LAS REFORMAS BORBÓNICAS. Comunicaciones y Comercio
Enviado por leonela sosa • 27 de Marzo de 2017 • Informe • 1.333 Palabras (6 Páginas) • 1.319 Visitas
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16/07/2014 | Las Reformas Borbónicas |
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INTRODUCCIÓN
La época de las reformas borbónicas es cuando las colonias se encuentran bajo la dinastía de los Borbones llega al trono español en el siglo XVIII. Los monarcas, influidos por el despotismo ilustrado, tratarían de modernizar el imperio, poner orden y elevar la productividad. Para ello cambiaron su política a través del establecimiento de las llamadas reformas borbónicas, que buscaban restarle poder a los grupos y corporaciones e impulsar las actividades económicas así como el desarrollo científico. Para lograrlo había que implementar una nueva administración y por ende nuevos funcionarios.
Las reformas borbónicas también incrementaron la eficiencia para recaudar los impuestos, lo cual dificulto valorar el crecimiento real de la economía en la larga duración.
LAS REFORMAS BORBÓNICAS
En España, después de la Guerra de Sucesión, asciende al trono la dinastía de los Borbones. Asesorados por consejeros seguidores del modelo administrativo francés, los reyes borbones se proponen reorganizar la estructura administrativa, fiscal y militar del Imperio español.
Aunque las reformas se iniciaron con Felipe V (1713-1746), se admite que solo a partir de Carlos III (1759-1788) se implantaron los cambios de mayor trascendencia. El conjunto de transformaciones político-administrativas llevadas a cabo por este monarca y su sucesor Carlos IV (1788-1808) generalmente se conoce como las Reformas Borbónicas. Inspirado en el absolutismo francés y sustentado en las ideas filosóficas del Despotismo Ilustrado, el nuevo ordenamiento del imperio apuntaba a mejorar el control hispánico de las colonias americanas, con el objetivo principal de mejorar las finanzas reales.
En Centroamérica, las reformas borbónicas se iniciaron tempranamente. Desde la primera mitad del siglo XVIII se llevaron a cabo importantes modificaciones político-administrativas en la Audiencia de Guatemala.
Algunos autores consideran que los cambios impulsados por la administración colonial en esta audiencia, durante la primera mitad de la centuria, tuvieron mayor trascendencia que las políticas reformistas de la segunda mitad del siglo.
Los intentos realizados por imponer la voluntad real y disputar el poder de la elite criolla se había iniciado tiempo atrás. De hecho, desde el siglo XVI habían estallado conflictos entre la burocracia colonial y la elite de encomenderos locales. Pero la verdadera pugna de intereses contrapuestos no se desarrolló sino hasta el siglo XVIII.
Un aspecto crucial del enfrentamiento entre criollos guatemaltecos y la administración borbónica fue la disputa en torno al denominado “corregimiento del Valle de la ciudad de Santiago de Guatemala”. Luego de varios intentos por asumir el control de este territorio, la Monarquía termino por imponerse en 1753, suprimiendo definitivamente este corregimiento, virtual dominio del cabildo de la ciudad capital.
Con la intención de promover el intercambio mercantil en Centroamérica y aumentar sus ingresos de plata, la Corona trato de incrementar la actividad minera en Honduras a partir de la década de 1720. La nueva concepción borbónica de la fiscalidad tenía como meta sustentarse en los impuestos sobre el comercio, por lo que se consideró esencial incrementar el circulante monetario. En 1724 se rebajó el impuesto del “Quinto Real”, de un 20% a un 10%. También se rebajó el precio del mercurio (monopolio del estado), metal indispensable para la separación de la plata del mineral bruto. A pesar de los esfuerzos de la Corona, las minas hondureñas tuvieron que enfrentar la escasez crónica de mano de obra indígena. Se aplicó entonces el sistema compulsivo de repartimiento de indios en las minas, lo que trajo un ligero repunte de la producción de plata en el segundo tercio del siglo XVIII, alcanzándose un punto máximo en 1739, con una acuñación de treinta y ocho mil marcos. Luego la producción decayó, estabilizándose en una media de catorce mil/quince mil marcos anuales. El aumento en la cantidad de plata acuñada también fue resultado de mejores facilidades para intercambiar el mineral bruto en las áreas mineras, lo que promovió mayor flujo de plata hacia las cajas reales. Pero el control de la Corona sobre la producción de dinero fue declinando a finales del siglo XVIII. Para estos años, la plata ya no seguía el camino de las arcas reales, sino que productores y aun funcionarios de las administraciones de Tegucigalpa y Comayagua (donde se concentraba la producción minera) participaban cada vez más en el contrabando con los asentamientos ingleses de la Mosquitia, Belice e isla de Jamaica.
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