LA INTERDISCIPLINAREIDAD EN UNA INVESTIGACION DE CORTE HISTORICO Y LITERARIO.
Enviado por tulipan1810 • 28 de Mayo de 2013 • 3.192 Palabras (13 Páginas) • 469 Visitas
LA INTERDISCIPLINAREIDAD EN UNA INVESTIGACION DE CORTE HISTORICO Y LITERARIO.
Laura E. Rivas G.
En el ámbito de la investigación en ciencias humanas, en las últimas décadas se ha llegado a una gradual aceptación del empleo de la interdisciplinariedad para lograr una mejor aproximación al sujeto o área de estudio a investigar. En las páginas siguientes, se empleará este recurso mediante enfoques de tipo histórico y literario para abordar la obra literaria y periodística de José Joaquín Fernández de Lizardi, a fin de lograr un mayor conocimiento de la historia cultural que se desarrollo en las primeras décadas del siglo XIX, es decir en el origen de nuestra nación. Adicionalmente, en la segunda parte de este artículo, se intenta ensayar una suerte de acercamiento a la historia regional, al abordar las menciones que, dentro de una de sus novelas obras, realiza El Pensador mexicano sobre Guridi y Alcocer, representante tlaxcalteca novohispano en las Cortes de Cádiz en aquellos agitados años que precedieron a nuestra independencia.
LA VOZ LETRADA DE FERNANDEZ DE LIZARDI
Casi doscientos años después de que este autor escribió su obra aún se ocupan de ella los estudios lingüísticos, pues en sus escritos se halla el dialecto – o los dialectos– que resultó de la fusión de las razas española, azteca y negra; los estudios literarios, habida cuenta que, sacándole la vuelta a la censura de su época y para poder seguir difundiendo sus ideas y su crítica social, generó la primera novela no sólo mexicana, sino hispanoamericana: El periquillo sarniento; los estudios pedagógicos, ya que muchas de sus observaciones sobre la sociedad de aquel tiempo continúan vigentes en la actualidad, lo cual obliga a la reflexión sobre los mecanismos educativos que modificarían ese estado de cosas. Así, puede decirse que la obra de Fernández de Lizardi es, al mismo tiempo, política, literaria, periodística, sociológica, historiográfica y lingüística.
José Joaquín Fernández de Lizardi nace en la Ciudad de México el 15 de noviembre de 1776, y muere en la misma el 27 de Junio de 1827. En 1812 inicia su labor pública como escritor en El pensador mexicano, diario fundado por el mismo, y para 1816, agobiado por la constante censura, abre un interregno de cuatro años, en los que publica principalmente (por episodios) sus novelas El periquillo Sarniento, La Quijotita y su prima, Noches tristes y día alegre y Don Catrín de la Fachenda,. En estos textos ficcionales, de manera velada continua ejerciendo crítica social y proponiendo nuevos modelos tanto de conducta como institucionales, demás de nuevas leyes y formas administrativas. En ese lapso no abandona el periodismo por completo, publicando eventualmente pliegos sueltos, pero no retoma una publicación periódica constante hasta 1820, cuando observa mejores condiciones para ejercer con menos riesgo el periodismo. Entre una cosa y otra, escribió también poesía y teatro, con menor fortuna.
En la actualidad, se habla tanto de la voz literaria como de la voz periodística de Fernández de Lizardi. En el tiempo en que este autor escribía únicamente se hablaba (de hecho él lo ponía sobre el tapete de la discusión en muchos de sus textos) de la función de un escritor, es decir un letrado. Daba pues lo mismo si al plasmar sus ideas, lo hacia en prosa o en verso, en un formato periodístico o empleando esquemas de ficción.
Recordemos a este respecto que durante el siglo ilustrado el periodista se transforma en el nuevo hombre de letras, en un nuevo tipo de escritor que se aleja del modelo del sabio humanista que genera saberes alejado del mundanal ruido. La prensa periódica pasa a constituir un naciente tipo de literatura que se brinda al servicio del público, que quiere ser ―útil. pero que también considera a la masa lectora como su nuevo mecenas. En este contexto, la reflexión acerca de la propia labor responde al interés del periodista por consolidarse como sujeto recién arribado a la República literaria.
Fernández de Lizardi se asume, pues, como un agente informador y critico, cuya principal labor es observar críticamente y escribir lo observado para contribuir a la mejoría de su sociedad.
Lizardi puede ser valorado como un eslabón americano en la cadena de un modo de escritura periodística caracterizada por la observación atenta de la sociedad, cuyo fin central era poder aportar útilmente a su funcionamiento. Aportación que debía hacerse, desde la mirada ilustrada, a partir del ideal de una comunicación clara, es decir, que unívocamente pudiera transmitir lo racional y lo verdadero.
Inicia oficialmente su labor de letrado y por tanto de crítico social en 1812, cuando funda El pensador mexicano, que resulta ser un éxito, entre otras cosas, porque si bien inevitablemente se desliza entre una frase y otra la ilustración del autor, éste hace un esfuerzo más que consciente por ser claro y utilizar giros de lenguaje popular, es decir, que se empeña en ser mediador entre un saber que hasta entonces era de eruditos y una población ávida de conocer y entender las ideas modernas.
Con un tiraje de 2600 ejemplares, esta publicación tuvo una gran acogida. Con un lenguaje más aderezado de giros populares, con una ironía desparpajada, Lizardi dio rienda suelta a críticas que se deslizaron sin cortapisas...
Así, nuestro entusiasmado escritor criollo dedicó en los primeros números del Pensador Mexicano loas a la libertad de imprenta y exhortó a que no se imprimieran ni blasfemias en contra la iglesia, ni libelos en contra de las autoridades virreinales, haciendo mal uso de esta libertad concedida por el mismo gobierno. No obstante en diciembre de 1812:
...la publicación del número 9 del periódico va a provocar la suspensión de la libertad de imprenta, ya que Lizardi, entre felicitaciones por el cumpleaños del virrey Venegas, pedirá la revocación del Bando de 25 de junio de ese año, que daba injerencia a los militares en el enjuiciamiento de los sacerdotes insurgentes 'que fueren aprehendidos con las armas en la mano .
El virrey Venegas, poco menos que recién llegado a la Nueva España, al parecer no supo bien a bien como proceder frente a una crítica a lo que para él debió haber sido una ardua decisión política, en consecuencia, consultó a la Junta de Seguridad y Buen Orden, la cual consideró “como irrespetuosa la publicación, acaso sediciosa y con designios perversos” por lo que asunto fue turnado al Real Acuerdo, denominado también Junta General, compuesto por el virrey, los oidores y un fiscal de la Real Audiencia. Al respecto, comenta Cruz Barney:
El grado de alarma provocado
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