El Príncipe
Enviado por anneheming95 • 28 de Marzo de 2014 • 696 Palabras (3 Páginas) • 205 Visitas
EXTRACTO DE EL PRÍNCIPE
Capítulo III
De los principados mixtos
Se hallan las dificultades en el principado mixto; y primeramente, si él no es enteramente nuevo, y que no es más que un miembro añadido a un principado antiguo que ya se posee, y que por su reunión puede llamarse, en algún modo, un principado mixto, sus incertidumbres dimanan de una dificultad que es conforme con la naturaleza de todos los principados nuevos.
Consiste ella en que los hombres que mudan gustosos de señor con la esperanza de mejorar su suerte (en lo que van errados), y que, con esta loca esperanza, se han armado contra el que los gobernaba, para tomar otro, no tardan en convencerse por la experiencia, de que su condición se ha empeorado. Esto proviene de la necesidad en que aquel que es un nuevo príncipe, se halla natural y comúnmente de ofender a sus nuevos súbditos, ya con tropas, ya con una infinidad de otros procedimientos molestos que el acto de su nueva adquisición llevaba consigo.
Con ello te hallas tener por enemigos todos aquellos a quienes has ofendido al ocupar este principado, y no puedes conservarte por amigos a los que te colocaron en él, a causa de que no te es posible satisfacer su ambición hasta el grado que ellos se habían lisonjeado; ni hacer uso de medios rigurosos para reprimirlos, en atención a las obligaciones que ellos te hicieron contraer con respecto a sí mismos. Por más fuerte que un príncipe fuera con sus ejércitos, tuvo siempre necesidad del favor de una parte a lo menos de los habitantes de la provincia, para entrar en ella. He aquí por qué Luis XII, después de haber ocupado Milán con facilidad, le perdió inmediatamente; y no hubo necesidad para quitárselo, esta primera vez, más que de las fuerzas de Ludovico; porque los milaneses, que habían abierto sus puertas al rey, se vieron desengañados de su confianza en los favores de su gobierno, y de la esperanza que habían concebido para lo venidero, y no podían ya soportar el disgusto de tener un nuevo príncipe.
Capítulo XIV
De las obligaciones del príncipe en lo concerniente al arte de la guerra
Un príncipe no debe tener otro objeto, otro pensamiento, ni cultivar otro arte más que la guerra, el orden y disciplina de los ejércitos, porque es el único que se espera ver ejercido por el que manda. Este arte es de una tan grande utilidad que él no solamente mantiene en el trono a los que nacieron príncipes, sino que también hace subir con frecuencia a la clase de príncipe a algunos hombres de una condición privada. Por una razón contraria, sucedió que varios príncipes, que se ocupaban más en las delicias de la vida que en las cosas militares, perdieron sus Estados. La primera causa que te haría perder el tuyo sería abandonar el arte de la guerra, como la causa que hace adquirir un principado al que no le tenía, es sobresalir en este arte. Mostrose superior en ello Francisco
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