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El Aviador


Enviado por   •  5 de Junio de 2014  •  2.298 Palabras (10 Páginas)  •  218 Visitas

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Después de ver la película basada en la vida del magnate, cineasta, inventor y aviador Howard Huges, una pregunta se impuso ¿por qué decir que se trata del caso de una persona que padece de trastorno obsesivo compulsivo (T.O.C.)? ¿Cómo se relaciona esto con lo propuesto por el psicoanálisis con respecto a lo obsesivo? Se que muchos dirán que resulta innecesario hablar de diagnósticos psiquiátricos, pero justamente el seguir la pista de las excentricidades de Huges, más allá de llamarlas “manifestaciones de su T.O.C.”, nos permiten reconocer el genio y el carácter visionario como características intrínsecas en este caso. Así, en lugar de ser la historia de un hombre contra la enfermedad, es la historia de un hombre visionario, donde la enfermedad es la forma que tiene de ser hombre.

La historia bien ser podría llamar “apuesta por una visión”, y es justamente en lo concerniente de la apuesta que ya no nos encontramos en el terreno de la vulgar neurosis obsesiva (resaltamos lo vulgar en animo de devolverle al obsesivo lo cochino y obsceno de su pulcritud), ya que lo que brilla de esta es la incapacidad de apostar, siempre se juega a lo seguro, lo cual no es jugarse nada.

¿Por qué Huges necesita 26 cámaras para filmar su secuencia de vuelo? “¿No le parecen que ya tiene bastantes?” pregunta un ejecutivo cuando Huges le pide prestadas dos cámaras más. Huges responde que no, que necesita 26 para que sea perfecta. Muy bien podríamos decir, “¡claro, el típico obsesivo perfeccionista!” frase que borraría el carácter básico de la perfección del obsesivo, que se acomoda perfectamente a las convenciones sociales. El niño que le dice a la maestra que ese día había dicho que sería el examen, ya que no puede soportar el olvido, el error, la falla, la imperfección que puede pernear la ley, así que se vuelve el soporte de ayuda a la ley. Una cosa es no soportar la aparición de la falla y otra cosa es apostar por una visión “personal”. Huges le apuesta al futuro, Huges ve el futuro en tiempo presente. De hecho se anticipa a la forma de hacer películas en Hollywood, recordemos que la escena que nos presenta una imagen del mundo virtual, la tan recordada escena “bullet time” en “The Matrix”, fue filmada con 120 cámaras.

Tal vez el único problema de Huges es no poder parar de pensar, de ver y hacer. En los momentos de triunfo donde todos están celebrando, Huges sigue ideando. De nuevo podríamos pensar que muy obsesivamente no disfruta, la perfección impide que sienta placer lo cual se aplica a mucha gente pero no a Huges, en él se da el fenómeno de dos posibilidades, o el producto final no se asemeja a la visión que tenía o ya tuvo una nueva visión que seguir. La diferencia sustancial entre la reacción de Huges y la del neurótico obsesivo es que la culpa-deuda-pena-duda característica de este último no aparece en el aviador.

Precisemos que obsesión, o conducta compulsiva no dice nada por si misma, sino solo nos dice que alguien esta preso entre las redes de un determinado discurso que implica la relación del sujeto con respecto a un objeto, sea el de la “adrenalina” estilo el “Mocha-orejas”, sea la deuda del padre estilo el “Rat-Man” o sea las visiones del futuro estilo “Aviador”.

Lo interesante del caso que construyen DiCaprio y Scorssese en “el Aviador” son los recuerdos, podríamos decir, la fantasme de Huges siendo un niño con su madre. Los recuerdos nos muestran una escena donde un niño es bañado por su madre mientras ésta le explica que las infecciones que puede contraer por las enfermedades que hubo en el sur del país. Lo que más llama la atención es que no aparece la actitud frenética de aquella “psicosis del ama de casa” de la que habla Freud. Vemos a una mujer que tiernamente enjabona y limpia a su hijo, de manera erotizante. No es la escena de “¡limpia tu mancha!” culposa de los neuróticos, sino del acto erótico con tema de previsión y prevención, es decir, acto con la mirada puesta en el futuro. Lo que nos trae a dos reacciones de lavarse las manos. Desde la neurosis regulada por la culpa, “me lavo las manos porque me siento sucio”, hasta la paranoia, “me lavo las manos porque me atacan, me persiguen y me infectan por no compartir mi visión”, el lavarse las manos no podemos decir simplemente que es una compulsión por la limpieza.

El aspecto más significativo de que Huges dista mucho de ser un obsesivo compulsivo es la relación con el dinero. Huges tiene mucho pero nunca es lo más importante sino solo en relación con la visión. La gran diferencia entre los obsesivos y Huges es que él apuesta el todo por el todo y “no esta saliendo de una cuando ya se metió en otra”. Para los obsesivos la mejor palabra clínica y técnica que los define es la expresión mexicana de ser “culo”. Cuando se dice que alguien es “bien culo”, se alega a lo cobarde y lo mezquino, es decir, se alude aquel que no apuesta, ni presta; que no juega por temor a mancharse y quedarse sin nada y que prefiere no ganar con tal de no arriesgar; cuya fantasía de si estuviera en el campo de guerra (el campo de la vida podríamos decir) se haría el muerto para sobrevivir.

Las obsesiones de Huges, aquello que lo toma, que lo encanta, son lo que lo coloca como fuera de serie, fuera de este mundo. Huges fluctúa entre este tiempo y el futuro. Filma la película más cara, en realidad establece un record de apuesta en el terreno del arte cinematográfico y abre el campo para otros cineastas visionarios. Cuando Huges vuela, lo hace por encima de las nubes y establece la forma de ir más allá, se aleja del centro cómodo de la realidad por lo que todo en él son excentricidades. Sus viajes y “sus viejas” dan cuenta de que se la puede pasar demasiado bien. De nuevo el gran villano de la película en el caso de los visionarios es esta figura todopoderosa que atrapó a Huges, la Corporación, podríamos precisar, el Estado Corporativo. Por más emprendedor que fue Huges topó con el sistema Estado-Corporativo y su ideología base, el monopolio[1]. No es extraño que el momento en el filme cuando Huges se recluye sea cuando El Estado-Corporativo lo quiere incorporar y succionar su visión como parte de La visión y La misión de la Empresa, lo que conlleva a la muerte de los sueños al establecer el “sueño oficial”.

Si tuviéramos que terminar con un diagnóstico para Huges le adjudicaríamos el sanbenito de “visionario”, al estilo de otros como Daniel Paul Schreber, John Nash y Newton, reconociendo en su discurso uno que ciertamente se aleja de la realidad. Cerramos este escrito recordando el slogan del caso construido por DiCaprio y Scorssese: “algunos hombres sueñan con el futuro, él lo construyo”.

Una

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