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LA EDUCACIÓN Y LOS HISPANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.


Enviado por   •  15 de Diciembre de 2014  •  Informe  •  2.095 Palabras (9 Páginas)  •  233 Visitas

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LA EDUCACIÓN Y LOS HISPANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.

LA EDUCACION INICIAL EN EE.UU.

Educación en Estados Unidos

La posición de Obama respecto de la educación inicial está cambiando. Es su deseo que "centros preescolares de alta calidad estén disponibles para todos los niños en Estados Unidos".

Esta posición ha ganado apoyo en varios estados donde se ha venido sosteniendo que la desigualdad en la educación se origina a muy temprana edad.

El renovado énfasis que el presidente ha puesto en este tema podría deberse a la apremiante necesidad de cerrar la brecha existente entre niños privilegiados y niños pobres, de la que ya hemos discutido anteriormente en este blog...

Para leer este artículo completo, ir a:

Obama y la Educación Inicial

Estados Unidos de América tiene actualmente el más alto índice de deserción escolar en el mundo. Y aquí no hay exageración ni el afán de dejar mal parado a este país, para el cual queremos generaciones mejor preparadas que puedan salir airosas en una economía global cada vez más competitiva.

Al respecto, el Presidente Barack Obama ha manifestado que "El lugar de Estados Unidos de América como líder se encuentra en peligro a menos que hagamos un mejor trabajo en la educación de nuestros hijos... el relativo declive de la educación americana es insostenible para nuestra economía, insostenible para nuestra democracia e inaceptable para nuestros hijos."

La deserción se da en tal magnitud que durante los cuatro minutos aproximadamente que usted empleará en leer este artículo, cerca de ocho alumnos americanos abandonarán una escuela pública.

De acuerdo a un último informe, "menos del cincuenta por ciento de los estudiantes de secundaria, en l7 de las principales ciudades del país, se gradúa. A nivel nacional, más de millón de alumnos abandona, anualmente, la escuela".

Y si damos un vistazo a las universidades, nos encontramos con otra triste realidad: la mitad de jóvenes que comienza a estudiar una profesión, no la termina.

"Estados Unidos de América ha descendido en una década, a nivel mundial, en número de graduados universitarios, del segundo lugar al puesto número once. Pese a contar con recursos sin par en el resto del mundo, hemos dejado que nuestras calificaciones se rebajen, que nuestras escuelas se desmoronen, que se quede corta la calidad de la enseñanza y que otros países nos superen", ha dicho el Presidente Obama.

Para que nuestros muchachos ocupen puestos más meritorios, el Presidente Obama buscará mejorar durante su mandato todo el sistema, desde la educación pre-escolar a la universitaria. Hará esto porque él piensa lo mismo que Ron Suskind, quien en su libro A hope in the unseen dice: "No hay otra manera de lograr que la educación superior ofrezca grandes oportunidades y mejores perspectivas sino es mejorando la educación secundaria". Es importante señalar que las consecuencias de la deserción escolar causan un gran daño a la sociedad. Los que abandonan el colegio "son dos veces más propensos al desempleo, tienen tres veces más posibilidades de ser pobres y ocho de terminar en prisión".

¿Qué hacer para impedir esta deserción escolar? ¿Qué hacer para que nuestros jóvenes reciban una educación que realmente les interese y les mantenga, hasta el final, en las escuelas? A saber, además de este problema que ha sido llamado "la epidemia silenciosa", los estudiantes americanos están entre los peores preparados del mundo industrializado. Su cultura general es pobrísima, y da mucho de qué hablar su capacidad de lectura y escritura, incluso en individuos con un título profesional.

A saber, la capacidad media de escritura y lectura de los americanos, que oscilan entre los 16 y los 65 años, es "mediocre", en comparación a otras 19 naciones industrializadas. Esto según un estudio realizado en el 2002 por la Universidad Johns Hopkins.

Por su parte, el político español Óscar Iglesias señala que actualmente hay en Estados Unidos de América más de seis millones de alumnos de escuelas secundarias y bachilleratos que leen muy por debajo de su nivel. Revela además que "una tercera parte de los graduados de secundaria no entran inmediatamente a la universidad. También que "casi el treinta por ciento de los estudiantes de primer año de la universidad tienen que tomar clases de enseñanza compensatoria en Ciencias y Matemáticas".

¿Qué hacer para que nuestros jóvenes reciban una mejor preparación y pongan su parte para aprender más? ¿Qué hacer para que tomen conciencia del papel que les corresponde desempeñar en la sociedad?

Algunos padres culpan a los maestros por lo que está sucediendo con los jóvenes. Otros, a las escuelas, mejor dicho, al sistema educativo. Y otros, al entorno social. ¿Pero cuál es la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos?

Para nadie es una novedad que en este país el sistema educativo tiene muchos altibajos, por lo que necesita una buena reforma, pero una reforma en la cual se tenga en cuenta la implicación de los padres en la educación de los hijos.

Quién mejor que el educador Wayne Johnson, para hablarnos de este rol de los padres. Cuando él fue Presidente de la Asociación de Maestros de California manifestó: "La participación de los padres de familia es decisiva para el éxito en la educación. Los maestros no podemos solos. La colaboración de la familia es vital. Los estudios demuestran que los niños se desempeñan mejor cuando los maestros y las familias trabajan en equipo para ayudar a los niños a aprender".

El Presidente Obama lo ratifica ahora: "No hay programa o política que pueda sustituir a un padre o una madre que se preocupen por la tarea que sus hijos realizan en la escuela, que los ayuden con el trabajo que hacen en la casa, que apaguen el televisor y que les lean a sus hijos".

Esta labor de los padres debe ser ineludible. Así lo consideramos los que, por tener en cuenta esta tarea, logramos que nuestros hijos terminaran la educación secundaria y siguieran una profesión universitaria.

La incursión en la educación de los muchachos no garantiza que ellos se van a obsesionar con la universidad. Pero de lo que sí se puede estar seguro es que hay más posibilidades que esto ocurra.

Al

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