El Principe
Enviado por cxl7 • 5 de Junio de 2014 • 5.908 Palabras (24 Páginas) • 196 Visitas
INTRODUCCIÓN
En términos generales, Nicolás Maquiavelo es reconocido como el fundador, o al menos el precursor más sistemático del realismo político, corriente que toma las cosas como son en lugar de cómo deben ser, para de ello inferir los medios más adecuados a la consecución de ciertos fines específicos dentro del quehacer político. Pero también es identificado como uno de los ideólogos más importantes del absolutismo moderno, pues proporciona sobre todo en su obra más conocida, El Príncipe, elementos filosóficos de legitimación de esa forma de gobierno, a partir de argumentos racionales y totalmente seculares, prescindiendo por lo mismo de todo razonamiento religioso o sobrenatural.
Es mucho menos difundido el hecho de que Maquiavelo en realidad apoya y prefiere, cuando las condiciones lo permiten, un régimen republicano, que fundamenta también sobre bases enteramente racionales, y no ideales; por lo que no se puede decir que exista contradicción con los principios del realismo político, que muchas personas conciben como solamente compatible con regímenes centralizados y despóticos.
De muy pocos autores y de esta obra en especial, se ha hablado más por parte de quienes nunca lo han leído. Tal vez lo que más conozca el común de la gente sobre Maquiavelo, sea alguna que otra frase descontextualizada, y las interpretaciones de interpretaciones.
El Príncipe es un libro de poca extensión pero extremadamente conceptual. Es un tratado de ciencias políticas y el tema central es el poder. Cómo obtenerlo, cosa complicada, y cómo mantenerlo, algo mucho más difícil con seguridad. Sus razonamientos se basan en innumerables ejemplos históricos, que a cada paso surgen en el libro.
De Maquiavelo suele criticarse su falta de moralidad y ética. Este es un error importante. Maquiavelo hace su análisis sin importar si está bien o mal. No es la idea, la idea es contestar la pregunta cómo llego al poder y cómo lo mantengo. Él, basado en la historia y un análisis de la misma, marca cómo hacerlo. Él da una visión objetiva, como lo hace la ciencia. Describe y analiza. La pregunta no es si está bien o mal, la pregunta es cómo, y eso es lo que responde en ésta magnífica obra.
CONTENIDO
CAPÍTULO I
DE LOS GÉNEROS DE LOS PRINCIPADOS, Y DE LA FORMA EN QUE SE ADQUIEREN
Todos los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres, fueron y son repúblicas o principados. Los principados son o hereditarios o como miembros agregados al estado hereditario del príncipe que los adquiere. Los así adquiridos se adquieren por las armas propias o por las ajenas, por la suerte o por la virtud.
CAPÍTULO II
DE LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS
Este capítulo señala como pueden y deben gobernarse los principados.
Es más fácil conservar un Estado hereditario, acostumbrado a una familia y basta con no alterar el orden establecido por príncipes anteriores, y contemporizar después con los cambios que pueden producirse. Es lógico que el príncipe hereditario sea más amado, y si no tiene un vicio extraordinario que le haga ser odiado, los suyos lo van a querer con naturalidad.
CAPÍTULO III
DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS.
Las dificultades que existen en los nuevos principados como miembro agregado a un conjunto anterior, así como sus incertidumbres, nacen de una simple dificultad que se encuentra en todos los principados nuevos, dificultad que consiste en que los hombres cambian con gusto de señor, creyendo mejorar, impulsados a tomar armas contra él en lo cual se engañan pues luego han empeorado. El príncipe se ve obligado a ofender a sus súbditos, de modo que tiene por enemigos a todos los que se les ha ofendido al ocupar el principado, y no se puede conservar como amigos a los que les han ayudado a conquistarlo porque no se pueden satisfacer las necesidades como ellos esperaban. Es natural que se ha vuelto poderoso recelo de la misma astucia o de la misma fuerza gracias a las cuales se ha obtenido la ayuda.
Los territorios revoltosos se pierden con más dificultad cuando se conquistan por segunda vez.
Estos estados que al adquirirse se agregan a uno más antiguo, de la misma provincia y de la misma lengua es muy fácil conservarlos, sobre todo cuando están acostumbrados a vivir libres; y para afianzarse en el poder, siempre que se conserven sus costumbres y las ventajas que gozaban, permanecerán tranquilos y pueden permanecer en total armonía. Se deben tener dos cuidados: que la descendencia del príncipe anterior desaparezca y que ni sus leyes ni sus atributos sean alterados.
Cuando se adquieren Estados en una provincia con idioma, costumbres y organización diferentes, surgen dificultades y uno de los remedios para la persona que los adquiera es que fuera a vivir en ellos, así se ven nacer los desórdenes y se pueden reprimir con prontitud, de este modo también adquieren más respeto y con mucha dificultad suelen perderlo.
Otro buen remedio es enviar a algunas colonias a alguno de los lugares que sean como llaves para aquel Estado.; las colonias no cuestan, son más fieles y entrañan menos peligro, los damnificados no pueden causar molestias porque son pobres y están demasiado aislados.
A los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos, la ofensa que se le haga al hombre debe ser tal, que le resulte imposible vengarse.
Si en vez de colonias se emplean tropas, el gasto es mucho mayor, por el mantenimiento de la guardia, se perjudica e incomoda a todos y por lo cual, se vuelven enemigos.
"Una guerra no se evita sino se difiere para provecho ajeno"
El deseo de conquista es un sentimiento muy natural y común, y siempre que lo hagan los que pueden, antes serán alabados que censurados; pero cuando intentan hacerlo a toda costa los que no pueden, la censura es admitida.
Para evitar una guerra nunca se debe dejar que el desorden siga su curso.
Los estados que al adquirirse se agregan a uno más antiguo o son de la misma provincia, es muy fácil conservarlos, sobre todo cuando no están acostumbrados a vivir libres, y para afianzarse en el poder, basta con haber borrado de la línea del príncipe que los gobernaba porque siempre que se respeten sus costumbres y las ventajas de que gozaban permanecen sosegados.
Sólo con muchísima dificultad podrá perderlo.
Las colonias no cuestan, y son más fieles y entrañan menos peligro; y que los damnificados no pueden causar molestias, porque son pobres y están aislados.
El príncipe que anexe una provincia de costumbres, lengua
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