Introducción: las preguntas iniciales
Enviado por Maura Marrugo • 10 de Septiembre de 2017 • Informe • 14.587 Palabras (59 Páginas) • 199 Visitas
Estudios Políticos No. 25. Medellín, julio-diciembre 2004 Es udios Políticos No. 25. Medellín, julio-diciembre 2004 37-70
A propósito de “Las palabras de la guerra”:
los comienzos conflictivos de la construcción del Estado nación y las guerras civiles de la primera mitad del siglo XIX*
Fernán E. González
Introducción: las preguntas iniciales
Los trabajos recientes sobre las guerras civiles representan un paso importante en la recuperación de la historia política.1 Tanto en otras latitudes como en Colombia, el tema no ha recibido mucha atención del mundo académico, pues la mayoría de
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* Este texto pretende establecer una relación directa con la investigación de María Teresa Uribe de Hincapié y Liliana López. Las palabras de la guerra. Las guerras narradas del siglo XIX. Medellín, Instituto de Estudios Políticos, 2003 (en imprenta). Las reflexiones que se presentan se basan en el seminario del grupo “Democracia, Nación y Guerra”, liderado por Gonzalo Sánchez, y en los resultados de la investigación sobre los discursos de las guerras civiles; igualmente, en las investigaciones de Luis Javier Ortiz, de la Universidad Nacional, sobre la guerra civil de 1876, y en los trabajos de María Elena Saldarriaga y Gustavo Bell Lemus sobre la guerra de los Supremos en Antioquia y la Costa Atlántica. Una versión inicial fue presentada en el Seminario Internacional “Nación, ciudadano y soberano”, realizado por el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia en octubre de 2004.
1 Aparte del libro de Álvaro Tirado Mejía sobre los aspectos sociales de las guerras civiles, y de los estudios más recientes sobre la Guerra de los Mil Días, el tema había sido el terreno privilegiado de la llamada historiografía tradicional. Véase: Álvaro Tirado Mejía. Aspectos sociales de las guerras civiles en Colombia. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, Biblioteca Básica Colombiana, 1976; Carlos Eduardo Jaramillo. Los guerrilleros del novecientos. Bogotá, CEREC, 1991; Charles Bergquist. Café y conflicto en Colombia, 1886-1910. Las guerras de los mil días: sus antecedentes y consecuencias. Medellín, FAES, 1981; Jorge Villegas y José Yunis. La Guerra de los Mil Días. Bogotá, Carlos Valencia Editores, 1979. También se podría mencionar Las guerras civiles desde 1830 y su proyección en el siglo XX. Memorias de la II Cátedra Anual de Historia “Ernesto Restrepo Tirado”. Bogotá, Museo Nacional de Colombia, 1998.
sociólogos o historiadores, como Michael Mann y Charles Tilly, han dedicado sus esfuerzos al análisis de las relaciones entre la creación de ejércitos permanentes para defender a los países de agresiones externas y el desarrollo de las instituciones. Solo en los últimos años, Robert Bates ha comenzado a señalar cómo las transformaciones de la economía política global en las últimas décadas podría haber alterado fundamentalmente las conexiones que durante los siglos XIX y XX se daban entre guerra, construcción del Estado y surgimiento de instituciones democráticas, para reforzar, como en el caso de algunas regiones de África, políticas al estilo de los “señores de la guerra”: allí se daría una convergencia entre las eras moderna y premoderna. Sin embargo, hay que reconocer que el mismo Tilly y otros teóricos se han ocupado del tema de las fuerzas “irregulares” y subnacionales, pero siempre en función de la consolidación de los ejércitos permanentes en guerras convencionales entre naciones.[1] En cambio, más recientemente, Stathis Kalyvas se ha ocupado de varios problemas conceptuales relacionados con las acciones, motivaciones e identidades que se originan en las guerras civiles, para señalar la importancia de la interacción entre identidades y acciones políticas públicas y privadas.[2]
Estas consideraciones previas ayudan a destacar la importancia del análisis de los discursos de la guerra, a partir de una comparación entre las tres primeras guerras del siglo XIX en Colombia.[3] En ese análisis se plantea la pregunta de cómo se habían pensado, narrado y justificado las guerras, pero antes se hace una buena descripción histórica de sus hechos y un análisis de los estudios existentes sobre ellas.
Las reflexiones que se expondrán a continuación giran en torno de una pregunta central, con tres acápites: ¿Por qué un incidente aislado y aparentemente insignificante (la supresión de algunos conventos menores en Pasto, en la frontera con el Ecuador), que afectaba a pocos frailes y poblaciones, desencadena una de las guerras más sangrientas, prolongadas y extendidas del siglo XIX; mientras que una confrontación más política e ideológicamente polarizada como la que se produce por algunas de las reformas liberales de mediados de siglo y por la movilización de grupos subalternos de la sociedad para apoyarlas, solo produce una serie de levantamientos esporádicos y dispersos, fácilmente debelados por las tropas del gobierno liberal; en cambio, un levantamiento de militares, artesanos y otros grupos subordinados, ligados al golpe de Estado del general José María Melo, produce la reacción inmediata y la movilización casi espontánea de los grandes jefes militares de los dos partidos que se coligan entre sí para derrotarlos?
La respuesta a este triple interrogante reside en la manera como se conforman los partidos conservador y liberal, alrededor de la interacción de tres polos de confrontaciones: el de la nación, el de las regiones y el de las localidades. Para ello, puede ser útil combinar la perspectiva teórica de Kalyvas, abstraída de la consideración empírica de varios casos en diferentes tiempos y lugares (la Guerra Civil Inglesa, la griega de los años cuarenta, la Revolución Francesa de 1789, la guerra norteamericana de secesión, los recientes conflictos de Congo Brazzaville, Nicaragua, Timor Oriental y Afganistán, e incluso la Violencia colombiana de los años cincuenta), con el acercamiento al tema desde la historia colombiana del siglo XIX; pero contrastado con la historia comparada de otros procesos de formación de Estados nacionales que han reseñado autores como Elias, Tilly, Gellner, Abrams y Anderson, junto con las referencias a los casos de Hispanoamérica, estudiados por Guerra, Halperin y Escalante.
El aporte de Kalyvas a la comprensión de nuestras guerras civiles
Las reflexiones de Kalyvas parten de considerar que las guerras civiles no son conflictos binarios ni dicotómicos, sino procesos complejos y ambiguos que promueven las acciones conjuntas de actores locales, cuyas motivaciones, identidades e intereses se adaptan a los cambios nacionales y utilizan los recursos del orden central para su propia ventaja y en perjuicio de sus rivales. En ese sentido, sostiene este autor, muchas de las acciones de estas guerras parecen más relacionadas con asuntos locales o privados que con las confrontaciones de carácter general, ya que los actores locales aprovechan la guerra para arreglar conflictos locales y privados que a veces no guardan ninguna relación con las causas generales de la guerra ni con los objetivos explícitos de los beligerantes. Por otra parte, los actores que buscan el poder central utilizan recursos y símbolos que apelan a conseguir alianzas con los actores de las periferias local y regional que están luchando por sus intereses locales y regionales, con quienes podrían lograr una producción conjunta de acciones. Esta concepción implica, lógicamente, un desafío para la división clara entre la violencia política y la privada, y plantea una interacción entre actores nacionales, regionales y locales con diferentes identidades, motivaciones e intereses. Por eso, afirma Kalyvas, las guerras civiles pueden ser vistas como procesos que brindan la oportunidad de que salga a flote una variedad de ofensas dentro de un conflicto mayor: esas ofensas pueden obedecer a tensiones locales o regionales preexistentes, o pueden ser también inducidas por la misma guerra civil, dados los cambios de poder en el nivel local y regional.
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