Grecia Antigua

Todos conocemos a la hermosa Grecia no solo como un país lleno de bellos paisajes y hermosas playas, si no como aquel país lleno de maravillosa historia y enriquecedora cultura. James Davidson en La vida privada y M.I. Finley en Los Griegos de la Antigüedad, nos llevan al siglo IV y V después de Cristo para mostrarnos el estilo de vida que llevaban los griegos en aquella época, mostrarnos sus secretos y sumergirnos en ésta cultura que, sinceramente, siempre nos sorprende con algo nuevo a pesar de la antigüedad de sus escritos.

Davidson comienza por introducirnos a lo que fue la vida en Grecia dándonos a conocer algunos términos básicos de aquella época, ya que nos señala que el lenguaje desempeña una función clave en estas estructuras culturales. Éstos son sitos –cebada-, ópson –trigo-, pórne –prostituta-, entre otros.

El comandante persa Ciro pasea junto con el general esparciata Lisandro, quien queda fascinado ante la regularidad de filas de árboles y plantas que se encontraban en el vergel que Ciro había construido en Sardes (Jenofonte, Económico, IV, 20-24).

En ese fragmento se ve claramente como el general Lisandro quedo sorprendido por el trabajo de Ciro el persa, pero esto no era lo único que los griegos admiraban de los persas en aquel entonces. Los griegos veían con buenos ojos los ropajes que ellos llevaban y los cuerpos que estos ocultaban.

El cuerpo fue objeto de una intensa reflexión ideológica, que nos ha legado dos de los productos más conspicuos del mundo clásico: el atletismo y el desnudo (Davidson 2002).

Aquí Davidson nos señala la importancia que aprendieron a darle en aquella época al cuerpo. Los ciudadanos más pobres tenían ,regularmente, una buena constitución corporal debido al trabajo agrícola que realizaban; de otra manera, los más adinerados se ejercitaban desnudos, tratando de imitar los cuerpos de los trabajadores agrícolas. Se ejercitaban desnudos dado que era un signo de ser verdaderamente hombre, libre y griego; sin mencionar que una vida sedentaria y protegida del sol se asemejaba más con los bárbaros, artesanos y mujeres. Grupos de varones se juntaban de vez en cuando para representar a su ciudad o tribu en las competiciones de atletismo. Además, en las comedias se jactaban de los hombres obesos, sin mencionar que, aproximadamente cada 10 días, se hacía revisión a los cuerpos de los ciudadanos y quienes no estaban dispuestos a mejorar su condición física se los podía hasta expulsar del la ciudad.

Davidson también nos hace referencia de que “una larga melena” era considerada como afeminada, hasta ingresar a la hebé, ya ahí se la consideraba como una repentina manifestación de fuerza masculina. Parecida era la historia con los barbilampiños, los atenienses solían mofarse de ellos, hasta que Alejandro Magno optó por una imagen sin barba, imponiendo así una nueva moda, y estableciendo una conexión con el poderío de la juventud.

Las mujeres, a diferencia de los hombres, para dar una buena apariencia debían permanecer dentro de casa. Solían utilizar zapatos de plataforma, fajas para reducir el vientre y relleno para las caderas. Ellas, además, no podían llegar al umbral de salida, puesto que podían ser acusadas por adulterio; las que se dejaban ver en la puerta de su casa, se consideraba que estaban buscando tentar a otros hombres; y a las que entraban al andrón, directamente eran llamadas prostitutas. Claras están las diferencias con nuestra vida actual, en el que las mujeres se codean con los hombres sin ningún tipo de problema ni reproche social.

A las mujeres se les permitía salir para ocasiones especiales, como festivales o funerales. Pero los maridos temblaban en estas ocasiones, ya que se aprovechaban para intercambiar miradas de seducción.

Las familias menos adineradas no se podían dar el lujo de también mantener a las mujeres en casa, pero aquí ya no nos fijamos en el “cuándo” salen, si no en el “cómo”. Tapadas y sin llamar la atención para escapar de la censura era la manera.

La ropa griega se caracterizaba por su estilo sencillo, no había mucho trabajo en la sastrería, por ello se apreciaban las telas antiguas que se conservaban. En los burdeles, las mujeres llevaban ropa que transparentaban, ya que este era signo de disponibilidad sexual.

Paralelo al cuerpo que se ofrecía a la vista del mundo estaba el cuerpo interior. La medicina se originó como complemento del entrenamiento en los gimnasios, y es en éstos donde se empezaron a dar los primeros consejos sobre salud y nutrición.

En esos tiempos, se solía partir de la ley del equilibro, en el S.V, Crotona denominó a esta teoría como isonomía, por ejemplo: un desorden frío y acuoso se aliviaba tomando miel, que tenía la capacidad de calentar y secar.

Davidson también nos señala que la mayoría de los griegos solo tomaban una comida diaria: el deipnon. Solo algunos tomaban desayuno. Todas las comidas se componían de un dualismo: ópsou y lo esencial. Para la mayoría de los griegos la dieta estaba basada en cebada,

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