La Educacion En El Mexico Prehispanico

La educación, en la antigüedad como en el presente, desempeñaba el papel de preparar a la niñez y a la juventud para los distintos oficios que requería la sociedad: labradores, guerreros, sacerdotes y jefes. A las mujeres se les enseñaban las tareas domesticas, sus futuras obligaciones como esposas.

En las culturas prehispánicas, los primeros años del niño, aprendía a llevar agua, recoger granos de maíz desparramados por el suelo y acompañaba a su padre al mercado. La niña, aprendía de su madre los quehaceres del hogar como cocinar o hilar.

A los 15 años los jóvenes entraban en la escuela, de las que existían dos tipos la “Tepochcalli”: era donde los hijos de los barrios aprendían las artes y los oficios así como el manejo de las armas, también la obediencia a las normas religiosas y a las tradiciones. Cuando alcanzaban el estatus de “telpopochtin”, jóvenes, servían como escuderos a guerreros experimentados hasta que ellos mismos comenzaban a pelear. Al cumplir los 20 años de edad era común que los jóvenes se casaran y se convirtieran en jefes de familia.

El otro tipo de escuela era llamado “Calmécac”, donde los hijos de los nobles se instruían en los deberes sacerdotales, del gobierno y de la guerra, además promovía el trabajo intelectual: ciencia, lectura y escritura, adivinación, poesía e historia.

Otra posibilidad para los jóvenes de ganar un lugar en la sociedad estaba en el oficio artesanal y en el comercio. Se iniciaban ayudando a los mercaderes experimentados a lo largo de las rutas comerciales, gracias a su éxito económico y al fervor religioso llegaban a convertirse en “Pochtecatlatoque”, que significa señor de mercaderes.

En el Calmecacse preparaba a los futuros sacerdotes y gobernantes. Los alumnos estudiaban lectura, escritura, historia, matemáticas y el movimiento de los astros.

El Telpochcalli era la escuela donde los guerreros viejos preparaban a los jóvenes para la guerra. Los alumnos reparaban canales, cultivaban en común las tierras y hacían trabajos en beneficio del pueblo; además aprendían la religión y otros oficios

En la casa se criaba a los hijos con disciplina estricta. El padre instruía a sus hijos desde edad muy temprana con consejos como los siguientes: “Ama, agradece, respeta, teme, ve con temor, obedece, haz lo que quiere el corazón de la madre, del padre, porque es su don, porque es su merecimiento… porque a ellos les corresponde el servicio, la obediencia, el respeto”, “no te rías, no te burles, no hagas bromas del anciano o de la anciana o del enfermo, del de boca torcida, del ciego…”, “si te burlas de la gente, no saldrías humano…”

La madre enseñaba a sus hijas la forma correcta de hablar, de caminar, de mirar y de arreglarse. Entre los indígenas había una vigilancia muy estricta de la castidad; las relaciones fuera del matrimonio se sancionaban severamente. Una

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