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El Art Nouveau, conocido como modernismo


Enviado por   •  26 de Abril de 2016  •  Trabajo  •  3.095 Palabras (13 Páginas)  •  315 Visitas

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ART NOUVEAU

El  Art Nouveau, conocido como modernismo se refiere a un proceso repleto de interrogantes, de búsquedas, de contradicciones; de evaluación de un siglo que termina y de dejar sentadas alternativas para el otro siglo que comienza.

El Art Nouveau no fue un estilo, sino un movimiento que, al final del siglo XIX, evolucionó de modo diferente en diferentes países, con el único fin de derribar el orden establecido en las bellas artes y las artes aplicadas. Luego del período rococó es el siguiente estilo que le da importancia a los interiores.

Ningún arquitecto o diseñador, ninguna escuela personificó el “arte nuevo”; cada cual procuró apoyarse en el historicismo según su manera personal. La respuesta fue exuberante en las orillas del Sena y del Rin, severa y restringida en Glasgow y Viena. Tampoco todos sus exponentes se entregaron al nuevo arte con el mismo entusiasmo y éxito, ni le dedicaron el mismo tiempo. Todos se revelaron contra un siglo de mediocridad, pero todos eligieron libremente su modo de oponerse. Había poco acuerdo entre sus seguidores, salvo “una protesta compartida contra lo tradicional y establecido”.

La exposición del Crystal Palace de 1851 en Londres reveló que los materiales se habían devaluado a causa de la revolución industrial y el advenimiento de las maquinas, que ahora podían producir una avalancha de “antigüedades” para satisfacer los caprichos decorativos de las clases altas y de la burguesía emergente. En general, los interiores del siglo XIX eran solemnes y aburridos, con poco aire y menos luz. No había espacio o superficie que  no se aprovechara para crear la mezcla disonante y rancia de muebles, chucherías, tapices y cortinas, tan característica del hogar victoriano.

Fue en parte esta preocupacion victoriana por un eclecticismo desordenado lo que en la década de 1890 dio paso a los conceptos del diseño interiorista moderno, mediante el cual el Art Nouveau plantearía una de sus propias propuestas, la de la disposición nítida y coherente de la casa. Se trata de crear una estética nueva, en la que predomina la inspiración en la naturaleza a la vez que se incorporan novedades derivadas de la revolución industrial.

La solución del Art Nouveau era sincronizar todos los elementos de una habitación, desde el esquema general del color hasta el detalle mas pequeño de su objeto más pequeño, como las cerraduras o bisagras de un mueble.

Fue William Morris quien cuestionó los valores estéticos victorianos y la manera en que afectaban al conjunto de la sociedad. La revolución industrial fue el blanco de descontento de Morris. Por culpa de ella, la humanidad había perdido su alma, hundida en una ciénaga de producción en masa barata que anulaba su sensibilidad, al mismo tiempo que rebajaba la dignidad de la vida. El creía que había que democratizar la belleza en el sentido de que hasta los objetos mas cotidianos tengan valor estético y sean accesibles a toda la población (socialización del arte), aunque sin utilizar las nuevas técnicas de producción masiva.

Morris condenó cualquier uso de la maquina y también la excesiva división de trabajo. Según el, los seres humanos necesitan un entorno que coadyuve a su salud física y espiritual. Por lo tanto la maquina es un mal por si mismo, porque destruye la belleza y degrada la civilización.

La principal contradicción de Morris es que si se rechaza a la maquina, no se puede producir barato. A pesar de esto, persuadió a la comunidad artística, para que volvieran a la honorable tradición de la producción familiar que, para el, era un asunto de conciencia social.

Los diseños del propio Morris muestran un tradicionalismo ilustrado. Si bien son evidentes ciertas simpatías isabelinas y jacobinas, especialmente en tapices y bordados, los diseños son esencialmente originales. Su elección de una decoración botánica vernácula, junto a su glorificación del artesanado, facilitaron el doble fundamento sobre el que se erigirá el movimiento europeo del Art Nouveau.

Si Morris fue el teórico cuyas ideas iniciaron el movimiento del Art Nouveau, fue el ingles Arthur Mackmurdo, quien lo llevo por primera vez a la practica en el campo del diseño. Los diseños de Mackmurdo ofrecen un marcado contraste con cualquier manifestación europea de la época. Dos elementos en particular establecen su talento: su búsqueda de la simplicidad lineal y sus composiciones asimétricas realizadas en un atrevido contraste de colores, como el blanco y el negro. El empleo de motivos vegetales y la manera de abstraerlos lo sitúan igualmente a gran distancia de sus contemporáneos.

En su revolucionario respaldo de silla de 1883, el observador de hoy percibe de inmediato en su fino calado, compuesto de una fila de esbeltos rizos movidos por el viento, la influencia decisiva del Art Nouveau. El juego entre el aparente movimiento del primer termino y el fondo inmóvil crea un efecto trampa que da a la composición un ritmo y un movimiento continuos, como de algas marinas atrapadas entre corrientes opuestas. Esta preocupación por el movimiento fue característica del diseño al final y principio de siglo.

El modernismo se extendió de manera muy profusa en las artes gráficas. Ya sea en el diseño de cubiertas de libros, a ilustraciones de revistas de todo tipo, desde afiches comerciales a paneles decorativos, desde el diseño de tipografía para imprenta a la confección de postales, el modernismo dejo su marca.

Otra fuente de efectos incalculables en la evolución del Art Nouveau fue el japonisme, puesto rabiosamente de moda en la sociedad occidental tras el acuerdo entre Estados Unidos y Japón.

Los artistas occidentales se inspiraron en una serie de artificios compositivos empleados por sus homólogos japoneses, en especial el marco bidimencional, la perspectiva plana y los colores y silueteados en bloque.

Los artistas y decoradores occidentales se inspiraron en una serie de obras de arte japonesas, entre ellas los impresos Ukiyo-e, los grabados en madera y los lacados.  Abanicos, cerámicas, esmaltes, mascaras, biombos y kimonos fueron igualmente fuentes de inspiración, disponibles a medida que se extendieron por Europa a mediados de 1850.

La sugestión ejercida por el arte japonés sobre el modernismo y sobre el arte del cambio de siglo en general es genuina y con innumerables facetas. Las múltiples recepciones y la orientación diferenciadora se manifiestan en los mas diversos ángulos visuales: la composición asimétrica, los nuevos temas sobre la naturaleza y la sociedad, la atención prestada al vacío y la libre belleza de la linea. Cuando Samuel Bing expuso en 1890, en la École de Beaux-Arts, 725 estampas japonesas , el modelo japonés dejo de estimular a pintores aislados y paso a ser el leit-motiv de toda una generación de artistas europeos. El primer conocimiento del arte japonés data de las Exposiciones Universales.

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