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El aviador


Enviado por   •  15 de Agosto de 2013  •  Tesis  •  764 Palabras (4 Páginas)  •  353 Visitas

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El aviador, como muchos otros, viven encerrados en sí mismos, obsesionados por evitar la muerte (en este caso el desierto). Esta obsesión hace que nos convirtamos en seres que condicionan su mirada y actitud a la consecución de un fin determinado, esta parcialidad de nuestra mirada nos aparta de la vida valorando lo verdadero y puro (en este caso el principito).

El dibujo de la caja, fruto de la impaciencia del piloto, deja entrever, para el niño, un tesoro escondido, un cordero. Lo mismo que con el dibujo del sombrero-boa, el sujeto tiene que tomarse el esfuerzo de ver más allá de lo evidente, ver a través de las cosas el misterio que esconden.

Capítulo III (Para saber a dónde vamos, es bueno saber de dónde venimos…)

En este capítulo, el piloto se empecina en saber de dónde venía el Principito, sin embargo, esta no contesta.

Se podría decir que este hecho es un primer indicio de que el Principito representa la infancia perdida del autor o de los adultos en general, infancia que todos han tenido alguna vez, pero que nadie sabe a ciencia cierta dónde está, y, lo que es más triste que todo, mucho menos sabe cómo traerla de regreso.

Posteriormente, cuando el tercer capítulo está por acabarse, Saint-Exupéry nos da otra muestra de que en esta obra no es más que el reflejo de su vida: el piloto le ofrece al Principito una cuerda para amarrar al cordero y así este no se pudiese escapar, a lo que el Principito contestó:

“-No es necesario. ¡El lugar donde vivo es tan pequeño!

Y, algo melancólico, agregó:

-Hacia adelante no se puede ir muy lejos”

Lo anterior es un reflejo de la vida de Saint-Exupéry ya que para él “no sirve de nada ir siempre recto si uno no sabe dónde va, si nada fuerte le impulsa a ir hacia algo, ya sea en busca de un pozo, de una estrella, de Dios”, y nótese que el que lo dijo fue el Principito.

Capítulo IV (No olvidar nuestra esencia de niño)

Al decir: "Pero nosotros, que comprendemos la vida, nos burlamos de los números."

"A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?" Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Solamente con estos detalles creen conocerle."

Nos hace reflexionar un poco más con respecto a la vida adulta y su “Amor por las cifras”, haciendo referencia a lo exacto y tangible que se valoran los adultos, olvidando lo sentimental, lo esencial, que los niños podemos ver con mayor facilidad por nuestra sencillez y dulzura. Se debe a que es mucho mas fácil comprender lo

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