Historia Romana
Enviado por rubeliamadronero • 7 de Julio de 2015 • 6.062 Palabras (25 Páginas) • 169 Visitas
En sus orígenes, el romano es un soldado y un campesino. El trabajo encarnizado, la frugalidad y la austeridad constituían las tres reglas mayores de la vida de estos hombres de la tierra que podían, como Cincinnatus, y sin transición, pasar de las labores del campo a la dirección de los negocios de Estado.” (Robert, 1992:21)
El párrafo que antecede ilustra fielmente las formas morales que los antiguos romanos (republicanos) practicaban antes del advenimiento de los procesos imperiales. En este sentido, a medida que Roma comenzó a crecer (por sus adquisiciones de territorio y conquistas) también aumentaba su pobreza (Robert, 1992) (Korstanje, 2008) (Paoli, 2007).
El siguiente trabajo tiene como objetivo analizar críticamente el papel del la pobreza en la Roma de la dinastía Julio-Claudia y su relación con la incorporación de complejas formas codificadas de bienestar como lo fueron el otium y el placer. Para ello hemos usado fuentes de segunda de biógrafos latinos contemporáneos a la antigüedad clásica. En efecto, comprender la historia es comprender el presente en forma reflexiva. Así, como la antropología como disciplina se distingue por su capacidad de observar in situ al “otro” y retornar para comparar esos conocimientos con las sociedades urbanas, un “otro” históricamente localizado (como lo fue el Imperio Romano) puede ayudarnos a comprender el tema de la pobreza y su función social en las sociedades de las que formamos parte. Pero, ¿qué es la pobreza?, y ¿como se diferencia de la marginalidad?
Ya el célebre Séneca decía “el capital que han reunido defraudando a su vientre lo entregan a cambio de la libertad, ¿y tú no anhelarías alcanzar la libertad a cualquier precio, aquella libertad en la cual te crees nacido?. ?que es esta mirada a tus arcas?. La libertad no se compra. Sería en vano inscribir nuestra libertad en los registros públicos; ni los que la han comprado ni los que la han vendido la poseen; este bien te lo has de proporcionar tu mismo, de ti mismo tienes que exigirlo. Libérate primero del miedo a morir: esto es lo que nos pone el yugo; después también del miedo a la pobreza." (Seneca, t I, LXXX, p.206)
Comprendemos (con Lomnitz) por pobreza a todo proceso estructural relacionado con la falta de insumos para la subsistencia y/o adaptación al entorno desde una perspectiva puramente cuantitativa; por el contrario, la marginación presupone una división y especialización previa de la producción industrial.
El punto es que de por sí, todo desarrollo industrial implica cierta marginalidad ya que presupone una especialización en la tarea y una división entre la producción industrial y agro-pecuaria. Pero Lomnitz, es consciente de la operalización de término que ella considera pertinente en el estudio del problema; y en ese sentido crea uno nuevo: la marginalidad de pobreza. (Lomnitz, 1989)
Comprendiendo la marginalidad de la pobreza (el placer y la carencia)
La cuestión del estudio de la pobreza dentro de las Ciencias Sociales amerita ciertas precauciones epistemológicas. En principio, una definición consensuada y certera de lo que se entiende por tal, mientras en un segundo plano establecer un límite teórico preciso sobre su sentido específico. ¿Es la pobreza una cuestión de posesiones o carencias materiales?.
En la antigua Roma imperial, la búsqueda por los placeres sensibles, se constituye como la mayor preocupación de los hombres para con la moral. Algunos pensaban, que la moral tenía como objetivo frenar y obstaculizar los derechos naturales del hombre a sentir placer (Robert, 1992). En efecto, es la introducción de ciertas malinterpretaciones de la filosofía Epicúrea uno de los mecanismos por los cuales comienza a normalizarse la expresión hedonista del placer, y en consecuencia la conformación del otium latino (Korstanje, 2008).
Al respecto, Jean Marie Robert, sostiene una tesis por demás particular. “El placer en Roma toma pues un carácter de cáncer obligado de toda civilización, un mal que todos toman por un remedio de la existencia, pero que contribuye, a la larga, a su decadencia. Es precisamente esta expansión del apetito de goce lo que hemos querido conocer mejor en la civilización romana, tomando el término placer en su sentido más amplio, aplicado a los más variados dominios de la vida cotidiana.” (Robert, 1992:14)
Pero ¿cuál era el rol de la familia en este caso?
En este contexto, la familia se ubica como la principal herramienta de la moral. Esta, a su vez, además de sus miembros, reúne ciertos elementos naturales y sobrenaturales cuyos valores principales se encuentran en la unión familiar. “Es también el marco de la educación de los hijos en el respeto de las tradiciones nacionales y familiares. Los antepasados de las grandes casas constituyen auténticos ejemplos para los descendientes, que se esfuerzan por imitarlos” (ibid: 23). Según el historiador Fustel de Coulanges, fueron las diversas revoluciones entre el patriciado y la población empobrecida una de las causas (entre tantas) de la pérdida por la devoción al culto del Paterfamilae; en consecuencia, paulatinamente, se comenzaron a tener menos hijos, y hubo menos matrimonios. A medida que Roma se agranda comienza no sólo a adquirir otras tradiciones, sino que también se desprende de las suyas. “Uno de los rasgos más notables de la política romana era que se atraía los cultos de las ciudades vecinas, poniendo el mismo cuidado en conquistar a los dioses que las poblaciones. Se apoderó de una Juno de Veies, de un Júpiter de Preneste, de una Minerva de Falerio, así como de otra Juno de Lanuvio …” (Coulanges, 2005:344)
En este sentido, Pierre Grimal sugiere la idea de que las conquistas griegas de Alejandro Magno en Oriente fueron los primeros antecedentes de la importación del placer al mundo helénico, y luego se traspasa al mundo romano. A su vez que “La influencia de Alejandro, sensible en Roma desde el tiempo de la segunda guerra púnica, alcanza, sin duda, su apogeo al final de la República, con César. Alejandro es el modelo declarado de César y el paralelo que los historiadores gustan de establecer entre ellos, desde la Antigüedad, no es sólo un artificio retórico …como sabemos, la Fortuna ofreció a César un magnifico desquite, permitiéndole reunir bajo el poder de Roma, en su edad madura, un imperio casi tan vasto como el de Alejandro” (Grimal, 2002:17). Empero, es interesante detenerse en dos cuestiones las cuales consideramos capitales: una es, que tras la muerte de Alejandro (323 AC) el Imperio helénico se desmembra iniciando una serie de guerras internas constantes; si bien, esto también se observa en Roma el conflicto entre Octavio y Marco
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