolchevique de 1917.

La teoría del derecho divino del poder real o del absolutismo teológico nació en Francia en el último cuarto del siglo XVI y en el ambiente de las guerras de religión. Aunque en Europa la divinización del monarca nunca llegó tan lejos como en Asia —en algunos países se identificaba al rey con el mismo Dios—, el rey siempre tuvo cierto poder sobre las iglesias nacionales a través del regalismo.

EL ABSOLUTISMO EN FRANCIA

El ejemplo más característico de una monarquía absoluta es el de la monarquía francesa, que demuestra asimismo cómo lograr hacer caer el régimen feudal no fue tan sencillo.

La frase "L'état, c'est moi" ("El Estado soy yo"), es la frase célebre de Luis XIV, uno de los más famosos monarcas abosultos de Francia.

La Francia en el siglo XV era un mosaico de regiones con distintas tradiciones, privilegios y regímenes legales. La tendencia de la monarquía francesa a centralizar el poder aparece sobre todo tras el fin de la Guerra de los cien años. Tras la invasión inglesa y la derrota de la vieja nobleza en la batalla de Agincourt, su prestigio queda seriamente dañado, algo que es aprovechado por los monarcas franceses para incrementar su influencia y poder. Hasta entonces, los reyes de Francia habían sido considerados como un primus inter pares por parte del resto de la nobleza francesa, y su influencia real se limitaba a los territorios patrimoniales de la casa Capeto, esto es, la Île de France. El primer monarca en desarrollar la tendencia centralista fue Luis XI, que se sirvió de múltiples intrigas para extender su autoridad por todos aquellos territorios que conformaban la Francia del siglo XVI.

Sus sucesores continuaron esta política, que pasó con reducir la potestad de los nobles en sus señoríos jurisdiccionales y el desarrollo de una administración centralizada. Sin embargo, esta tendencia chocaba con importantes problemas de comunicaciones: comúnmente, las órdenes reales no llegaban en tiempo y forma a todos los rincones de Francia, y por lo tanto el poder en los señores locales se veía favorecido. El nombramiento de gobernadores locales y el control férreo sobre le nombramiento de cargos públicos tendió a reducir la influencia de los nobles locales a favor de la del Rey, aunque generó toda una casta de nobles de toga que compraban cargos públicos para luego beneficiarse de ellos a costa del Rey.

En cuanto a la economía, como en cualquier régimen absolutista, era mercantil y el monarca intervenía en ella activamente. En lo que a la sociedad se refiere, ésta estaba divida en órdenes o estamentos, entendidos como la condición social y política de índole colectiva que se define por un conjunto de libertades. A lo largo del siglo XVI los sucesivos monarcas incrementaron su influencia, pero de ellos se esperaba que actuaran siguiendo la ley divina y el derecho natural, esto es, que respetaran las costumbres feudales.

INGLATERRA Y HOLANDA CONTRA EL ABSOLUTISMO

El absolutismo Tudor.

La organización del reino

En el siglo XVI Inglaterra se caracteriza por el crecimiento del poder monárquico y el desarrollo de las formas capitalistas de producción.

El parlamento, integrado por dos cámaras, la de Lores y la de los Comunes, disponían de importantes privilegios. Legitimaba los tributos solicitados por el rey y tenía facultades legislativas mediando la sanción real. Bajo los Tudor se iniciaba un período de afirmación monárquica; deben señalarse los reinos de Enrique VII (1485-1509), Enrique VIII (1509-1547) y de Isabel Tudor (1559-1603). Los motivos del proceso, el debilitamiento de la nobleza feudal en razón de las guerras civiles, la acción de los cambios económicos determina el surgimiento de sectores sociales que serán base de la monarquía; el peligro exterior, emanado de la rivalidad con España y los éxitos obtenidos por la corona en los conflictos bélicos.

La monarquía fue paternalista con las clases bajas y aplico un intervencionismo proteccionista en materia económica. El absolutismo tiene el apoyo de sectores del pueblo. Los monarcas respetan la tradición institucional, manteniendo las consultas al Parlamento.

Bajo Enrique VII se consolidó el ordenamiento financiero y con Isabel Tudor se perfeccionaron los instrumentos del poder monárquico.

El Consejo Privado, cumplía funciones de asesoramiento político y administrativo. Algunos miembros constituían la Cámara Estrellada, alto tribunal judicial que actuaba de defensa de la seguridad del estado en el Consejo Privado, los principales dignatarios del reino: el canciller, guardia del Sello Privado.

Las regiones del reino estaban divididas en condados. A su frente había un noble -el lord lugarteniente- encargado de la milicia local. Los sheriffs administraban justicia; pero, con Isabel Tudor, tiene mas importancia los jueces de paz designados por el monarquía y revocables anualmente.

Los ingleses pugnaron con los holandeses por la preponderancia comercial. Desde 1663 las colonias inglesas solo podían importar bienes europeos desde Inglaterra y en barcos ingleses. En 1664 los ingleses tomaron Nueva Ámsterdam, denominándola Nueva York. En 1665 Jacobo, duque de York y hermano de Carlos, derrotó a la escuadra holandesa en Lowestoft. En junio de 1666 la Batalla de los Cuatro Días supuso enormes pérdidas para ingleses y holandeses. En ese mismo año Londres se vio atacado por la peste, que se llevó a 56.000 personas. Siguió el gran incendio de Londres.

La Corona se vio en la bancarrota. Carlos II comenzó las negociaciones de paz con los holandeses en mayo de 1667 y reunió la flota en Chatham. El almirante holandés De Ruyter aprovechó la ocasión: incendió tres buques y capturó el Royal Charles, buque insígnea. La guerra concluyó con el Tratado de Breda, e Inglaterra se hizo de forma definitiva con Nueva York y Nueva Jersey, territorios sin importancia

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