La Civilizacion Maya
20 de Julio de 2013
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La civilización Maya
Mientras en Teotihuacan florecía en México central, se desarrollaba otra importante civilización. Los antiguos Mayas han sido considerados como la civilización precolombina más enigmática, desde que en la década de 1840 surgieron descripciones de sus ruinas en las selvas húmedas de Mesoamérica.
La civilización maya habitó una gran parte de esta región, encontrada en los territorios actuales de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y en el comprendido por cinco estados del sureste de México con una historia de aproximadamente 3000 años. Esta estuvo compuesta de diversas características propias que la sitúan entre las grandes civilizaciones de la historia de la humanidad.
Esta cultura sobresale por sus impresionantes construcciones, como las se pueden hallar en Palenque y Chichen Itzá, el desarrollo de un sistema de numeración vigesimal, su asombroso y exacto conocimiento del universo y los Astros y su sistema de escritura a partir de complicados jeroglíficos (muchos de ellos aún no se han llegado a traducir). Elementos todos ellos de una cultura que floreció en una naturaleza pródiga que impresionó a los antiguos y todavía hoy descubrimos y gozamos.
Régimen de propiedad y sucesiones Maya
Las autoridades indígenas de los pueblos consideraron que su territorio se extendía por bosques y montes, mas allá de las tierras ocupadas o cultivadas. Para el caso de los mayas fue precisamente el control de la tierra lo que fungió como factor determinante posibilitando el funcionamiento autónomo de las republicas de indígenas durante la mayor parte de la colonia. En un principio dos factores incidieron para que la mayor parte de la provincia quedaran bajo el usufructo de la sociedad maya:
I. La incapacidad de los españoles para enfrentarse a as condiciones del suelo y el clima para el fomento de la agricultura propia de su cultura.
II. La eficiencia de la organización productiva de los mayas como generadora de excedentes para el resto de la población.
Del estudio de las fuentes históricas se desprende que en el momento de la conquista regían varias formas de propiedad de la tierra, las cuales puede en ultima instancia agruparse en dos: colectivas y privadas. De propiedad y uso colectivos eran las tierras de los pueblos y de los barrios en que estos se dividían (parcialidades o calpules); por otro lado propiedades privadas serian las que correspondían al Estado, a ciertos grupos familia (linajes), a miembros de la nobleza por herencia, compra o dadiva de un gobernante; a ente rica, tal como mercaderes. Es probable que con el desarrollo de la sociedad y el incremento del comercio y de las guerras, la tenencia colectiva fuera paulatinamente sustituida por la privada.
Las habitaciones
Tanto por la información histórica como los resultados de las investigaciones arqueológicas, sabemos que existía una gran diferencia entre las habitaciones de la gente común y las de la clase dirigente. Dándole a la clase alta una preferencia en la manera en que estos convivían.
La gran mayoría de la población vivía en chozas generalmente compuestas de una sola pieza, con paredes de postes y enramadas amarrados con bejucos, revestidas o no con un aplanado de cal. Las habitaciones de los campesinos se agrupaban en aldeas y pueblos dispersos alrededor de los centros ceremoniales, urbanizados en mayor o menor grado.
En dicho centros, junto o a poca distancia de los edificios dedicados al culto, se agrupaban las moradas de los señores, sacerdotes, jefes militares, funcionarios de alto y medio nivel, mercaderes y probablemente artesanos profesionales. Sus habitación constituían lo que hoy llamamos palacios, es decir estructuras con muros de mampostería, bóvedas de piedra, pisos estucados y que se construían frecuentemente sobre plataformas. Estas se podían dar para una sola persona o para familias.
La tendencia de tierras Mayas
Sobre como se dividian las tierras Mayas encontramos opiniones de diferentes autores.
De Diego Landa por ejemplo se concreta a decir que: “Las tierras por ahora son de común. Y así el que primero las ocupe las posee”. Por su parte Lopex de Cogolludo se limita a reproducir de modo textual lo dicho por Gaspar Antonio Chi (de la nobleza maya) en su breve “relación” en la que dice que
Las tierras eran comunes y así entre los pueblos no había términos o mojones que las dividiesen, aunque si entre una provincia y otra, por cause de las guerras, salvo algunas hoyas para sembrar árboles fructíferos y tierras que hubiesen sido compradas por algún respecto de mejoría.
Basándose en estas citas, los escritores que vinieron luego se encargaron de difundir la idea de que los mayas solo habían tenido tierras de propiedad comunal; así Brinton, con toda su autoridad, nos dice que:
Entre los mayas no existió la propiedad de la tierra. Las tierras de los pueblos se repartían anualmente entre los miembros de la comunidad de acuerdo con sus necesidades, calculándose el consumo de cada adulto en unas 20 cargas de maíz por año.
Pero aun así, la administración de tierras se daba de carácter jerárquico. Los gobernantes supremos otorgaban tierras a sus súbditos, según el rango social y división del trabajo. Se otorgaban parcelas de terreno cultivable por una familia para su subsistencia, para pagar tributo y para comercio en una extensión que llenara la capacidad de producción para cubrir los requisitos antes expuestos.
No se debe confundir bajo ningún motivo con un sistema comunal, ya que la tierra pertenecía al ahau, que la podía retirar en cualquier momento y utilizarla para sus propios fines como una propiedad personal más que como propiedad de la ciudad-Estado maya que gobernara.
Podemos decir que el concepto de propiedad presentaba diversas modalidades, según el tipo de agrupación o entidad a que correspondiera; una revisión de tales entidades nos revela la existencia de las que siguen.
• Tierras del Estado o Provincia
• Tierras del pueblo
• Tierras de Parcialidad
• Tierras del linaje
• Tierras de la nobleza
• Tierras particulares.
Las sucesiones
Los mayas ignoraban a las hijas mujeres en el momento que se iba a dividir la herencia, dividiéndola solo entre los hermanos de estas. Si acaso llegaban a recibir algo vendría a ser por voluntad propia del hermano. Esta se dividía equitativamente entre los hermanos, a no ser que uno haya contribuido una mayor parte a la acumulación de la herencia, recibiría de acuerdo a su esfuerzo.
Si en el matrimonio no existía hijo varón, esta se le daba a los hermanos del padre o al familiar mas cercano. En el caso de que los hijos no tengan la edad suficiente para recibir la herencia, esta se le daba a un tutor que venia siendo el familiar mas cercano de los hijos. El tutor quedaba con la obligación de proporcionarle a la madre los recursos necesarios para cuidar de sus hijos, por que no acostumbran a dejarle el poder a la madre y usualmente les quitaban a los hijos, sobre todo si los tutores eran hermanos del padre.
Cuando los herederos llegaban a la edad necesaria para recibir su herencia, el tutor debía entregarles todo lo que a estos le pertenecía, de no hacerlo de esto se originaban numerosas peleas y contiendas. Al momento de entregarles la herencia se llamaban a principales que actuaran como testigos y solo se le descontaba lo que habían entregado para criarlos.
Distribución de los bienes
En lo que se refiere a la obtención de productos agrícolas, la mayor parte de los excedentes se canalizaba a través del tributo hacia la clase dirigente, quedando para el productor exclusivamente lo indispensable para su propio sostenimiento y el de su familia; además, los cronistas mencionan que el campesino, aparte de cultivar las tierras comunales, tenia que trabajar en la de los señores.
Con estos excedentes, el campesino no solo sostenía a señores y sacerdotes, sino también a los funcionarios de las complejas jerarquías civil, religiosa y militar, a los mercaderes profesionales, a los artesanos que suministraban artículos para el comercio y al sector de la población ocupado en la construcción de los centros ceremoniales. Debe añadirse que la clase dirigente no solo se apropiaba de una gran parte de la producción agrícola, sino que el tributo se imponía sobre todos los bienes producidos a través de la caza, pesca, recolección, domesticación y trabajo artesanal.
Pese a las evidencias históricas y arqueológicas, varios investigadores formulan que la sociedad Maya no era clasicista; afirmaron que todas las capas de la población gozaban de un nivel de vida mas o menos igual y que todos podían acceder al poder
Conclusión
Después de leer los diferentes textos y opiniones de diversos autores, pude concluir que existía una jerarquía en el régimen de propiedad de la civilización Maya. Aun cuando se le otorgaban tierras a todos, estas se daban por el rango social en el que pertenecía y el trabajo que este realizaba.
Esta explicación no se debe confundir estableciendo a esta civilización con un sistema comunal, ya que las tierras pertenecían al Ahau – clase gobernante – y este podía despojar y otorgar tierras a su gusto. Por otro lado, las sucesiones Mayas - al igual que muchas antiguas culturas – ignoraban a la hija o mujer en el momento
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