El abad Suger de Saint-Denis.
Enviado por Daniel Blanco Aza • 5 de Mayo de 2016 • Ensayo • 6.180 Palabras (25 Páginas) • 769 Visitas
Daniel Blanco Aza
Irene Benéitez Castellanos
Aila Rodríguez García
El abad Suger y la estética de la luz
∙ 1) Biografía del abad Suger.
∙ 2) Precedentes e influencias del abad Suger.
∙ 3) Pensamiento del abad Suger y su concepción de la luz.
∙ 4) Comparación de los pensamientos de Suger de Saint−Denis y San Bernardo de Claraval.
∙ 5) La abadía de Saint-Denis.
∙ 6) Las vidrieras de Saint-Denis.
∙ 7) Conclusión final.
∙ 8) Bibliografía.
Biografía del abad Suger.
El abad Suger nació en 1.081 en Saint−Denis (Francia) y fallece en el mismo lugar el año 1.151.
Se dedicó como abad de Saint−Denis (1.122), como consejero religioso y político de los reyes Luis VI (1.132− 1.137) y de Luis VII, encargado con este último de la regencia (1.147−1.149) al partir el rey en la Segunda Cruzada. Fue el principal personaje y reorganizador de la abadía de Saint-Denis, y por su importancia política y por su riqueza territorial superaba a gran cantidad de obispados en Francia.
Trabajó desde el principio en la mejora de las relaciones existentes entre la corona francesa y la Santa Sede.
Tanto la población en general como parte importante de la nobleza le llegaron a llamar Padre de la Patria por su continua preocupación por los problemas sociales.
El abad Suger no pertenecía a la alta nobleza pero gracias a los lazos de amistad que creo con el rey se convirtió en una autentica autoridad política.
Suger ingresó en el monasterio como oblato consagrado a Saint− Denis (niño entregado a la comunidad monástica, siendo formado en el espíritu de la orden), cuando tenía la edad de nueve o diez años. Él consideraba que el puesto de abad era un autentico honor, el puesto más elevado al que aspiraba.
Su concepción del espíritu monástico no estaba relacionada con la pobreza o el alejamiento de lo terrenal.
Suger empleó las riquezas de su monasterio para crear un marco espectacular para el desarrollo de los diferentes oficios de la abadia.
Entre 1.135 y 1.144, comenzó la reconstrucción de la iglesia de la abadía, consagrada a San Dionisio, al honor de Dios y al de los reyes franceses, tanto los fallecidos como el contemporáneo, que sirvió como benefactor del abad, y como amigo personal.
Era un patriota convencido, y un muy buen administrador con gusto por la grandiosidad.
También hay que destacar su obra literaria, entre la que hay que destacar la Historia de Luis El Gordo, la Historia de Luis VII, y sus Cartas, que constituyen documentos históricos de gran valor.
Liber de rebus in administratione sua gestis es su obra más importante. Fue escrita en su tercer año como abad. Está dividido en dos partes. La primera, Libellus de consecratione ecclesiae
s. Dioniysii, es una especie de libro de cuentas, trata sobre la administración de la abadia.
En la segunda parte del libro narra la ampliación y decoración de la abadía, y con el podemos iniciarnos en su concepción estética.
Por último, hay que señalar sus composiciones poéticas, los Versículi, en los que presenta una concepción neoplatónica de la luz. Algunos de estos Versículi se distribuyeron en espacios libres en los muros, y en objetos destinados a la liturgia de la abadía de Saint-Denis.
Precedentes e influencias del abad Suger.
La gran mayoría de historiadores y estudiosos del arte están de acuerdo en aceptar que las fuentes más inmediatas de las que bebe Suger y en las que basa su ideología con respecto al tema de la luz son Pseudo Dionisio Aeropagita y San Juan.
En la época de Suger y hasta hace relativamente poco se confundía a tres autores, tres “Dionisios”, que Suger concebía como uno solo.
El primero de ellos sería San Dionisio, al cual estaba consagrada la abadía. Fue el primer abad de la ciudad llamada Lutecia, y luego conocida como París. Murió martirizado en el año 258 d.C., y sus reliquias se transportaron a la abadía en el año 626 d.C..
El segundo sería San Dionisio Aeropagita, sabio ateniense convertido al cristianismo, que fue discípulo de San Pablo.
Por último tendríamos a Pseudo Dionisio Aeropagita, teólogo bizantino del siglo V d.C. de nombre desconocido y cuyas obras fueron atribuidas durante muchos años a San Dionisio Aeropagita.
De este último autor es quizá la más importante obra mística del pensamiento cristiano en la época de Suger, y el texto, escrito en griego, se conservaba en la abadía. El Papa ofreció una copia manuscrita a Pipino el Breve, rey de los francos, en el año 758, y acabó en el monasterio de Saint-Denis. En el año 807 d.C. un segundo ejemplar fue remitido por Miguel “el Tartamudo” emperador de Constantinopla para el emperador de Occidente, Luis “el Piadoso”. Hilduino, el que fuera abad de Saint-Denis, hizo una primera traducción al latín de muy mala calidad.
En tiempos de Carlos “el Calvo”, Juan Escoto Erígeno, mejor conocedor del griego, ofreció una versión mucho mejor traducida, y comentada.
Este escrito casí reverenciado por Suger en la abadía de Saint-Denis, la Teología mystica, es en el que encontramos el fundamento del pensamiento y del arte de Suger. El centro indiscutible de la obra es una idea que marcará el pensamiento de Suger durante toda su vida: Dios es luz.
Esta luz es una luz primordial, que nunca fue creada y que es creadora, y de la que participan todas las criaturas. El universo es una especie de corriente luminosa que desciende en forma de cascadas, y que fue originada en una irradiación. La luz que emana de dios es la que coloca a cada ser creado por Dios en un sitio. La luz riega la creación entera.
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