Historia mundial de los siglos XX y XXI

Historia mundial de los siglos XX y XXI

A principios del siglo XX aún existían colonias repletas de esclavos y monarcas adorados tal Dioses en el mundo. Europa era un mundo de Reinos, en el cual los países veían como algo completamente común repartirse todo un continente para ser explotado no solo en sus territorios, sino también en sus gentes. Esto era visto como lo más adecuado y era considerado para las potencias Europeas como la única forma en que sus países podrían sobrevivir. Las economías nacionales y las culturas europeas estaban estrechamente entrelazadas, sin embargo las relaciones entre las grandes potencias del continente tenían ya conflictos entre sí, mucho antes de que la fatídica concatenación de errores de apreciación política y movilizaciones militares siguiera su curso. La guerra seguía siendo una realidad común entre las potencias de Europa e incluso deseada, para la Primera Guerra Mundial solo se necesitó una excusa, todos querían luchar esa guerra: Alemania, el imperio Austrohúngaro, Inglaterra, Francia, Rusia, Serbia y demás se estuvieron preparando décadas para lucharla o para desencadenarla.

El origen de la Primera Guerra Mundial fue el fracaso de la diplomacia en Julio de 1914, cuando las potencias europeas fueron incapaces de negociar el conflicto. La diplomacia y la política exterior no fueron capaces de responder a la realidad porque carecían de los instrumentos para generar confianza en ambas partes y alcanzar un equilibrio de poder pacífico. En 1914 la presunta audacia de los líderes de las potencias Europeas y se impuso en mayor estima que el valor y la voluntad de luchar por un laborioso equilibrio de intereses para salvaguardar la paz.

A finales del siglo XXI empezó una carrera por la hegemonía mundial entre la hegemonía Inglesa y la hegemonía Germana Weltpolitik gracias a la superioridad naval, económica y colonial de ambas. Tras una serie de enfrentamientos diplomáticos y conflictos que se dieron a partir de 1905, se elevaron las tensiones en Europa, se aceleró la carrera armamentística  y se corrió el riesgo de que estallara un enfrentamiento entre los dos bloques de potencias consolidados a partir de 1907. La tensión acumulada no se liberó en estos conflictos sino en uno menor en 1914: el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo. Solo cinco semanas después del atentado que tuvo lugar en una convulsa región del Imperio Austrohúngaro, la guerra entre las grandes potencias europeas estalló. Esto se debió a que la diplomacia se encontraba frágil en ese momento y en una situación en la que ya no era capaz de responder a la realidad de Europa en ese momento. La diplomacia se llevaba debilitando en Europa desde 1905 tras la primera crisis marroquí de 1905, la primera crisis política previa a la guerra, donde como consecuencia Francia y el Reino Unido empezaron conversaciones sobre una posible alianza militar en caso de agresión alemana y Francia consiguió el acercamiento entre Rusia y el Reino Unido. Dos años después del incidente se transformó gracias a la unión de Rusia, en un sistema de alianza (la Triple Entente) claramente opuesto al liderado por Alemania (la Triple Alianza). De esta forma, la crisis en Marruecos de 1905 contribuyó a la bipolarización de Europa y por lo tanto, al incremento de la tensión internacional. Los conflictos que ocurrieron los años siguientes fueron: la anexión de Bosnia y Herzegovina por parte de Austria Hungría en 1908, la segunda crisis marroquí de 1911, la declaración de guerra de Italia al Imperio Otomano en 1911 la cual dio pie a las guerras balcánicas en 1912 y 1913.  Todos estos sucesos previos provocaron con los años los recelos entre varios imperios de Europa, cada conflicto que pasaba daba lugar a una escalada de reacciones diplomáticas, sin embargo hasta antes del revulsivo en los Balcanes se había podido evitar la guerra gracias a la diplomacia. Cuando sucedió el asesinato en Sarajevo las naciones Europeas ya no disponían ni de la voluntad de sus líderes ni de los instrumentos para generar confianza y alcanzar un equilibrio de intereses pacífico, preferían usar los medios de la diplomacia secreta y no tenían descaro en solventar las rivalidades de poder a costa de terceros. Nunca se conformó una institución sólida para el arreglo pacífico de controversias a través de negociaciones. Finalmente en el verano de 1914 Alemania cometió el fallo diplomático que desencadenaría la guerra y en lugar de la desescalada y el entendimiento, en Berlín se impuso la voluntad de ir hasta las últimas consecuencias. Rusia debido a la presión de sus aliados británicos y franceses intervino a favor de Serbia contra Austria y Alemania el 30 de julio con la movilización general de sus tropas, Guillermo II declara la guerra a Rusia el 1 de agosto y el 3 a Francia, el 4 los alemanes invaden Bélgica e Inglaterra entra en el conflicto. Al estallar la guerra se dieron temerarios pronósticos sobre una campaña que supuestamente conduciría a una rápida victoria, sin embargo la crisis de Julio abocó inexorablemente a una catástrofe sin precedentes para la historia humana.

Alfred Nobel, el inventor de la dinamita creía ciegamente que su invento traería una edad de paz al ser un arma tan terrible que pudiera acabar con tantas vidas que ya nadie querría nunca más hacer la guerra, pero se equivocó y se logró una guerra mundial en la que se cometieron los actos más aberrantes y aterradores y en donde millones de personas perdieron la vida, sin mucho sentido por las decisiones tomadas por unos cuantos. En aquella guerra los grandes aportes para el bienestar y la paz terminaron utilizándose para la destrucción humana. La Primera Guerra Mundial liquidó el orden político del XIX al acabar con cinco emperadores, ocho reyes y dieciocho dinastías menores. Los dos grandes países vencedores fueron la Rusia revolucionaria y los Estados Unidos este hecho influyó en el tipo de sociedad que siguió a la guerra del 14. La Primera Guerra Mundial fue el origen de todos los desastres del siglo XX. La historia del estallido de la guerra hace 100 años y el desmoronamiento del frágil equilibrio de poderes europeo en el verano de 1914 es una historia tan impresionante como angustiosa del fracaso de las élites, de los militares, pero especialmente de la diplomacia. Evitar tomas de posiciones precipitadas y sondear tenazmente espacios de compromiso son dos principios básicos de una diplomacia prudente, no obstante en Europa estaba  marcada por una profunda desconfianza recíproca entre las potencias y sus dinastías reinantes, muchas de ellas incluso emparentadas entre sí. Hoy nuestro mundo está más interconectado que nunca. Ello abre numerosas oportunidades, genera prosperidad y espacios de libertad. Pero nuestro mundo también es vulnerable y está lleno de puntos de fricción y conflictos de intereses. En este mundo la sagacidad de la política exterior y el oficio diplomático son más importantes que nunca. Una mirada desapasionada no solo sobre los propios intereses, sino también sobre los de los vecinos y socios, una actuación responsable y una consideración objetiva de las consecuencias son irrenunciables para salvaguardar la paz. El año 1914 nos ofrece abundantes muestras de adónde conduce ignorar la diplomacia.  ¿Hoy puede repetirse algo parecido? Solo depende de nosotros, los responsables actuales, y de las lecciones que sepamos sacar de la historia.

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