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El Templo Mayor


Enviado por   •  6 de Octubre de 2013  •  2.619 Palabras (11 Páginas)  •  396 Visitas

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EL TEMPLO MAYOR.

Visita al Museo del Templo Mayor.

El pasado 06 de octubre del presente año, lleve a cabo una visita al templo mayor, con la cual me quede muy impresionada, debido a su amplio nivel cultural.

A decir verdad, el pequeño tríptico que repartían a la entrada del templo se quedo corto. La gran historia reflejada en esas arquitecturas realmente es impresionante.

El Museo está enclavado en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, y fue construido por el Arq. Pedro Ramírez Vázquez, con la idea de que su arquitectura fuera discreta y no compitiera con el entorno colonial. El Museo tiene cuatro pisos, tres de ellos para exposición y uno en el que se encuentran las oficinas de la Dirección, Administración del Museo y los cubículos de Investigación, entre otras. En el sótano se encuentran otros Departamentos y un Auditorio con capacidad para 139 personas.

Para empezar, tenemos que remontarnos siglos atrás, en el momento en que Tezozómoc, señor de Azcapotzalco, les permite a los aztecas asentarse en un sector del lago de Texcoco. Lo que buscaba Tezozómoc no era otra cosa sino que, al dar protección y al destinar tierras para los mexicas, éstos tendrían que ayudar como mercenarios en las guerras de expansión de los tepanecas de Azcapotzalco, además de pagar un tributo en productos diversos, quedando así bajo el control del floreciente imperio tepaneca, que por aquel entonces tenía sujetas a varias regiones y ciudades de los alrededores del lago.

No obstante esta realidad histórica, el mito nos da una versión glorificada de la fundación de Tenochtitlan. Según esto, los aztecas habrían de asentarse en el lugar en el que vieran un águila (símbolo solar relacionado con Huitzilopochtli) parada sobre un nopal. Según Durán, lo que devoraba el águila eran pájaros, pero otras versiones hablan solamente del águila parada sobre el tunal, como se advierte en la lámina 1 del Códice Mendocino, o en la magnífica escultura conocida como “Teocalli de la Guerra Sagrada”, hoy expuesta en el Museo Nacional de Antropología, en cuya parte posterior se ve que lo que sale del pico del ave es el símbolo de la guerra, el atlachinolli, dos corrientes, una de agua y otra de sangre, que bien pudieron confundirse con una serpiente.

Aquí se encuentra todo lo relacionado con la cultura mexica que quedó sepultada bajo los edificios virreinales.

La historia comienza desde la peregrinación iniciada por los mexicas en Aztlán hasta su llegada al lago de Texcoco. El museo muestra en sus ocho salas las genealogías y roles de los dioses, al tiempo que se exponen los objetos utilizados en sus ritos y sacrificios. Ofrendas, tributo, piezas de trueque, como máscaras, conchas, joyas de oro y plata, nos hablan del intercambio cultural, movilidad y alcance de los mexicas.

Las cosmovisiones vinculadas con los dioses que fueron ahí enterrados —como Coatlicue; Huitzilopochtli, dios de la guerra; Coyolxauhqui diosa de la Luna; Mayahuel, diosa del pulque, o Tláloc, dios de la fertilidad agrícola— conducen a un mundo que promete, gracias a los arqueólogos, ampliarse aún más con recientes descubrimientos, como el de la diosa Tlaltecuhtli (que supera en tamaño al Calendario Azteca), los restos de pintura mural en el Templo Rojo o la procesión de guerreros en la Casa de las Águilas.

Las ruinas del Templo Mayor constituyen los restos de la gran Tenochtitlan, capital de los aztecas, ciudad de maravillosos palacios, grandes templos, refinamiento y riqueza, sobre la cual los españoles construyeron la actual Ciudad de México.

Esta zona arqueológica fue descubierta en la segunda mitad del siglo XX, durante las obras de construcción del metro de la Ciudad de México, desde entonces se realizan importantes investigaciones que están permitiendo conocer de manera más precisa el Imperio Azteca que en sus épocas de esplendor abarcara desde el centro-norte de México hasta parte de Centroamérica.

Debido a que a la llegada de los conquistadores éstos empezaron a destruir sistemáticamente los principales templos de los pueblos prehispánicos, para construir con esas piedras las grandes iglesias y palacios de la ciudad, el Templo Mayor de Tenochtitlan fue severamente dañado, pero en la actualidad han quedado al descubierto las capas más antiguas de la pirámide donde se ha encontrado un sinnúmero de tesoros prehispánicos provenientes de gran parte de América como lo son: cuchillos de obsidiana, esculturas mayas, pelotas de hule sólido, máscaras de jade y turquesa, vasijas de barro pintado, estatuillas y algunas joyas de oro provenientes de Oaxaca.

Aun hoy día con día se siguen revelando grandes conocimientos y descubriendo nuevos objetos, mismos que pueden ser observados en el Museo del Templo Mayor ubicado junto al sitio.

Construcción.

El Recinto del Templo Mayor era un cuadrado de 500 metros de lado, que se situaba en el centro de Tenochtitlán, en él confluían las tres calzadas principales hacia los puntos cardinales: la de Ixtapalapa que iba al Sur y tenía una bifurcación que dirigía a Coyoacán; la de Tacuba que iba al Oeste y la de Tepeyac que dirigía al Norte, una de sus bifurcaciones dirigía a la ciudad de Tlatelolco que sería posteriormente absorbida por Tenochtitlán.

En la actualidad el recinto abarcaría desde el Zócalo y el Palacio Nacional al Sur hasta la calle González Obregón al Norte y desde la calle República de Brasil y Monte de Piedad al Oeste hasta la calle Del Carmen al Este.

El Templo Mayor era la mayor estructura de la ciudad, ubicado en el centro ceremonial de la capital del imperio, en lo que fue el islote original de su fundación.

En realidad era un templo doble, formado por la típica pirámide trunca, pero de doble escalinata y con un templete anexo en cada esquina frontal de su base, que tenía unos 60 metros de alto, y en su cima los dos templos, dedicado uno al culto de Tláloc, dios de la lluvia (al norte, con pintura azul), y el otro a Huitzilopochtli, dios de la guerra (al sur, con pintura roja).

Etapas.

El templo mayor fue construido en siete etapas y tuvo cuatro ampliaciones, estas sucesivas construcciones se iban amontonando una sobre otra de forma que cada una recubría la anterior.

1. De la primera etapa, la original, no queda ninguna evidencia debido a que habría sido levantada con un material perecedero.

2. De la segunda etapa sabemos que es anterior a 1428 y conocemos bien su parte superior, se han hallado los dos adoratorios de la cima así como un chac-mool frente al adoratorio de Tláloc y una piedra de sacrificios frente al de Huitzilopochtli. Además se conservan pinturas murales del adoratorio de Tláloc.

Por otra parte

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