El pachuco y otros extremos

El pachuco y otros extremos

Cuando nacemos nos sentimos solos, pero cuando somos niños y adultos nos olvidamos de nuestra soledad y es cierto, porque cuando somos niños nos olvidamos de la soledad cuando estamos ocupados en otras cosas, en lo personal cuando yo era niño no pasaba por mi mente la soledad cuando jugaba. Nosotros buscamos nuestra identidad, ésa identidad que nos diferencia unos de los otros. Y no solo nos pasa eso a personas de ciudad, sino que a también a los pueblos o a los países.

El capítulo habla de que también las personas se sienten mexicanas solo hasta que cruzan la frontera a los estados unidos dejamos de hacerlo. Personalmente creo que es verdad porque en estados unidos es otro mundo por así decirlo y las personas se quieren sentir más de allá que de acá, anqué sean mexicanos, pero eso está mal porque nunca debemos olvidar nuestras raíces, no debemos avergonzarnos si no hay que sentirnos orgullosos de nuestro origen.

Octavio Paz también nos habla del pachuco que son bandas de jóvenes de origen mexicano, su característica de un pachuco es su forma de vestirse, su forma de hablar, Octavio nos dice que el pachuco no quiere ser mexicano, pero tampoco yanqui, lo que yo entiendo es que el pachuco quiere embonar en la sociedad norteamericana, a su estilo a su forma de ser, quiere ser aceptado, pero a su modo, ese modo que se oculta de su vestimenta que llama mucho la atención por su forma elegante.

Mascaras mexicanas

En este capítulo habla que el hombre mexicano usa distintas mascaras para cada ocasión, ya sea por convivencia, en el trabajo, en la escuela y hasta en la familia, y esas mascaras que usamos no es porque nosotros queramos, sino que lo hacemos como obligación porque si no la sociedad nos vería como gente rara.

El escritor Octavio Paz nos dice que el mexicano se puede humillar mas no rajarse, puede o no estar de acuerdo en algo que se le pregunte, si el mexicano se niega entonces  diríamos que se está rajando lo cual para él no está permitido, también se menciona que la mujer  muestra estabilidad y continuidad de la raza, yo entiendo por esto que el hombre mexicano es machista porque se siente superior a la mujer, tampoco no deja que la mujer se exprese, por lo que el mexicano machista si respeta a las madres.

Todos Santos, Día de Muertos

Para el mexicano cualquier cosa es motivo para festejo, y lo que explica en este capítulo es verdad, porque si es día de muertos nosotros hacemos tamales, un altar, etc. No solamente en día de los muertos, si no también el día de la independencia que es el 15 de septiembre y damos el grito, Incluso puede ser otra fecha.

Mayo es el mes que más días en el calendario tiene suspensión de clases o labores, a nosotros nos gusta festejar con los amigos o la familia y a veces exceder pero creo que nosotros no tenemos la culpa que no haya clases o suspendan labores porque es parte de nuestra cultura y tradiciones, también es algo que en otros países no se da  esto de las fiestas tan a menudo como aquí en México, por eso Octavio Paz dice que eso de las fiestas es un lujo que tenemos, aunque haya riñas, música, alcohol, cuetes, balazos, etc. Pero, en fin, es parte de nuestras fiestas.

También Octavio Paz habla sobre la muerte dice que, en los antiguos mexicanos, la muerte no es el fin natural, sino un ciclo infinito. Los antiguos mexicanos daban gracias a la vida y haciendo sacrificios para sus dioses era el agradecimiento, pero el mexicano de ahora se burla sanamente de la muerte como por ejemplo haciendo calaveritas de rimas, ya sea al amigo, la mama, el papa, el hermano incluso hasta la maestra, esas calaveritas que mencionan que se lo llevo la muerte, aunque este siga vivo.

Los hijos de la Malinche

Comienza el capítulo, con una crítica al capitalismo. Sistema económico o modo de producción donde la condición humana es rebajada hasta sus últimas consecuencias. El individuo se vuelve obrero, produce mercancía que el mismo consume. Ahora pertenece a una clase. Luego, volviendo a aterrizar en tierras mexicanas, el autor nos menciona una frase muy fuerte: “El mexicano no quiere o no se atreve a ser el mismo” Demasiados fantasmas lo habitan: la conquista, la colonia, la independencia, las guerras contra Francia y Estados Unidos “nuestro buen vecino”, demasiados abandonos por parte de los dioses. Sin embargo, los mexicanos tenemos una manera de espantar a nuestros demonios. Un grito es suficiente para afirmarnos ante lo exterior, ante los demás: ¡Viva México! El 15 de septiembre, aniversario de la independencia, todo México, embriagado de seguridad y orgullo, que lo grite.

La Malinche, encarna al mito, nadie en México le perdona su colaboración con el invasor y también, nadie en México negaría a la Virgen de Guadalupe su lugar como madre suprema de todos los mexicanos; seres provenientes de la soledad “fondo de dónde brota la angustia y que empezó el día en que nos desprendimos del ámbito materno y caímos en un mundo extraño y hostil”.

Al gritar, ¡Viva México! Continuamos gritando nuestra voluntad de cerrar los ojos al pasado.

Conquista y colonia

Al llegar los españoles al nuevo continente, encontraron una civilización perfectamente estructurada. La próxima Nueva España comprendía el centro y sur del actual México y parte de centroamérica, además, se encontraba poblada con distintas culturas peleadas entre sí y con enemigo común: los últimos pobladores del Valle de México, los Aztecas.

La agricultura, el uso del maíz, el juego de pelota, y los sacrificios humanos, eran rasgos característicos de todos los pobladores de Mesoamérica. Y todos también, se regían por un sistema teocrático y militar. Dentro del mismo culto, los dioses Tláloc, Tezcatlipoca, Huitzilopochtli, Mixcóatl etc, contemplaron sin duda, la llegada del invasor.

Al arribo de los españoles, todos los pueblos sometidos por los Aztecas, vieron una posible liberación, por ello, muchos o no oponían resistencia, o se dejaban llevar por la indiferencia. Algunos más, como los Tlaxcaltecas se aliaron incluso a Cortés. La meta, Tenochtitlan. Sin embargo, Moctezuma, emperador Azteca, (sabía o creía saber) que una era cósmica estaba por terminar, para dar paso a otra más. Todos esperaban el regreso de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada que juró regresar. Moctezuma recibe a Cortés con presentes, y Cortes, con un puñado de hombres, la mayoría aventureros, realizó la conquista más absurda de la historia. Los signos, las profecías se habían cumplido y los dioses les dieron la espalda a sus creyentes. Ningún pueblo se habrá sentido tan desamparado como ellos. Cuauhtémoc se enfrenta al invasor, pero se enfrenta sabiendo de antemano su derrota.

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