Historia socioeconomica argentina
Enviado por afernandezb • 3 de Septiembre de 2015 • Documentos de Investigación • 6.898 Palabras (28 Páginas) • 259 Visitas
Unidad 3 - 1880-1930 "Orden y Progreso"
La consolidación del modelo agroexportador primario. El mercado interno. El proceso inmigratorio: composición y lugares de origen. La “Estancia Mixta”, el frigorífico. El PAN y la crisis de 1890. La Unión
Cívica: revoluciones de 1893 y 1905. Quiebra del PAN y salida electoral: la Reforma de 1912. El movimiento obrero argentino: sus orígenes y evolución. Las dos primeras presidencias radicales.
La consolidación del modelo agroexportador primario
A partir de 1890 se suscitaría otra crisis de carácter tanto económico como sociopolítico. Sobre ella volveremos en lo sucesivo. Tal crisis afectó significativamente la producción local, hiriendo de muerte al ciclo del lanar. De la Pampa Húmeda, y particularmente la provincia de Buenos Aires y el sur de Santa
Fe, se expulsaría al lanar hacia áreas marginales recientemente incorporadas como la Patagonia, en la cual prospera la cría del ovino en la actualidad.
El nuevo “ciclo” –al que en gran medida sigue estando atado el esquema productivo argentino en la actualidad- se había establecido, desde luego, en función de la modificación de la demanda internacional. En este momento, en plena Segunda Revolución Industrial, se había producido un sensible mejoramiento en el nivel de vida de las clases trabajadoras de los países desarrollados (Europa, EEUU).
La demanda había dejado de ser de productos para abastecer la industria textil –como la lana-; en este momento se requería carne y cereales: el aumento del consumo de carne era indicio de la elevación del nivel de vida del proletariado industrial. Esto daría origen a un nuevo tipo de explotación que exigía los conocimientos (agrícolas) de los inmigrantes: la estancia mixta.
La “Estancia”
A partir de la década de 1860, se observa el incremento en la producción de ganado vacuno refinado (Shorthorn, Hereford, Angus) en la cual la importación de reproductores incidió en la calidad del vacuno argentino, entonces relegado a un segundo plano por el incremento en la demanda de lanares. La demanda entonces era de carne: debido al gran número de lanares, a partir de 1873 se recomendó la incorporación de razas ovinas que fuesen eficientes productoras de carne a la vez que de lanas (Lincoln). En esta época precisamente, se había generado la tecnología que permitía la exportación de carne: habiéndose prohibido la exportación de ganado en pie a Gran Bretaña por causa de una epizootia ocurrida en la década de 1880, la incorporación del frigorífico, subsanó este problema. En 1882 llega a Buenos Aires el vapor le Frigorifique, que poseía la tecnología del “congelado”: a partir de ésta fue posible exportar al exterior la carne de cordero congelada. Pronto se establecieron en el país frigoríficos que poseían esta tecnología –en su mayor parte de capitales británicos pero se hizo evidente a corto plazo de que no era suficiente para abastecer la demanda.
Con posterioridad a la crisis de 1890, comenzaron a establecerse frigoríficos de otras características: se trataba de la tecnología del enfriado (“Chilled Beef”); que permitía la exportación de carnes sin necesidad de congelarlas (método Julián-Carré), sin la pérdida consiguiente del sabor natural de la carne propia del proceso del congelado (método Tellier). Esto permitió la exportación de carne vacuna, prácticamente imposible de acuerdo con la tecnología anterior.
En virtud de esta demanda la unidad de producción de la Pampa Húmeda –la “estancia” – de igual manera sufrió transformaciones; sin embargo, la constante de aumento de los beneficios al menor costo posible siguió siendo evidente en el manejo empresarial de los terratenientes.
La nueva explotación, a diferencia de la del lanar, exigía un notable costo de inversión, identificado ante todo con las pasturas, que debían ser sembradas, para el engorde del ganado vacuno. Para esta actividad, evidentemente complementaria de la agricultura, se requería fuerza de trabajo, que debería ser provista por el inmigrante:
“…La tierra – apuntan los Anales de la Sociedad Rural Argentina- se divide en potreros alambrados de 1.600 a 2.000 hectáreas, y enseguida se subdivide en lotes amojonados y numerados de 200 hectáreas, sin alambrado intermedio. Estos lotes se arriendan a chacareros italianos con elementos y recursos propios, a razón de $ 4.- m/n. la hectárea, por el término de tres años, con la obligación de dejar el terreno sembrado con alfalfa al finalizar el contrato, siendo a cuenta del establecimiento proporcionar la semilla de alfalfa…”
El párrafo con anterioridad transcripto resulta significativo, habiendo llamado la atención de muchos investigadores, puesto que le asigna un papel fundamental al inmigrante: éste, desde luego tenía interés en la producción agraria, siendo el único motivo para la misma del terrateniente la alfalfa para engordar el ganado. No obstante, el terrateniente también tendría su participación en la producción agraria, aunque el costo de la misma, como se desprende del documento citado debería recaer sobre el chacarero, reducido al papel de simple arrendatario. De este modo, se presenta un nuevo tipo de explotación, que combinaba la agricultura con la ganadería: la estancia mixta. Ésta constituirá el fundamento del modelo exportador primario en la Argentina, y tendrá como principal destinatario al mercado británico, ávido de consumir carne argentina, que tenía un costo sensiblemente inferior al de
los otros mercados (Australia, EEUU), por efecto de las citadas rentas diferenciales.
El chacarero, según autores como Pucciarelli, y a pesar de ver vista su posición reducida a la de simple arrendatario, constituirá la avanzada de un empresariado en ciernes que deberá discutir precios con las empresas acopiadoras, vinculadas con el mercado internacional, que fijaban el precio de los granos. Estas empresas acopiadoras, se tratarán de verdaderas empresas multinacionales, existentes incluso en la actualidad, y dedicadas al mismo rubro: la adquisición de granos al productor. No obstante tener algunas de tales compañías, capitales nacionales, detrás de ellas se escondían sucursales de poderosos intereses comerciales europeos. Los acopiadores –conocidos como los “Cuatro Grandes” (“The Big
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