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Historia social de la universidad de guadalajara


Enviado por   •  30 de Octubre de 2017  •  Resumen  •  1.226 Palabras (5 Páginas)  •  269 Visitas

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Historia social de la Universidad de Guadalajara.

Carmen Castañeda

  1. LA REAL UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA Y EL CABILDO ECLESIASTICO DE GUADALAJARA, 1792-1821

La Real Universidad de Guadalajara inició sus actividades el 3 de noviembre de 1792 con dos funcionarios: el rector, doctor José María Gómez y Villaseñor y el cancelario, doctor Manuel Esteban Gutiérrez de Hermosillo, nombrados por el presidente de la real audiencia de Guadalajara, Jacobo Ugarte y Loyola, en su categoría de vicepatrono real.

En 1972. El rector, el cancelario y el catedratico de teología pertenecían al cabildo eclesiástico de guadalajara: el rector era el canónigo penitenciario; el cancelario, el maestrescuela, y el catedrático, un medio racionero.

Esta relación entre los graduados de la real universidad de Guadalajara, muchos de ellos catedráticos, que se incorporaban al cabildo eclesiástico se dio en 37 de los 115 doctores que formaron parte del claustro universitario en 1972 y 1981, es decir, que se arduaron en la real univerisdad de guadalajara.

En el funcionamiento de los sistemas escolares es donde se percibe mejor una serie de procesos reproductivos cuyos rasgos institucionales y culturales manifiestan una fuerza social. La universidad, desde su inauguración, empezó a generar mecanismos de autoreproducción, como la incorporación y la concesión de grados mayors, licenciaturas, maestriás y doctorados, y la creación de su cuerpo de catedráticos que fue, al mismo tiempo, un cuerpo de funcionarios en el cabildo eclesiástico.

La iglesia era una institución legítima, que los habilitaba para enseñar y predicar como estaba mandado a la dignidad del maestrescuela, quien tenía “la obligación de enseñar por sí o por otro, la gramática a los clérigos y a los servidores de la iglesia y a todos los de la diócesis”.

El celibato de los doctores que seguían la carrera eclesiástica excluía la reproducción en los linajes, sus familias recurrían a otros mecanismos para la reproducción de sus valores y su jerarquía social, como la herencia, la formación profesional en real universidad o la prebenda o canonjía en el cabildo eclesiástico. En Guadalajara, en 1792 a 1826, la sociedad disponía de dos colegios seminarios y de una universidad para ese fin.

No hay duda que las familias de los doctores invirtieron un buen capital en la formación académica de sus hijos en los colegios y seminarios y en las universidades. La carreras de muchos doctores no terminaron con la obtención de grados mayores. Su aspiración fue ganar cátedras en los colegios seminarios y en las universidades o prebendas en los cabildos eclesiásticos. Las familias de los doctores recurrieron al padrinazgo para asegurar la obtención de cátedras y prebendas.

Los arzobispos, obispos y cabildos eclesiásticos estaban encargados de informar al rey de las dignidades y prebendas que estuvieran vacantes, así como de las personas idóneas para ocuparlas, “sus naturalezas, edades y servicios”. Esta función de los obispos y sus cabildos era la razón para que las familias de los futuros doctores buscaran a los capitulares como padrinos de sus hijos, aunque también escogían a a religiosos de alta jerarquía. Miembros de audiencias, prósperos ganaderos, hacendados y comerciantes, que pertenecían a los consulados de México o Guadalajara.

Los doctores que deseaban participar en las oposiciones para obtener una cátedra en la real universidad o una dignidad en el cabildo y también los que aspiraban a  una promoción para una canonjía o una ración preparaban sus relaciones, probanzas o informaciones de méritos y servicios. Estas relaciones eran una especie de autobiografía que hacía referencia a los antecedentes familiares, a la carrera universitaria (instituciones, curso, materias, actos, libros), a los cargos y puestos desempeñados.

Los padrinos que eran obispos pertenecían al cabildo eclesiástico jugaban un papel importante en los actos de licenciatura y doctorado, pero sobre todo en las oposiciones que convocaba el obispo para ocupar una dignidad o en las promociones o ascensos canonjías o raciones. Además del apoyo que representaba tener padrinos en el cabildo eclesiástico, los doctores poseían la ventaja de tener grados universitarios para obtener dignidades y canonjías, ya que desee el tercer concilio provincial mexicano se exigía a los candidatos que aspiraban a la dignidad de arcedeán y a la maestrescolía por lo menos el grado de bachiller en derecho, canónico o civil.

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