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Entuciasmo Por La Independencia


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2014  •  2.484 Palabras (10 Páginas)  •  416 Visitas

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U n a de las consecuencias de la independencia fue tener a quién echar la culpa del atraso del país. Denunciar a las autoridades peninsulares por sus corruptelas, malquerencias, falta de voluntad, desprecio hacia lo novohispano y deseos de perpetuar la ignorancia de la población fueron apenas algunos de los cargos lanzados a los realistas durante la guerra de independencia, que posteriormente se convirtieron en justificación para renunciar a los lazos de fidelidad a la madre patria y explicar la dificultad de remediar abusos y olvidos. El mito de los malévolos españoles que quisieron mantener en la ignorancia a los americanos influyó en el ánimo del político y futuro historiador Lucas alamán, quien en 1822 criticó "el estado de abyección y abatimiento en que [la nueva España] permaneció por tres siglos". Observó que el gobierno despótico español dudaba de "si era conveniente extender las luces y la cultura a las clases menos acomodadas de la sociedad". Un contemporáneo de alamán, José maría Luis mora, también atribuía las desgracias de la república a sus antiguos dueños. "las denuncias en contra del antiguo régimen se complementaron con otra, la de la desmedida influencia del clero en la formación académica de los jóvenes. A mora le debemos la idea equivocada del "monopolio del clero en la educación". la iglesia estaba lejos de ejercer un monopolio educativo puesto que desde el siglo xvu se había organizado el gremio de maestros seglares y las mujeres abrían "amigas" para niñas; asimismo, en la universidad, financiada por el rey, había una facultad de medicina, sin asistencia de clérigos. La obra final de la época virreinal, en asuntos educativos, fue el reglamento general de instrucción pública de 1821, promulgado por las cortes españolas en una época liberal. Pese a no haber tenido vigencia en México, debido a la declaración de independencia (unilateral, pues España no la reconocería sino 15 años después), tuvo influencia definitiva durante las siguientes décadas. Estos antecedentes son importantes para entender que la herencia inmediata española fue, en alguna medida, innovadora y apropiada al momento, y si el país no pudo aprovechar la experiencia de los diputados novohispanos a cortes, fue por la pobreza, mezquindad, misoneísmo y prioridades de una sociedad que veía con desconfianza cualquier cambio radical.

E N F R E N T A R S E A LA CRUDA REALIDAD

El año de 1821 no fue un parte aguas en la educación. Desde la colonia temprana, las pocas escuelas de primeras letras estuvieron bajo la administración de los ayuntamientos, directamente o mediante el gremio de maestros. Para finales del siglo xvm, los ayuntamientos desempeñaron un papel activo en la creación de escuelas municipales; les tocaba rentar los locales, financiar y vigilar su funcionamiento, examinar, contratar y despedir a los maestros e invitar al párroco a acreditar la capacidad del maestro para impartir la doctrina cristiana. Nada de esto se modificó a la hora de sustituir una monarquía lejana por una suprema junta gubernativa, triunvirato, regencia, emperador, presidente o dictador militar, entre las muchas autoridades que rigieron al país durante las primeras décadas de frágil vida independiente. El Estado nacional no tenía injerencia en la educación primaria más allá de fomentarla, salvo en el Distrito Federal y en los territorios, de manera que no la apoyó sino con la promulgación de leyes como la de testamentos, que obligaban a donar una pequeña suma de dinero (la manda forzosa) si no había herederos.

LOS COMIENZOS D I F Í C I L E S DE LA VIDA INDEPENDIENTE

La década de 1820 estuvo llena de proyectos, casi todos fallidos. Quedaba claro que el Estado sería la instancia supervisora y unificadora de la educación, incluyendo la impartida por la Iglesia, pero este papel rector era difícil de ejercer debido a otras prioridades y a la falta de recursos. Se nombraron comisiones que denunciaron el atraso de los estudios universitarios, pronunciaron discursos alusivos, propusieron reorganizar la educación secundaria y superior, exigieron la democratización del gobierno interno de los colegios (como en San Ildefonso), sugirieron cambios en los reglamentos del claustro de maestros y de los exámenes, intentaron introducir nuevas materias y libros de texto en español para remplazar el latín. La lista era larga y los logros escasos. Se pasó la década entera en la discusión de estos puntos, sin llegar a cambios radicales.

LA PRIMERA DÉCADA

Las instituciones educativas sufrieron un deterioro severo durante la guerra de independencia. La Universidad fue ocupada por las tropas realistas y el Jardín Botánico, la Academia de San Carlos y el Colegio de San Nicolás de Michoacán se encontraban entre los establecimientos que cerraron por falta de apoyo financiero. Seguían existiendo, a pesar de las penurias, dos universidades y nueve seminarios diocesanos (le faltaba el suyo a Sonora debido a su pobreza), colegios (internados) con clases para externos en algunas ciudades grandes y dos instituciones ilustradas en la ciudad de México (el Colegio de Minería y el Colegio de Cirugía, incorporado en 18.31 a la Escuela de Medicina). Funcionaban, como antaño, en la ciudad de México el Colegio de las Vizcaínas, para alumnas internas y externas, igual que los colegios de la Antigua y Nueva Enseñanza, más las que tenía esta orden de monjas en Aguascalientes e Irapuato. Algunos frailes tenían colegios de primeras letras para varones y maestros particulares daban clases en su casa o a domicilio, anunciándose en los periódicos locales. Sin que sean confiables las cifras, en 1843 había unas 1 310 primarias en el país, con asistencia (según las estadísticas del gobierno) de 58 744 alumnos. Lo que puede uno constatar, sin miedo a equivocarse, es que el número de escuelas, maestros y alumnos aumentó notablemente en las zonas urbanas a lo largo del siglo xix.

L O S S I G U I E N T E S I N T E N T O S

La década de 1830 vio la entrada al poder de otra generación de hombres. A pesar de tantos planes y proyectos, los problemas no se resolvían. Apenas se mejoraba la economía, la sociedad no era más ordenada ni más culta, la conciencia nacional era incipiente y los estados se consideraban soberanos. Durante la primera década de independencia, Iturbide perdió la vida ante un pelotón de fusilamiento y México tuvo que repeler el intento de reconquista por parte de la corona española. A poco de entrar en la siguiente década, le tocó la ejecución a Vicente Guerrero, seguida por las intervenciones de Tejas y Francia y el cambio de república federal a central. El máximo acontecimiento, desde el punto de vista educativo, fue el hartazgo en 1833 de Antonio

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