Historia De Los Juicios Orales
chepogalvez18 de Marzo de 2013
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II. La AntigüedadII.
1. El mundo antiguo
I. En este punto, dedicado al derecho griego y romano, resulta interesante res-catar algunos aspectos centrales de contacto que ambos sistemas compartieron con sistemas jurídicos de culturas absolutamente diferentes que los precedieron, y que parecen representar una constante del derecho penal de la Antigüedad. En primer término, las formas procesales del mundo antiguo fueron de corte claramente acusatorio. Tanto el derecho del pueblo babilónico, como el del pueblo hebreo, así como el del derecho griego y romano, entre otros, se caracteriza-ron por estructurar un procedimiento de aplicación de la ley penal sustantiva de carácter netamente acusatorio .Esta constante se dio en la Antigüedad independientemente de la centralización de la organización política –v. gr., la Babilonia de Hammurabi– y del hecho de que los pueblos de la época dominaran la cultura escrita.
II. El segundo aspecto que las culturas antiguas compartieron fue la clara división entre delitos públicos y delitos privados. A pesar del hecho de que ambas categorías hallaran su punto de contacto en ser consideradas como graves infracciones a las normas legales o consuetudinarias –y como tales, definidas como hechos delictivos–, lo cierto es que se distinguía entre aquellas infracciones que este punto, dedicado al derecho griego y romano, resulta interesante rescatar algunos aspectos centrales de contacto que ambos sistemas compartieron con sistemas jurídicos de culturas absolutamente diferentes que los precedieron, y que parecen representar una constante del derecho penal de la Antigüedad. En primer término, las formas procesales del mundo antiguo fueron de corte claramente acusatorio. Tanto el derecho del pueblo babilónico, como el del pueblo hebreo, así como el del derecho griego y romano, entre otros, se caracteriza-ron por estructurar un procedimiento de aplicación de la ley penal sustantiva de carácter netamente acusatorio. Esta constante se dio en la Antigüedad independientemente de la centralización de la organización política –v. gr., la Babilonia de Hammurabi– y del hecho de que los pueblos de la época dominaran la cultura escrita.
lo cierto es que se distinguía entre aquellas infracciones que afectaban a valores o bienes compartidos por toda la comunidad, e infracciones que sólo afectaban a una o más víctimas individualizables. Esta división acarreaba dos importantes consecuencias. En primer lugar, el régimen de persecución penal variaba según se tratara de delitos públicos o de ofensas privadas. Sólo en los supuestos de delitos públicos intervenía como acusador un representante de la comunidad política permanente u ocasional. En los demás casos, operaba la venganza o la persecución privada. En los supuestos de delitos privados la compensación era la regla, el conflicto tendía a ser resuelto a través de diversas formas de conciliación o composición entre las partes. Si atendemos al derecho hebreo, podemos concluir que se trataba de un sistema sumamente cuidadoso en la aplicación de sanciones de carácter represivo, y que el procedimiento estaba estructurado de modo tal de morigerar la intervención represiva. Esto es, en síntesis, mucho más elogioso que lo que se puede predicar de la justicia penal del Estado de derecho actual. Así, seseñalan las siguientes circunstancias propias del derecho hebreo de la Antigüe-dad: a) el proceso era acusatorio y contradictorio, con las partes en igualdad decondiciones; b) el imputado no podía ser condenado sobre la base de la declara-ción de un solo testigo; c) existían una serie de normas tendientes a evitar el errorjudicial; d) los jueces podían variar su voto de condena a absolución, pero no ensentido inverso; e) sólo los veredictos condenatorios eran pasibles de ser revisa-dos, f) la pena solía consistir en el resarcimiento del daño material causado; y g) lacausa podía ser reabierta hasta momentos antes de la ejecución de la sentencia. 2. El derecho griegoI. En el apogeo ateniense se distinguieron dos tipos de delitos: los públicos y los privados. En cuanto a estos últimos, se consideraba que “no herían más que uninterés particular, de modo que la acción era ejercida por el ofendido, o sus padres,o tutor, o su amo, y se extinguía mediante transacción o desistimiento”. Ello significa que en el contexto de los delitos privados regía un sistema acu-satorio material que se estructuraba alrededor de la acción penal privada. No ocu-rría lo mismo, en cambio, con los delitos de acción pública, respecto de los cualessi bien también regía un sistema acusatorio material –como regla–, éste se fun-daba sobre la base de la acción popular.
“advirtiendo que todavía convenía dar más auxilio a toda la flaqueza de la plebe, conce-dió indistintamente a todos el poder de presentar querella en nombre del que hubiese sidoagraviado; porque herido que fuese cualquiera, o perjudicado o ultrajado, tenía derecho el quepodía o quería de citar o perseguir en juicio al ofensor: acostumbrando así el legislador a losciudadanos a sentirse y dolerse unos por otros como miembros de un mismo cuerpo”. También sostuvo que Solón, a la pregunta acerca de “¿Cuál es la ciudad mejorregida?”, contestó: “Aquella en que persiguen a los insolentes, no menos que losofendidos, los que no han recibido ofensa”. Tal respuesta contiene todo un pro-grama político-criminal, y, especialmente, una noción de ilicitud. El alcance delprograma y del concepto de ilicitud dependerá, en este contexto, de la amplitudcon que se definan los delitos públicos.En este sentido, un sistema tal resultaba perfectamente acorde con ciertasnecesidades de centralización y “oficialidad” en el programa de persecuciónpenal. De allí que la Asamblea del Pueblo podía actuar –si bien excepcionalmen-te–, “para juzgar, en interés de la República, delitos políticos muy graves. Era con- vocada por un arconte, no estaba sometida a formalidad alguna y el acusado notenía garantías. La gravedad del hecho justificaba este notable defecto”. El análisis histórico indica que siempre se acudió a la justificación del interéspúblico para atribuir poder persecutorio a órganos dependientes del poder políti-co que actuaban con notables ventajas sobre las personas sometidas a persecuciónpenal.II. Entre los diversos tribunales que funcionaron a lo largo de la historia de lademocracia griega, podemos mencionar: – El Areópago: “el más antiguo y célebre tribunal de Atenas (…) Originaria-mente, este tribunal tuvo una amplia jurisdicción, la que con posterioridad fue res-tringida”. Su competencia se redujo, entre otros motivos, por la creación delHelión. – Los Efetas: tribunal de 51 jueces y su competencia se limitaba a homicidiosno dolosos. – El tribunal de los Heliastas (también llamado Helión): el principal tribunalde la democracia ateniense, ejercía la competencia común. Estaba “compuestopor gran número de personas, variable según los casos (de 500 hasta 6.000 cuan-do todas sus secciones se unían para el juicio)…”
En los delitos públicos, existía un sistema de persecución asentado sobre labase de la acción penal popular. Lo positivo del sistema consistía en que el ciuda-dano que hacía las veces de acusador asumía responsabilidad personal por suempresa:
“Además, el acusador asumía una grave responsabilidad: así como en caso de condenarecibía una parte de los bienes que se le confiscaban al delincuente, en caso de absolución eraobjeto de graves penas, cuya magnitud dependía de los votos emitidos en uno u otro sentidopor los miembros del tribunal. Sólo quedaba exento de pena si la quinta parte de los juecesestimaba que la acusación tenía fundamento”. Por supuesto, cuando con el arribo de la Inquisición el Estado se apropió delpoder de castigar, la responsabilidad del acusador desapareció.III. El procedimiento era sencillo y justo. Como regla, el acusado gozaba delibertad hasta la realización del juicio público. El procedimiento común comen-zaba con el control de la imputación por parte de un arconte, quien también seocupaba de garantizar que el acusador no abandonaría la persecución. Iniciado eljuicio público de manera prácticamente inmediata luego de la comparecencia deacusador y acusado, se producía la prueba testimonial, y tanto a los esclavos comoa los hombres libres se los podía someter a tortura durante su declaración. Tam-bién se practicaban algunas ordalías o juicios de Dios. Terminado el juicio, luego de los alegatos, el tribunal popular decidía inme-diatamente sobre la culpabilidad o inocencia. En caso de inocencia, se analizaba laconducta del acusador. En caso de culpabilidad, se realizaba una nueva votaciónpara resolver acerca de la pena. La decisión del tribunal, como órgano depositariode la soberanía, era irrecurrible. En síntesis, el sistema griego contaba con las notas características del proce-dimiento acusatorio material que rigió hasta el advenimiento de la Inquisición: a)la jurisdicción era ejercida por tribunales populares; b) el acusador era un particu-lar que respondía por su conducta; c) no existía una etapa formalizada de investi-gación; d) antes del juicio, la libertad del imputado era la regla; e) el juicio era undebate público y contradictorio entre ambas partes, que se enfrentaban en igual-dad de condiciones; f) la decisión del tribunal era inimpugnable, como expresiónde una decisión de soberanía popular. afectaban a valores o bienes compartidos por toda la comunidad, e infraccionesque sólo afectaban a una o más víctimas individualizables. Esta división acarreaba dos importantes consecuencias. En primer lugar, elrégimen de persecución penal variaba según se tratara de delitos públicos o deofensas privadas. Sólo en los
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