El peronismo y la intervencion

El ingreso del peronismo a la vida política de Corrientes siguió un proceso gradual que incluyó no sólo la formación del partido, sino también, la construcción de un nuevo diseño institucional provincial acorde a sus necesidades. Para ello, se valió de las tradiciones políticas e ideológicas previas, que fueron resignificadas y combinadas con las nuevas tradiciones que el mismo peronismo ayudó a construir. Este proceso —que se inició luego del golpe de junio de 1943— culminará recién en 1949, año en que el peronismo consiguió acceder al gobierno provincial por primera vez.

El gobierno nacional producto de la revolución del 4 de junio, experimentó un giro hacia el nacionalismo de carácter integrista en octubre de 1943. El general Pedro Ramírez reemplazó a Arturo Rawson en la presidencia y muchos de los interventores federales de las provincias renunciaron, siendo reemplazados por figuras que respondían a la nueva corriente ideológica dominante. En Corrientes, luego de una sucesión de interventores interinos, en enero de 1944, se nombró interventor federal al escribano David Uriburu. Su designación respondió a esta nueva orientación ideológica y con su llegada a la ciudad, se dio inicio a la etapa nacionalista de la revolución en Corrientes.

Un periódico de tendencia nacionalista que se publicaba en la localidad de Paso de los Libres, se lamentaba por el hecho de que Corrientes tardara tanto tiempo en sumarse a la nueva tendencia que adquirió el gobierno nacional, ya que consideraba que en las intervenciones federales anteriores a 1944 se observaba todavía una continuidad de los gobiernos conservadores y no la transformación que ellos esperaban. Por ese motivo, la disolución de los partidos políticos (medida adoptada a fines de 1943) fue recibida con especial alborozo por este sector que desconfiaba de la eficacia de dichas organizaciones.

A fines de 1944, se instaló la Delegación de la Secretaría de Trabajo y Previsión en Corrientes, siendo enviado como delegado el Coronel José Ramón Virasoro que hasta ese momento se había desempeñado como oficial de órdenes de Perón. A través de dicha delegación se realizó un deliberado programa de difusión del nacionalismo entre los trabajadores, tal como lo denunció el periódico comunista Proa una vez conocida la renuncia de Uriburu: “…suplantó a la Delegación Regional del Trabajo y con posturas de satélite pro–nazi, intentó la imposición de un falso credo nacionalista entre las clases trabajadoras”.

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