Ilíada, Canto Quinto: Principalía De Diomedes
Enviado por peichanlin • 19 de Noviembre de 2014 • 346 Palabras (2 Páginas) • 478 Visitas
En esta ocasión, vamos a presenciar (aún más que en otras ocasiones) cómo el poder de los dioses domina el destino de los hombres.
El capítulo comienza centrado en Diomedes. En primer lugar, vence a los hermanos Fegeo e Ideo, matando al primero y haciendo huir al segundo, apoderándose de su carro, y atemorizando a los teucros. Aprovechan los asaltantes para matar a algunos durante la retirada, aunque Pándaro, el hijo de Licaón, hiere a Diomedes en el hombro con una flecha. Éste lanza una plegaria a Atenea, que le anima el cuerpo y la mente, encomendándole que, si ve a Afrodita, trate de herirla. Vuelve al combate, renovado, y mata a varios combatientes (casualmente, son cuatro parejas de hermanos).
Por la parte troyana, Eneas busca a Pándaro para hacerle disparar, pero éste no está convencido.
Pero Eneas le hace subir a su carro para enfrentarse a Diomedes, que les espera en la llanura.
En el cruce de lanzas, Diomedes mata a Pándaro. Eneas baja del carro para proteger el cadáver, pero Diomedes le lanza un pedrazo, hiriéndole en la rodilla y echándolo al suelo.
Se aparece entonces Afrodita para proteger a su hijo Eneas, llevándoselo del combate.
Diomedes les persigue, hiriendo a la diosa y tratándola como inferior, al no ser deidad combativa. Iris se lleva entonces a Afrodita, a quien Ares cede el carro para volver al Olimpo. Afrodita se echa en brazos de su madre Dione.
Mientras tanto, Diomedes sigue acosando a Eneas, que ha sido entregado a Apolo, pero el dios le increpa y el Tidida retrocede.
Ares enardece los ánimos de los troyanos y sus aliados. Héctor, picado por las palabras de Sarpedón, anima a su ejército a combatir. Las muertes vuelven a sucederse por ambos bandos, pero sobre todo perpetradas por la pareja formada por Héctor y Ares.
Atenea toma las armas de Zeus, y marcha al combate con Hera manejando Ilíada, canto quinto: Principalía de Diomedes el carro. Atenea vuelve a enardecer a Diomedes, y unidos, hieren a Ares. Éste asciende al Olimpo y se queja también a Zeus, quien le refrena y manda que le curen.
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