EL CONCEPTO DE LA MEXICANIDAD
Enviado por PALINITA • 31 de Enero de 2014 • 2.658 Palabras (11 Páginas) • 873 Visitas
EL CONCEPTO DE LA MEXICANIDAD EN HASTA NO VERTE JESÚS MÍO DE ELENA PONIATOWSKA Y LOS AÑOS CON LAURA DÍAZ DE CARLOS FUENTES
¿Qué es la mexicanidad? ¿Cómo son los mexicanos? Para responder a estas preguntas vamos a apoyarnos en el libro El laberinto de la soledad del celebre poeta mexicano Octavio Paz. El libro está compuesto por nueve ensayos sobre la identidad mexicana. Partiremos de la premisa de que un mexicano sabria definirse de manera más profunda y exacta frente a otras nacionalidades, ya que su conocimiento sobre sí mismo es intuitivo, consta de un matiz sentimental y además, como lo constata Paz, está basado en amplios conocimientos y estudios históricos, sociológicos, literarios e incluso lingüísticos. Sin duda alguna la identidad se manifiesta plenamente en el arte, en la literatura. Se comprueba en dos novelas de dos grandes escritores mexicanos: Hasta no verte Jesús mío de Elena Poniatowska (mexicana de elección puesto que aunque nació en Francia, es México la que la escritora considera su verdadera patria) y Los años con Laura Díaz de Carlos Fuentes.
Las protagonistas de ambos textos son mujeres mexicanas: Jesusa Palancares y Laura Días, respectivamente, además son personajes femeninos muy originales, ninguna de ellas es un representante del llamado every man de su tiempo. Jesusa es una mujer pobre, ni siquiera sabe leer y escribir, pero aunque no tiene formación, sabe sobrevivir contando sólo con sus propias habilidades. En consecuencia, es un personaje muy complejo y poco esquemático, entre otros factores porque Jesusa no solamente se convierte en soldado durante la Revolución Mexicana, sino también porque tiene el don de la videncia, y sabiduría de curandera. Laura Díaz por su parte representa el mundo que constituye la antitesis del representado por Jesusa. Laura es una mujer educada, de la clase alta, es nieta de un hacendado alemán, además es una mujer consciente de la situación mexicana y mundial del siglo XX. Ambas narraciones se inscriben en la corriente del realismo poético, en consecuencia, la mexicanidad en los libros es claramente visible, casi tocable, se manifiesta a través de las descripciones de todos los protagonistas y sus comportamientos, en el fondo histórico y en la realidad mexicana en general. No obstante, no hay que olvidar que los protagonistas casi siempre son personajes sobresalientes que no desaparecen en la realidad novelesca.
EL CARÁCTER MEXICANO
El mexicano, según Octavio Paz, es un ser cerrado, ensimismado, triste y sarcástico, nihilista de manera instintiva. Su mayor virtud es la reserva. El mexicano, sea quien sea, obrero o profesor universitario, se preserva, se encierra, lleva una máscara del hombre inconmovible e inquebrantable, reservado y resistente. El hombre mexicano es un macho para quien abrirse al mundo significa dejarse vencido, perder. Por eso, guarda su intimidad, es celoso en su interior, no expresa sus sentimientos y emociones, se siente diferente de los demás. Es un ser inalterable. La hombría se mide por individualismo e invulnerabilidad, por la resistencia ante el mundo exterior, que obviamente es un mundo hostil y enemigo. A la verdadera alegría se la puede hallar solamente en la embriaguez y el torbellino, en la fiesta. Los mexicanos se emborrachan para confesarse, pero su naturaleza impide la confesión, la apertura.
La mujer mexicana, al contrario, es un ser humano inferior, puesto que la apertura forma parte de su naturaleza femenina. Octavio Paz la describe de manera siguiente: “en el mundo hecho a la imagen de los hombres (...) es sólo un reflejo de la voluntad y querer masculinos”, es decir la mujer no tiene deseos propios. Su mayor virtud es el recato, la decencia. Sus fuerzas magnéticas son independientes de ella misma. Por una parte, es una criatura inerme e inerte, por otra, es activa, se apodera de los rasgos propios al hombre, se convierte en la mala mujer, en bruja o prostituta. Seduce a los hombres y los abandona. Se cierra al mundo, por consiguiente, se vuelve invulnerable.
Jesusa Palancares es un ser híbrido, dotada tanto de los rasgos característicos del hombre mexicano como de las características femeninas. Al perder a su madre crece entre hombres asimilando sus comportamientos y su manera de ver el mundo. A la edad de quince años se convierte en soldado, recorre gran parte de México junto con las tropas zapatistas: primeramente al lado de su padre, luego con su marido, el general Pedro Aguilar. Después de la muerte del esposo, se instala en la ciudad de México, donde permanece hasta su muerte. Es un personaje fuerte y resistente, cerrado al mundo. Nunca se queja, ni cuando es pegada por las amantes de su padre, ni cuando es golpeada por su marido. Sin embargo, cuando no puede soportar el comportamiento de su esposo hacia ella, todos sus golpes y latigazos, le desafía, está dispuesta a matarlo o a morir. Como soldado monta a caballo, se viste de hombre, ama las fiestas, aunque nunca se emborracha. Además es curandera, conoce propiedades de las hierbas. Sobre sí misma muy a menudo dice que “tiene el diablo adentro”. En general, Jesusa es una mujer activa que vive entre hombres, pero, al no cumplir con la imagen de la mujer mexicana, sigue siendo rechazada por los demás, tanto por hombres como por mujeres. No obstante, no carece de algunos rasgos femeninos. Cumple con los deberes tradicionales de la mujer: cocina, obedece a su esposo etc. Al no tener sus propios hijos ampara a los huérfanos y a la gente sin domicilio. Toma parte en la Revolución, pero no como soldado propiamente dicho. De todos modos, la fuente de su sufrimiento constituye la falta de aceptación por parte de la gente que la rodea. La sociedad, tanto hombres como mujeres, no la acepta porque es no entra en sus moldes. Además, la protagonista misma tiene plena conciencia de que no refleja la imagen de la mujer mexicana. Su soledad es enorme. Además, Jesusa se da cuenta que entre su comportamiento y mentalidad hay un abismo y se desdeña a sí misma. Si los demás no la aceptan, ella tampoco es capaz de hacerlo.
Por el contrario, los personajes masculinos en Hasta no verte Jesús mío son en mayoría muy típicos. Tanto Pedro Aguilar como Felipe Palancares son verdaderos machos mexicanos. Ambos representan un tópico del hombre de los tiempos de la Revolución, soldados valientes, personas emergidas en su soledad que nunca se confiesan en público. A Pedro y Felipe se les podría llamar mujeriegos, pero, en realidad, incorporan todos los rasgos básicos del hombre mexicano, o sea, fuerza, resistencia y reserva.
Laura Díaz, la protagonista del libro de Carlos Fuentes, tampoco se inscribe en la imagen típica de la mujer mexicana, es una mujer inteligente, educada, aficionada a la literatura y al. arte. Trata de desempeñar el papel tradicional de hija y esposa,
...