LA EDUCACIÓN EN VALORES

LA EDUCACIÓN EN VALORES DESDE LA FAMILIA

El sistema de valores que conforma la base cultural de todo ser humano, sin duda alguna es la familia, ya que mantiene cimentada en afectos y reglas, modelando actitudes y comportamientos en consonancia con los valores del sector social que representa.

La familia es transmisora de motivaciones, valores, ideología y cultura, aportando un sistema de creencias, convicciones y sentimientos que guían y orientan la personalidad y la conducta social.

Las organizaciones sociales, las universidades y los medios de comunicación requieren de un programa concertado a tono con las necesidades de construcción científica del nuevo edificio social, lo que constituye un problema científico de ingeniería social.

La persona, además de identidad física, adquiere identidad cultural a través de los valores, costumbres, tradiciones, hábitos de vida, sistemas de creencias, formas de estímulo y control, reglas ordenadoras de la existencia en común. Ser familia implica vínculos afectivos y morales que se mantienen a lo largo de la vida, así como obligaciones y derechos espirituales y materiales que la tradición y la ley recogen. La persona aprehende y aprende en su familia el patrón de su cultura y de no hacerlo, corre riesgos de anomia y desarraigo de los afectos y valores que le son propios en el sistema de comunicación social.

La cultura a que hacíamos referencia, juega un papel muy importante, pues en determinado momento funge como reproductor del sistema de relaciones sociales que corresponde a determinado modo de producción material, a determinada forma de sociedad.

La familia en los tiempos de la sociedad esclavista su función era: la familia del amo y la del esclavo, en el feudalismo: la familia noble y la del plebeyo, la del señor y la del siervo, con los derechos de pernada y otros atributos semejantes, y en el capitalismo: la familia del empresario y la del obrero o del campesino, ni la que se va conformando en la sociedad socialista, con los lazos y formas de relación familiar, esto la van caracterizando, en sus diferentes etapas.

Hacia el interior de la familia, existen diversos factores, así como las convicciones que se sustentan, el status económico, la procedencia social porta valores y, en estos, también están presentes, a su modo, los conflictos que pugnan por su hegemonía en la conciencia social. A la vez, hemos visto cómo de acuerdo con la definición ideológica del núcleo, y los valores que porta, se ejerce una presión educativa cimentada en afectos y sistemas de compromisos, reglas y valores compartidos, que se constituyen en cultura familiar.

De este modo van expresándose también en su seno, de forma indirecta y parcial, las principales contradicciones que aquejan a la sociedad, de acuerdo al momento histórico y al mundo que les ha tocado vivir.

La sociedad conforma al grupo familiar a tono con los intereses y valores del sector social que este representa, y la familia, modelando a las personas y a la vez a estos grupos, en sus tendencias mayoritarias favoreciendo la reproducción o eventual modelo de relaciones social y la vida material y espiritual del hombre y la mujer relacionados con ella.

Los vínculos adecuados entre padres e hijos se sustentan en el cariño y los principios, los lazos familiares son más sólidos y permanentes en tanto se cimientan en afectos y valores positivos. Muchos trastornos psiquiátricos, como las personalidades antisociales y los llamados trastornos border line, están relacionados con la deprivación afectiva, sobre todo en edades tempranas, al punto que tales trastornos tienen un correlato anátomo-funcional al no permitir dicha deprivación la maduración de centros nerviosos del Diencéfalo que han de desarrollarse luego del nacimiento, bajo la influencia de la estimulación afectiva.

Durante los primeros años de vida, la persona va desplegando la capacidad de dar respuesta emocional adecuada, cuanto más

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