La Agricultura en la Antigua Roma

La llamada Historia Antigua, es de alguna forma territorios con poblados diversos, los cuales se cohesionan muchas veces para continuar de esta manera la evolución constante de las civilizaciones que tendrán en este trabajo lugar en el mar Mediterráneo, es así que se apuesta en estos choques culturales, al crecimiento en cuanto al sincretismo que se fortalece en adquirir y transmitir no solo riquezas materiales, sino que además patrimonio cultural. Siendo estas capacidades las que identifican al hombre desde su ámbito primitivo.

La historia se conforma también de un sin número de actividades humanas realizadas que en su suma disponen de una cultura macro, dividiéndose así en lengua, religión, costumbres, arte, ciencias, pero en este trabajo en particular damos paso a conocer la agricultura, esta comprendida como un proceso donde la vida pastoril ya se había cambiado por la vida agrícola antes de la formación de los pueblos de la Italia, es decir, proceso entendido como un espacio que se revela desde el testimonio del paso de la choza básica propiedad del pastor a la estructura hogar, una evolución para la vida pública y privada del mundo rudimentario en disposición de la moral, así lo plantea Rosalía Rodríguez cuando plantea, “Esa trascendencia de la construcción romana del officium dignificaba al agricultor, al darle una dimensión espiritual y un lugar en la sociedad” (Rodríguez). Nos disponemos entonces a volver al tiempo donde la historia juega una suerte de lazos entre territorios donde el resultado era una mixtura de conocimientos, es decir, se conocen indudables relaciones que se exponen sobre todo en el ámbito del comercio, entre la Península Itálica entendida desde la antigüedad con las culturas Chinas y Egipcias, relación directa de instrumentos agrícolas, así se deviene algunas de las formas de trabajar con utensilios en variadas comunidades antiguas. En otro particular cabe destacar la conocida relación entre Griegos y Romanos, sin tener una certeza de que exista una copia exacta de los primeros en técnicas agrícolas, pero es preciso conocer que existe similitud en formas de arado, así como afinidad en el uso de cereales, de este además se desglosa que la equivalencia aumenta al ser igual la forma de preparación de frutos y alimentos. Siendo sin duda el mejor ejemplo de lo anteriormente dicho el empleo de la vid, el trigo y el olivo. Por tanto no se debe separar las costumbres conquistadas entre estos pueblos, más bien deben entenderse como una riqueza conjunta, así como es entendida la conformación del lenguaje.

Durante el periodo anterior a la abolición de la monarquía en Roma, la agricultura se entendió en la antigüedad como la repartición de tierras, dicha distribución fue un común entre los hogares teniendo presente la individualización del territorio, pero también la relación entre las familias para el suministro de productos, y aunque no es determinable en fecha exacta cuando fue puesta en marcha esta partición de suelo, solo es sabido que en la primitiva Constitución de Roma las familias poseían el mismo territorio que tendrían muchos años después los ciudadanos sujetos en dominio de propiedad privada. Con respecto a las familias es importante considerar que la clase rural o clase media rural eran mayoritariamente los terratenientes de las tierras agrícolas, por lo que cada familia tiene en su suelo además de trabajo, el recurso de producir sus propios alimentos.

Ahora bien, examinaremos los grandes propietarios, no existe número determinado de cuantos caballeros eran, pero están estos estipulados en la Constitución de Servio Tulio, dicho lo anterior es válido mencionar que la posesión territorial era de plena concordancia con el capital comercial en Roma, así es que el mundo rural antiguo presenta el hecho de la aristocracia agrícola consumada por los grandes propietarios. Hecha esta salvedad nos referimos ahora de manera puntual a los propietarios de las grandes extensiones de suelo, quienes fueron nombrados también con el concepto de padres (patres), ya que estos distribuyeron su territorio entre sus labradores, analogía realizada porque esta acción es como la de una entrega padre-hijo. Se parcelaba el terreno para el cultivo, pero este inquilino solo participaba de esta instancia mientras existiese agrado de parte del propietario, en concreto no existía acción jurídica que abalara al arrendatario, se infiere de este modo que podía ser expulsado de la propiedad siempre que el dueño así lo dispusiera. Así por ejemplo, tampoco existía un monto fijo a pagar, en otras palabras solo se trataba de acuerdos de palabra, acción que era validada por la moral y la religión siendo estas el cimiento de la clientela.

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