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El Arte Precolombino


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2012  •  44.429 Palabras (178 Páginas)  •  843 Visitas

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El Arte Precolombino (II)

(Sudamerica)

Presentación 5

Introducción 6

La geografía 7

Áreas culturales 9

Otras clasificaciones 13

El arte de los cazadores andinos 15

El neolítico americano 23

Primeras manifestaciones artísticas 25

Los primeros ceramistas 27

Las características figurillas 30

La importancia de la cerámica Machalilla 33

El arte cerámico de Chorrera 34

El Formatívo peruano. Chavín 37

La escultura 39

Un diseño muy característico 42

Oro y cerámica en el Area Intermedia 46

San Agustín 46

El culto al jaguar 50

Colombia 52

Tierradentro 52

Calima 53

La orfebrería Quimbaya 54

Centroamérica 56

Ecuador 60

Tumaco-Tolita 60

Jama-Coaque 63

Bahía 64

Guangala 66

El arte en la sierra de Ecuador 67

De Paracas a Tiahuanaco 68

La costa sur 69

Los tejidos. Paracas 70

La cerámica de Nazca 74

Los dibujos de la Pampa de Nazca 76

El arte cerámico de Moche 77

Centros ceremoniales 81

La cerámica 82

Los estilos regionales peruanos en las Tierras Altas 85

Tiahuanaco 87

El Arte en los Andes meridionales 91

La cerámica Condorhuasi 92

La Candelaria 93

La Ciénaga 95

La Aguada 96

El arte Santamariano 98

El Arte cerámico en la Amazonia 99

El Arte taíno en las Antillas 103

Manifestaciones artísticas 105

Arte del Período tardío 107

Venezuela occidental 108

Colombia 111

Centroamérica 115

Ecuador 119

El apogeo del urbanismo 122

Chan-Chan y el arte Chimú 124

Chancay y otras culturas costeras 129

Las ciudades perdidas 130

Las chulpas de Sillustani 131

El Arte inca 133

Arquitectura 135

El Corícancha y Sacsahuaman 137

Otras artes 139

Nota:

Para una recopilación de fotos con las obras de arte precolombino sudamericano más significativas, vea el apéndice de esta obra, también en versión digital: "Sanchez Montañez,Emma_ El arte Precolombino II apendice(doc)".

Presentación

Este segundo volumen de Arte precolombino está dedicado al arte del denominado subconti-nente suramericano o Suramérica. Sus límites se fijan, por el norte, en las regiones hasta donde llegaron las influencias culturales meridionales, por lo que, a rasgos generales, incluimos Panamá y la mayor parte de Costa Rica. Dichas influencias se manifiestan en la existencia de un tronco lingüístico determinado y también en la presencia de muchos rasgos culturales, como, por ejemplo, la agricultura de la mandioca o el culto de la cabeza-trofeo. El arte, como parte de la cultura, recogerá también esas influencias y, en muchos casos, alguno de esos rasgos se hará patente en una iconografía peculiar. El tema de la cabeza-trofeo mencionado es uno de los más característicos.

Se incluyen también en este volumen las Antillas y otras islas del Caribe, ya que, al ser pobladas desde Suramérica, su cultura y, por tanto, su arte, aun poseyendo una originalidad peculiar, es de tradición sura-mericana.

Es obvia la inmensidad del objeto de estudio, el arte de todo un continente y a lo largo de milenios de desarrollo; su visión será necesariamente general, destacando aquellas regiones en las que una mayor complejidad cultural permitió la existencia de una mayor variedad y sofisticación en las manifestaciones artísticas.

Para intentar, de algún modo, ordenar este estudio del arte suramericano, se ha utilizado, por un lado, un criterio especial, utilizando el concepto de área geo-gráfico-cultural. Dentro de esta división en áreas del continente se ha dedicado mayor espacio a las de mayor complejidad cultural y artística que son, asimismo, las mejor conocidas. Perú y el área Intermedia (Centroamérica, Colombia y Ecuador) aparecen de manera destacada.

Por otro lado, se ha utilizado también el criterio de clasificación en grandes períodos cronológicos, de los que interesa, no tanto reflejar las fechas entre las que se sitúan, sino porque significan modelos culturales distintos. Veremos de esta manera el arte de los cazadores andinos o el de los primeros horticultores. Y, a continuación, se considerarán las artes de las comunidades sedentarias de Ecuador o de Perú, de sus culturas regionales y de sus Estados, pero sin olvidar hacer alguna mención al arte de otras áreas tradicionalmente menos consideradas, como la región caribe, la Amazonia o los Andes meridionales.

Y no hemos querido olvidar que el arte es una manifestación de la cultura, por lo que, en cada caso, se ha analizado ese arte en relación con otras manifestaciones culturales, con la idea rectora de acercarnos a la comprensión del pasado de las culturas indígenas suramericanas a través de los testimonios que ellas mismas dejaron.

Emma Sánchez Montañés

Introducción

TRATAR de encerrar en unas cuantas páginas la realidad artística y cultural de todo un subcontinente como el Suramericano, es indudablemente una compleja y ardua tarea. Se trata de hablar del arte de un conjunto de culturas que florecieron hace más de 16.000 años y que se desarrollaron sobre más de 18 millones de kilómetros cuadrados. Además, la variedad ambiental contribuyó a la existencia de una serie de regiones ecológicamente muy variadas, entre las que se cuentan los climas más extremados de la tierra. En Suramérica se encuentran los desiertos más áridos, los pantanos más húmedos, las selvas más espesas, elevados altiplanos y extensas praderas. Pero antes de la llegada de los europeos no hubo un rincón en todo el continente donde el hombre no hubiera puesto su pie, donde no hubiera logrado, no solamente sobrevivir, sino incluso producir culturas de una complejidad y sofisticación extremas, cuyas manifestaciones artísticas fueron de una enorme variedad y originalidad.

El arte indígena suramericano caminó por derroteros muy distintos al del arte occidental. Con él nuestros esquemas tradicionales se derrumban, ya que calificativos usuales como el de Bellas Artes o Artes Mayores o Menores son completamente inválidos a la hora de enfrentarse con la realidad artística su-ramericana. Es escasa la existencia de arquitectura monumental, ya que la mayoría de las veces se utilizaron materiales perecederos. Cuando existe, generalmente unida a grandes centros religiosos de carácter expansivo, recurre a originales y particulares soluciones. La pintura y la escultura, por lo general

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