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EL PAPEL DEL TRABAJO EN LA TRANFORMACION DEL MONO EN HOMBRE


Enviado por   •  17 de Febrero de 2014  •  2.741 Palabras (11 Páginas)  •  340 Visitas

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21/AGOSTO/2013

“EL PAPEL DEL TRABAJO EN LA TRANFORMACION DEL MONO EN HOMBRE”

Afirman los especialistas que el trabajo es la fuente de toda riqueza. Lo es en efecto a la par que la naturaleza proveedora de los materiales que el trabajo convierte en riqueza. Es la condición básica y fundamental de toda la vida del ser humano.

Hace muchos miles de años, vivían u arza de monos antropomorfos extraordinariamente desarrollados. Darwin nos ah dado una descripción aproximada de estos antepasados nuestros. Estaban totalmente cubiertos de pelo, tenían barba, orejas puntiagudas, vivían en los arboles y estaban en manadas.

Estos seres primitivos a consecuencia directa de cómo vivían desarrollaron funciones distintas en las manos, estos seres primitivos se fueron acostumbrando de prescindir de ellas al caminar por el suelo y empezaron a adoptar más y más una posición erecta.

Puesto a que la posición erecta había de ser para los seres primitivos primero una norma y luego una necesidad por consecuencia de esa acción el uso de las manos también era más variado ya que se desempeñaban mas actividades. Incluso si observamos a los monos tienen usos distintos en pies y manos so solo son para trepas arboles si no que las manos sirven para recoger y sostener alimentos cuando se encuentran el cautiverio realizan actividades sencillas con las manos copiadas por el hombre es aquí donde nos damos cuenta de la gran distancia la mano primitiva de los monos a la del ser humano.

Podemos comprender que la mano humana no solo es una herramienta para trabajo, si no que fue producto del mismo por el perfeccionamiento de nuevas funciones por transmisión hereditaria del perfeccionamiento especial así adquirido por músculos y ligamentos y posteriormente por huesos en las nuevas generaciones. El grado de perfeccionamiento de las manos logro también darle vida a la música, arte y arquitectura.

Primeramente en virtud de la ley que Darwin llamó de la correlación del crecimiento. Según esta ley, ciertas formas de las distintas partes de los seres orgánicos siempre están ligadas a determinadas formas de otras partes, que aparentemente no tienen ninguna relación con las primeras. Las modificaciones experimentadas por ciertas formas provocan cambios en la forma de otras partes del organismo, sin que estemos en condiciones de explicar tal conexión.

Mucho más importante es la relación directa del desarrollo de la mano sobre el resto del organismo. Como ya hemos dicho, nuestros antepasados simiescos eran animales que vivían en manadas: evidentemente, no es posible buscar el origen del hombre.

La comparación con los animales nos muestra que esta explicación del origen del lenguaje a partir del trabajo y con el trabajo es la única acertada. Lo poco que los animales, incluso los más desarrollados, tiene que comunicarse los unos a los otros puede ser transmitido sin el concurso de la palabra articulada. Ningún animal es estado salvaje se siente perjudicado por su incapacidad de hablar o de comprender el lenguaje humano.

Primero el trabajo, luego y con él la palabra articulada, fueron los dos estímulos principales bajo cuya influencia el cerebro del mono se fue transformando gradualmente en cerebro humano, que a pesar de toda su similitud. Lo supera considerablemente en tamaño y en perfección. Y a medida que se desarrolla el cerebro, se desarrollaban los sentidos. De la misma manera que el desarrollo gradual del lenguaje va necesariamente acompañado del correspondiente perfeccionamiento del órgano del oído, así también el desarrollo general del cerebro va ligado al perfeccionamiento de todos los órganos de los sentidos. La vista del águila tiene mucho más alcance que la del hombre, pero el ojo humano percibe en las coas muchos más detalles que el ojo del águila. El perro tiene mucho mejor olfato pero no puede captar ni la centésima parte de los olores que sirven a éste de signos para diferenciar cosas distintas. Y el sentido del tacto que el mono posee a duras penas en la forma más tosca y primitiva, se ha ido desarrollando únicamente con el desarrollo de la propia mano del hombre, a través del trabajo.

Seguramente hubieron de pasar miles de años que en la historia de la Tierra tienen menos importancia que en un segundo en la vida del hombre antes de que la sociedad humana surgiese de aquellas manadas de monos que trepaban por los arboles. Pero al fin y al cabo, surgió. ¿Qué es lo que volvemos a encontrar como signo distintivo entre la manada de monos y la sociedad humana? Nuevamente la respuesta es el “trabajo”.

Cuando fueron ocupadas todas las zonas capaces de proporcionar alimento, el crecimiento de la población simiesca fue ya imposible; en el mejor de los casos el numero de sus animales podía mantenerse al mismo nivel. A diferencia del cazador el lobo no respeta la cabra montés que habría de proporcionarle cabritos al año siguiente; las cabras de Grecia, que devoran los jóvenes arbustos antes de que puedan desarrollarse, han dejado desnudas todas las montañas del país. No cabe duda de que esta explotación rapaz en alto grado a la humanización de nuestros antepasados, pues amplió el número de plantas y las partes de éstas utilizadas en inteligencia y en capacidad de adaptación. Todo este proceso tuvo un impacto fuerte en la evolución, ya que sin la alimentación más variada aportaba al organismo nuevas y nuevas substancias con lo que fueron creadas las condiciones químicas para la transformación de estos monos en seres humanos.

El trabajo comienza con la elaboración de instrumentos. ¿Y que son los instrumentos más antiguos, si juzgamos por los restos que nos han llegado del hombre prehistórico, por el género de vida de los pueblos más antiguos registra la historia, así como por el de los salvajes actuales más primitivos? El consumo de carne ofreció al organismo, en forma casi acabada, los ingredientes más esenciales para su metabolismo. Con ellos acortó el proceso de la digestión y otros procesos de la vida vegetativa del organismo (es decir, los estímulos para que pudiera manifestarse activamente la vida propiciamente animal. Pero donde se manifestó la influencia de la dieta cárnea fue en el cerebro, que recibió así mucha mayor cantidad que antes las substancias necesarias para su alimentación y desarrollo.

El consumo de la carne propicio dos nuevos avances de importancia decisiva: el uso del fuego y la domesticación de animales. El primero redujo aún más el proceso de la digestión, ya que permitía una mejor digestión. La domesticación de animales también proporciono, con la leche y sus derivados, un nuevo alimento, que en cuanto a composición era por lo menos del mismo valor que la carne. Así pues, estos dos adelantos se convirtieron directamente para el hombre

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