Erika

Sin embargo, la fama de la gastronomía gala también se apoya en la riqueza y diversidad de las cocinas regionales, la indudable calidad de sus vinos y quesos, o el gusto de los franceses por el buen comer la hacen la mejor cocina del mundo y patrimonio intangible de la humanidad.

Con P. Bocuse a la cabeza, se inicia una corriente culinaria La Nouvelle Cuisine (la nueva cocina) que viene a derribar esquemas, hasta ahora seguidos al pie de la letra, por los cocineros que practican una cocina clásica demasiado rígida.

Estos vientos nuevos impulsan la creatividad hasta llegar a excesos, las salsas pilar de la cocina clásica se adelgazan, en teoría menos crema, mantequilla y harina, también menos cantidad en el plato y comidas más caras, el efecto no tarda, los comensales reclaman y el restaurantero presto en atender las demandas ajusta lo necesario. El balance es positivo, y se difunde por el mundo, la cocina francesa sigue, al igual que en el pasado, teniendo una notoria influencia.

Después de la tempestad la calma, esto es, el regreso al origen, es decir a la cocina regional, al terruño y a los valores así lo sentenció otra vez P. Bocuse, con un elemento adicional, la globalización y con ésta, nuevas corrientes efímeras por que no tienen fundamentos son artificiales y si es practicada por cocineros con poco oficio es mediocre.

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