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La Celula


Enviado por   •  18 de Febrero de 2014  •  398 Palabras (2 Páginas)  •  216 Visitas

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Un día, algo extraño ocurrió en el ambiente de calma y tranquilidad del que

disfrutaba Celestina.

—¡Qué sueño! ¡Casi no puedo abrir los ojos! —exclamó Celestina. ....

—¡Uhmmm! ¡Qué calorcito más rico! Ya estaba harta de pasar tanto frío. Pero...

¿Dónde estoy? ¿Cuánto tiempo he estado durmiendo? —balbuceó sin apenas poder

moverse.

Al fondo, muy lejanas, como si procedieran de otro mundo, retumbaban unas voces:

—Tenemos que introducirla en un medio de cultivo para que se multiplique.

8Celestina, todavía medio dormida, intentaba reaccionar y comprender lo que le

estaba pasando:

—¡Ay! ¿Quién me pincha? —gritó mientras se veía transportada por el aire—.

Pero... ¿Adónde me llevan?

910De pronto, se sintió caer al vacío cada vez con más velocidad y, cuando pensaba

que iba a estrellarse, notó como se hundía en un líquido viscoso y rosado.

—Glú, glú, glú..., casi me ahogo —logró decir mientras intentaba mantenerse

a flote—. Bueno, la verdad es que aquí no se está tan mal, al menos se está

calentito.

Celestina comenzaba a tomar conciencia de su situación. Había pasado en poco

tiempo de un estado de hibernación, por efecto del nitrógeno que la había

mantenido durante mucho tiempo a -197º C, a disfrutar de una temperatura de

36º C.

—Además, está riquísimo este mejunje rosa... ¡y con el hambre que tengo!

—dijo mientras comía con las dos manos.

Las voces que en un principio había escuchado a lo lejos se iban aproximando:

—Está comenzando a reaccionar. ¡Mirad, va a empezar a multiplicarse!

11Celestina, como estaba muy a gusto, se había quedado adormilada después

de tanto ajetreo. Pero la tranquilidad no le duró mucho porque, al instante, comenzó

a notar como su cuerpo se estiraba cada vez más y parecía querer romperse en

dos, hasta que por fin lo consiguió.

12—¿Qué me ha pasado? —dijo mientras descubría frente a

ella a otra célula idéntica a sí misma. No daba crédito a lo

que estaba viendo. Sacudió la cabeza al tiempo que

decía:

—Y tú ¿quién eres?

—Creo que soy tu réplica —contestó la otra

célula un poco asustada por el tono con el que

Celestina le había hablado.

—¿Mi réplica? Uhmmm. ¡Así que eres mi clon...!

—apenas dijo estas palabras cuando Celestina

sintió de nuevo deseos de estirarse y dividirse—.

Me parece que voy a multiplicarme otra vez.

—¡No me digas! Pues a mí también me están

entrando ganas de nuevo. Algo extraño está

pasando. Creo que la culpa de todo la tiene este

líquido rosa —contestó Celestina.

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